La Gran Ruta de las Aldeas Históricas de Portugal: casi 600 km por 12 pueblos cercanos a España

Sortelha, Portugal
Sortelha, Portugal
Luis Pedro Duarte da Fonseca (istock)
Sortelha, Portugal

En mitad de increíbles senderos naturales y con una importante historia detrás, las aldeas históricas de Portugal son uno de los principales reclamos turísticos del país luso. Ubicadas en la zona centro, en sus tierras se vivieron batallas y luchas para crear las fronteras que conocemos hoy en día. 

Son un total de 12 aldeas en las que perdura todavía la esencia medieval de antaño. Además, nacieron alrededor de imponentes castillos, y sus capillas e iglesias, junto con la tradición y sus leyendas, terminan por completar los encantos de estas villas. Se distribuyen a lo largo de las comarcas de Guarda y Castelo Branco y son: Belmonte, Sortelha, Castelo Mendo, Almeida, Castelo Rodrigo, Marialva, Trancoso, Linhares da Beira, Piódão, Castelo Novo, Idanha a Velha y Monsanto. 

Una ruta de casi 600 kilómetros

Son muchos los aventureros que se han lanzado a visitar algunos de estos pueblos, pero cabe destacar que existe un itinerario para verlos todos en un solo viaje. Se trata de la conocida como la Gran Ruta de las Aldeas Históricas de Portugal o la GR22. Este es un recorrido circular de cerca de 600 kilómetros que une todas las aldeas. Se realiza a través de diferentes etapas y se puede hacer a pie o en bicicleta. 

Su punto de partida es en la aldea de Belmonte y a través de todo el itinerario se podrá admirar la monumentalidad cultural de la zona y recorrer algunos de los más bellos parques naturales de Portugal, clasificados como Patrimonio Mundial de la UNESCO: Parque Natural del Duero Internacional y Parque Arqueológico de Vale do Côa, el Parque Natural del Tajo Internacional y el Parque Natural de Sierra da Estrela. Además, la ruta ha sido catalogada con el sello Leading Quality Trails – Best of Europe, atribuido por European Ramblers Association, una certificación que destaca los mejores destinos de senderos en Europa. 

1) Belmonte

Castillo de Belmonte, Portugal
Castillo de Belmonte, Portugal
Getty Images/iStockphoto

El primer pueblo de la ruta y punto de partida corresponde a Belmonte, una localidad dominada por su antiguo castillo. Tiene una gran influencia de la familia Cabral, pues entre sus calles nació Pedro Álvares Cabral, uno de los navegantes más ilustres de Portugal y que en el año 1500 conquistó Brasil. Igualmente, alberga un importante legado judío, ya que tras su expulsión en 1492 por los Reyes Católicos muchos de ellos se instalaron en esta villa. 

Como telón de fondo tiene a la espectacular sierra da Estrela, un paisaje natural que contrasta a la perfección con la fisionomía medieval de la zona. Cruzando este entorno y en un camino de 18 kilómetros se llegará a la siguiente aldea: Sortelha. 

2) Sortelha

Sortelha, Portugal
Sortelha, Portugal
Getty Images/iStockphoto

La aldea de Sortelha es una de las que mejor ha preservado su aspecto medieval. Amurallada y con un castillo del siglo XIII, ofrece un paseo de lo más apacible entre sus calles empedradas. A través de ellas se puede descubrir el caserío apiñado en torno a dos plazas, la del Corro y la del Pelourinho, y dos arterias (rua Direita y rua da Fonte), que comunican la Porta da Vila con la Porta Nova. Cuenta también con una picota manuelina y una iglesia del siglo XVI. Siguiendo el itinerario, el siguiente pueblo es Castelo Mendo, al cual se llega tras completar una etapa de 80 kilómetros. 

