El Tram cumple diez años pero sus líneas siguen separadas

Hay relaciones que no empiezan con buen pie pero que mejoran con el tiempo, como la de Barcelona y el tranvía, que este jueves celebran su décimo aniversario juntos. Los accidentes de 2004 han quedado atrás y ya ha transportado a 200 millones de viajeros. Sin embargo, todavía no se han unido las dos líneas.

"Es clave para consolidar la red y permitiría doblar el número de pasajeros, hasta los 53 millones anuales, pero el ayuntamiento no está por la labor", afirma en declaraciones a 20minutos el director general del Tram, Javier Vizcaíno. Así, se atendería una demanda insuficiente para el metro (más caro de construir) y se ofrecería una velocidad comercial muy superior a la de los autobuses (18,5 km/h frente a los 12 de los vehículos de la red ortogonal), atractiva para los habitantes de poblaciones vecinas.

"El alcalde debería dejar de hacer la zancadilla al tranvía y unir los dos extremos, dejar de hacer obras faraónicas y hacer obras razonables", añadió Pau Noy, vocal de Promoció per al Transport Públic (PTP) y presidente de la entidad cuando se inauguró el tranvía. Cita un estudio de la AMB que apunta a que en dos años se recuperaría la inversión que supondría.

"Cuesta mucho más hacer un kilómetro de la L9 que unir las dos líneas, separadas por 3,8 kilómetros", asegura Vizcaíno, quien recuerda que la consulta sobre la Diagonal no rechazó el tranvía sino los proyectos planteados. Además, aseguró que la reforma de la Diagonal "permite implantar el tranvía a posteriori perfectamente".

Noy va un poco más allá y también pide alargar la T4, que termina en la Ciutadella, hacia el Arc de Triomf y de ahí a la plaza Catalunya, "el gran intercambiador de la ciudad". A largo plazo, la PTP también defiende prolongar las distintas líneas de este medio de transporte sostenible. "Barcelona incumple los límites de partículas en suspensión y después de lo de París, seguro que empezarán las sanciones", vaticinó Vizcaíno.

El tranvía es el medio de transporte mejor valorado por los barceloneses, que lo puntúan con un 7,5 sobre 10, según las encuestas que realiza la Autoritat del Transport Metropolità (ATM).

Valoran su accesibilidad, su velocidad y su confort y los usuarios se han acostumbrado a validar los billetes al entrar, es más fácil colarse que en el bus, aunque Vizcaíno cree que se debe a una cuestión cultural y económica, como el incivismo. El número de viajeros anuales ha ido aumentando desde 2004 y actualmente registra 25 millones.