La 'Ruta del Silencio' por los paisajes más increíbles de Teruel

Pueblo de Villarluengo, en Teruel.
Pueblo de Villarluengo, en Teruel.
Daria Maksimova
Pueblo de Villarluengo, en Teruel.

La Comarca de Andorra Sierra de Arcos y la Comarca del Maestrazgo comparten el trazado de la carretera A-1702, una carretera que, en sí misma, ya es un atractivo turístico. En apenas 63 kilómetros, su serpenteante trazado recorre algunos de los paisajes más bonitos y agrestes de la provincia de Teruel, da acceso a espacios naturales y patrimoniales increíbles, discurre por pueblos de dilatada historia y es necesario saborearla con calma. El paisaje durante esta ruta es de los que corta la respiración. Hasta aquí no se viene a hablar, pero sí a mirar. Entre curvas y barrancos existen pueblos y rincones repletos de historias. Estos son los puntos claves de la ruta (thesilentroute.com).

La A-1702 es una espectacular carretera panorámica que nos permitirá disfrutar de sensacionales vistas y tesoros naturales

CANTAVIEJA

Este viaje comienza en Cantavieja, centro neurálgico del Maestrazo turolense, en el límite con Castellón, asentada sobre un peñón calizo a 1.300 metros de altitud. Merece la pena callejear para descubrir rincones llenos de encanto, como su plaza porticada, y monumentos como la iglesia de la Asunción, del siglo XVIII, de la que su arquitecto dijo que no había ninguna igual en Roma. Desde sus miradores podemos contemplar la imponente silueta de Muela Monchén. En sus inmediaciones, el puerto del Cuarto Pelado, que se eleva a 1.670 metros de altura entre pinares y es, en realidad, el punto de inicio oficial de esta ruta.

Vista panorámica del río Pitarque desde el pueblo de Villarluengo.
Vista panorámica del río Pitarque desde el pueblo de Villarluengo.
Carlos Puértolas

CAÑADA DE BENATANCUZ

Fundado durante la época de dominio árabe, este pueblo, situado a 1.400 metros de altitud, es el de mayor elevación de todo el Maestrazgo. Está formado por distintos barrios, como Monjuí, en equilibrio sobre un espolón rocoso, y La Villa, donde se alzan los principales monumentos. Para obtener las mejores vistas de la localidad sobre el barranco tendremos que dirigirnos a la ermita de San Cristóbal. Bajando desde la villa nos sorprenderán los estrechos del río Cañada. En cada curva de la carretera encontraremos precipicios sobre los que tendremos que intentar avistar el cauce de este río cuyas aguas han ido horadando un profundo cañón.

VILLARLUENGO

“Entre montañas bravías que quieren tocar el cielo se destaca la silueta de Villarluengo”. Así reza una copla que nos invita a descubrir este pueblo que, emplazado en la falda de la montaña del Monte Santo, sobre un espolón de rocas calcáreas, a unos 1.130 metros de altitud, se asoma a las gargantas del río Cañada. En sus inmediaciones aparece, solitaria, la Torre Gorgue, construida entre los siglos XIV y XV sobre una pequeña loma para vigilar los caminos. Mide diez metros de alto y está realizada en sillares calizos de color claro, con vanos y almenas en las esquinas y mampostería de arenisca de tonos ocres.

Nacimiento del río Pitarque.
Nacimiento del río Pitarque.
ESTHER PB

PITARQUE

Un lavadero, una fuente, un horno, una herrería… A los pies de la sierra de la Cañada, el casco urbano de este coqueto pueblo invita a recorrerlo despacio. Bellos ejemplos de arquitectura popular (adobe, tapial y madera) se suceden entre algún que otro monumento, como la iglesia neoclásica de Santa María la Mayor. Pero su mayor atractivo reside fuera. Un sendero nos llevará hasta el nacimiento del río Pitarque, afluente del Guadalope, cuyas aguas cristalinas brotan a través de “dos ojos”, que no son otra cosa que huecos en la roca cárstica. Está declarado Monumento Natural.

Los Órganos de Montoro.
Los Órganos de Montoro.
Daria Maksimova

ÓRGANOS DE MONTORO

En la carretera que va de Villarluengo a Ejulve, llamará nuestra atención otro espectacular Monumento Natural, los Órganos de Montoro. Todo un capricho geológico formado por agujas calcáreas de más de 200 metros de altura que han sido modeladas por la acción del agua, el hielo, el viento y la erosión fluvial. No resulta difícil averiguar el por qué de su nombre: su aspecto recuerda a los tubos de un órgano. Situada al cobijo de los riscos, la pequeña pedanía de Montoro de Mezquita cuenta con otro tesoro más en sus alrededores: el estrecho de Valloré, un inmenso cortado bañado por el río Guadalope, que se puede recorrer a través de pasarelas.

EJULVE

Sobre una colina en la cabecera del río Guadalopillo, a los pies de la sierra de Majalinos, emerge este pueblo de calles enrevesadas con un casco urbano en el que destacan sus casonas renacentistas, la iglesia de Santa María la Mayor, del siglo XVI, y una torre defensiva. Pero lo mejor es el paisaje que lo rodea, con sitios únicos como la cueva del Recuenco, perfecta para iniciarse en espeleología, o La Caleja del Huergo, un estrecho congosto al que se accede por un sencillo sendero. Hay que visitar también el Espacio de Interpretación del Territorio Masías de Ejulve, para después iniciar un recorrido a través de antiguos caminos recuperados.

Fuente tradicional y lavadero público en Villarluengo.
Fuente tradicional y lavadero público típico del Maestrazgo.
Carlos Puértolas

GARGALLO

Asentada sobre la ladera de una colina, en el piedemonte de la sierra de San Just, Gargallo es una pequeña localidad que atesora en su entorno parajes naturales muy poco conocidos. Siguiendo el cauce del Escuriza, en dirección a Crivillén, llegaremos a una garganta a través de la que discurre el río formando unas pozas conocidas como Las Calderas, desde las que se llega hasta el Molino Bajo, que aún se conserva en pie. Si nos quedamos en el pueblo, disfrutaremos de su arquitectura popular, con los característicos arcos de medio punto, escudos y detalles de carpintería en vanos y balcones.

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