3) Castelo Mendo

Castelo Mendo, Portugal
Castelo Mendo, Portugal
Kevin George (istock)

Castelo Mendo se encuentra a tan solo 10 kilómetros de la frontera con España. Da la bienvenida al viajero a la Beira portuguesa y sus casas se sitúan sobre lo alto de un cerro. Cuenta con un recinto amurallado con seis accesos y sus calles estrechas conducen a puntos como la plaza de San Vicente y la del Pelourinho, la Casa da Cámara o Ayuntamiento, la iglesia de San Vicente o la Porta dos Berroes. 

Su entorno natural constituye un lugar de pastos y cultivos, y al son del río Côa y un sendero de algo más de 18 kilómetros se llegará a la siguiente villa: Almeida

4) Almeida

Esta aldea se caracteriza por estar dentro de un recinto amurallado en forma de estrella de 12 puntas. Con cerca de tres kilómetros de murallas, fosos insuperables y baterías de cañones, la villa presenta el poder de la ingeniera militar de los siglos XVII y XVIII. Esto la convirtió en una de las mayores plazas fuertes de Portugal frente a España y también frente a las tropas napoleónicas en el siglo XIX.

De su muralla, aún quedan estructuras militares, transformas hoy en edificios administrativos y culturales como la Casa de los Gobernadores, el antiguo cuartel de Artillería, el de Caballería o el de Infantería. Una vez vista la villa, el siguiente destino es el pueblo de Castelo Rodrigo, después de un camino de más de 36 kilómetros.

5) Castelo Rodrigo

Castelo Rodrigo, Portugal
Castelo Rodrigo, Portugal
Getty Images/iStockphoto

Esta villa amurallada fue levantada por el rey Alfonso IX durante la reconquista. Ubicada en el valle del río Côa, su trazado medieval ha llegado hasta nuestros días a pesar de las disputas entre Portugal y los reinos de León y después de Castilla. En lo más alto del pueblo se pueden encontrar las ruinas del palacio de Cristóbal Moura, incendiado en 1640. 

Sus empedradas calles llevarán al viajero hasta lugares como el pozo-cisterna, la torre del Reloj, la iglesia y convento de Santa María de Aguiar, y la iglesia de Nossa Senhora do Rocamador. Por otro lado, siguiendo la ruta se llegará hasta el pueblo de Marialva tras un camino de más de 40 kilómetros. 

6) Marialva

Marialva, Portugal
Marialva, Portugal
Getty Images/iStockphoto

Marialva es una de las aldeas que mejor ha conservado su arquitectura medieval y se caracteriza por albergar hasta tres núcleos distintos. El primero corresponde a la Ciudadela, en el interior del castillo y ahora despoblada: el segundo es el Arrabalde, una prolongación de la villa más allá de las murallas; y por último, la Devesa, que se extiende por la llanura hasta la ribera del río Marialva y se asienta sobre la antigua ciudad romana. 

Este conjunto urbano compone todo un viaje a través de las diferentes épocas por las que ha pasado la villa, dando al viajero una experiencia única. Así, pasando por Marialva se llega hasta Trancoso por una etapa de casi 30 kilómetros. 

7) Trancoso

Calles de Trancoso, Portugal
Calles de Trancoso, Portugal
Getty Images/iStockphoto

En lo alto de un altiplano, las vistas del valle del Duero y la sierra da Estrela que ofrece Trancoso son inmejorables. Se trata de un pueblo de gran importancia militar al que los reyes portugueses dotaron de las estructuras más imponentes. Su recinto amurallado cuenta con tres puertas de entrada, pero lo que más destaca es su impresionante castillo, con hasta 15 torres. 

También tuvo gran influencia judía, aunque estos tuvieron que declararse conversos para sobrevivir a la inquisición portuguesa. De aquella época queda la Casa del Gato Preto, que alojó la sinagoga. Caben destacar también la Iglesia de San Pedro y el Pelourinho, del siglo XVI coronado por una jaula esculpida en la misma piedra de la columna. Por otro lado, y siguiendo la ruta de aldeas históricas, el próximo destino es Linhares da Beira, al que se llegará tras completar un camino de 44 kilómetros. 

8) Linhares da Beira

Linhares da Beira, Portugal
Linhares da Beira, Portugal
Getty Images/iStockphoto

El castillo de Linhares da Beira es considerado uno de los castillos góticos más importantes de la Beira interior. De origen probablemente morisco, ofrece desde sus torres unas maravillosas vistas del entorno. Además, su plaza de armas y las antiguas cisternas son capaces de trasladar al visitante a su periodo de máximo esplendor. Bajo la fortaleza se extiende el núcleo urbano, donde la tranquilidad de sus calles ofrecen un paseo de lo más placentero. Sin embargo, para llegar al próximo destino se deberán ahorrar fuerzas, pues habrá que realizar una etapa de 84 kilómetros hasta Piódão.

9) Piódão

Piódão, Portugal
Piódão, Portugal
Getty Images/iStockphoto

Enclavado en la Serra do Açôr, Piódão es la única aldea histórica que carece de castillo y murallas. Esto se debe a su increíble localización, pues sus casas se encuentran apiñadas en la propia pendiente de la montaña creando una verdadera fortaleza natural. Sus calles empinadas conducen a lugares como la blanca Iglesia Matriz o la capilla de San Pedro. Por otro lado, la ruta sigue hasta el pueblo de Castelo Novo, al que se llega siguiendo un camino de más de 80 kilómetros.

10) Castelo Novo

Plaza del Ayuntamiento en Castelo Novo.
Plaza del Ayuntamiento en Castelo Novo.
rfranca / iStock

La Sierra de Gardunha es la encargada de acoger el precioso pueblo de Castelo Novo. Esta localidad destaca por sus casas señoriales y los restos de su castillo, construido en el siglo XII. Aparte de la fortaleza, es recomendable visitar también el edificio medieval de los Paços do Concelho, en el Largo da Bica. Este lugar presenta varios elementos curiosos, principalmente una fuente barroca del siglo XVIII adosada a la fachada de granito, coronada con las armas del rey D. João V.

El siguiente pueblo corresponde a Idanha a Velha, al cual se llega tras finalizar un recorrido de 45 kilómetros. 

11) Indanha a Velha

Idanha a Velha, Portugal
Idanha a Velha, Portugal
Luis Pedrosa (istock)

Declarada Monumento Nacional, esta villa se levantó sobre los restos de una ciudad romana, aunque el paso de las civilizaciones visigoda y musulmana también dejó huella. Lo mejor de esta ciudad es que conserva vestigios de todas aquellas florecientes épocas. Además, entre los lugares más destacados podemos encontrar el Archivo Epigráfico, que posee una colección magnífica de losas con grabados, las ruinas de una casa noble romana que ahora puede visitarse, las piscinas bautismales de la época sueva (siglo VI) y la Iglesia Matriz (siglos XVII-XVIII). 

En cuanto a la ruta, el próximo y último pueblo es Monsanto que se encuentra a una distancia de 11 kilómetros. 

12) Monsanto

Monsanto, Portugal.

La aldea de Monsanto se alza imponente en las llanuras de la Beira interior, entre las faldas de la sierra de la Garduña y el río Ponsul. Y en ese paisaje natural tan espectacular, se extiende el entramado del pueblo, en el que varias casas han aprovechado las grandes piedras de granito del lugar para usarlas como sus propias paredes. Incluso hay viviendas que utilizan un bloque de piedra como tejado, dando la sensación de que van a ser aplastadas en cualquier momento.

Además de esas construcciones tan singulares, caminando por el pueblo nos toparemos con palacetes con blasones y portales manuelinos e interesantes construcciones como la Torre de Lucano, del siglo XIV. Esta villa es la última de la ruta de las aldeas históricas, que se completaría con las etapas desde Monsanto hasta Sortelha (78 kilómetros) y desde Sortelha hasta Belmonte (40 kilómetros). 

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