El Cañón del Río Lobos: ruta por uno de los paisajes más impresionantes de España

Este cañón compartido por Burgos y Soria alberga una magnífica reserva natural con espectaculares paisajes cársticos esculpidos a lo largo del tiempo por las aguas del río
Parque Natural del Cañón del Río Lobos.
Parque Natural del Cañón del Río Lobos.
Getty Images/iStockphoto
Parque Natural del Cañón del Río Lobos.

Es el otoño idóneo para disfrutar de las rutas de senderismo que transcurren entre arboleda siempreverde mezclada con chopos de hoja caduca. Así veremos ahora el Cañón del Río Lobos, aunque la primavera tampoco lo desmerece ya que esta zona de España es realmente única. Son su vegetación variada y frondosa, la altura de sus peñascos calizos y la erosión y disolución de los mismos por el agua del río y el viento quienes con el paso del tiempo han forjado un entorno único y cárstico, singular enclave biogeográfico de incalculable valor paisajístico y medioambiental.

El paso del tiempo ha forjado aquí un singular enclave biogeográfico de incalculable valor paisajístico y medioambiental

Fue uno de los primeros Parques protegidos de Castilla y León, que abarca la extensa zona alrededor del Río Lobos y sus 25 kilómetros de cañón encajonado entre Burgos y Soria. Los más entendidos no reparan en calificarlo como uno de los paisajes más impresionantes de la Península Ibérica. Entre su múltiple y variada arboleda destaca la sabina albar o “enebra”, que en Soria presume de ser la mejor conservada, el pino y las encinas, los quejigos y chopos que en otoño contrastan con el verde perenne. El aroma viene de serie gracias al tomillo o el espliego.

Buitre sobrevolando el cañón.
Buitre sobrevolando el cañón.
Carla Royo-Villanova

Fauna y cuevas

Refugio también para una variada vida silvestre que incluye desde corzo y jabalí, conejos, tejones, comadrejas y ardillas hasta nutrias y murciélagos. Es zona repleta de aves como el águila real, la perdicera, la culebrera, también halcones, milanos, búhos o mochuelos, aunque son los buitres leonados los más visibles y reyes indiscutibles del cañón.

Este lugar es refugio de una variada vida silvestre donde los buitres leonados son los más visibles y reyes indiscutibles del cañón

El desgaste erosivo de las paredes del cañón, que alcanzan hasta los cien metros de altura, ha creado imponentes formaciones, esculturas de la naturaleza, pero también grutas en tiempo habitadas por artistas que en ellas dejaron sus pinturas, hoy rupestres. Las cuevas de la Galiana Alta y Baja, la cueva Conejos o la gran cueva junto a la ermita de San Bartolomé son testimonio de un tiempo, allá por la Edad de Bronce, cuando los moradores de estos lares se comunicaban con símbolos mediante los cuales indicaban paradas o se daban señales de avisos. Los signos encontrados son sencillos y esquemáticos, pero dan fe de la presencia humana en este rincón escondido. Para adentrarse en las Cuevas Galianas hay que hacerlo con guías profesionales que ofrecen recorridos sencillos y otros para deportistas más entrenados en la espeleología; en cualquier caso, una aventura sorprendente por las tripas de la tierra.

Sendero entre cuevas y rocas.
Sendero entre cuevas y rocas.
Carla Royo-Villanova

Plan con niños

Hay varias rutas bien indicadas en el centro de interpretación situado en La Casa del Parque, en Ucero. Un soberbio edificio de tres plantas que antaño fue fábrica de papel. Además de información y mapas, hay aulas temáticas y exposiciones. En fechas de mucha afluencia también se ofrece información en las casetas de entrada a los aparcamientos.

La ruta más sencilla y una de las más espectaculares, ideal para hacer en familia o con niños pequeños, es la que tiene su entrada por Ucero

La ruta más sencilla y una de las más espectaculares, ideal para hacer en familia o con niños pequeños, es la que tiene su entrada por Ucero. Desde el parking de Valdecea, apenas a un kilómetro sin dificultad alguna, pero de gran belleza natural, se llega a la Ermita de San Bartolomé. Fue levantada por los Templarios en el siglo XIII, atendiendo a simbologías numéricas propias del Temple.

Ermita de San Bartolomé.
Ermita de San Bartolomé.
Lagui

El rosetón de la ermita

Especialmente curioso es el rosetón de la fachada, cuyo diseño muestra cinco corazones que al entrelazarse dibujan una estrella de cinco puntas a modo de pentagrama invertido o pentalfa por contener cinco veces la letra A. El pentagrama resulta ser uno de los símbolos más antiguos de la humanidad, al que, según las épocas y civilizaciones, se le daban diferentes significados. Si para los celtas era el pie de la bruja, para los primeros cristianos significaba las cinco heridas de Cristo, y después fue amuleto protector.

El rosetón de San Bartolomé tiene el eje principal invertido, lo que para algunos implica cierto ocultismo demoniaco

El de San Bartolomé tiene el ángulo agudo principal hacia abajo, o lo que es lo mismo, el eje principal invertido; este detalle para algunos supone cierto ocultismo demoniaco, para otros representa al hombre alejándose de lo material para llegar al Cielo y otros prefieren la leyenda de que fue el propio Cristo Brujo de los Templarios quien les pidió que colocaran la estrella invertida para protegerse del demonio. Sea lo que fuere, el rosetón atrae el ojo por su compleja simplicidad y por ser el único elemento decorativo de la fachada junto con la puerta.

El sol que entra por este rosetón durante el solsticio de invierno, entre el 20 y 23 de diciembre, ilumina la losa con la Cruz del Temple que hay en el suelo de la iglesia, otra curiosidad que vincula a los templarios, conocedores de antiguas civilizaciones como la de los romanos, que también hacían coincidir iluminaciones naturales de sus templos con fechas señaladas. La Cruz del Temple se ilumina en vísperas al nacimiento de Jesús.

Entrada a la cueva con San Bartolomé al fondo.
Entrada a la cueva con San Bartolomé al fondo.
Carla Royo-Villanova

Más misterios

Otro misterio que ha vuelto locos a los estudiosos de la Orden del Temple es porque ellos, que conocían como nadie el secreto de la equidistancia, construyeron esta pequeña ermita justo en el mismo centro entre los dos cabos más externos de la Península: Touriñán y Creus. Muy cerca de la ermita se encuentran las ruinas de un gran convento templario, por lo que todo indica que dominaron el Cañón del Río Lobos.

La pequeña ermita está justo en el mismo centro entre los dos cabos más externos de la Península: Touriñán y Creus

Otra curiosidad es que la puesta de sol de los días 7 y 8 de noviembre coincide con la alineación de la ermita y la sombra que proyecta señala la gran cueva situada a escasos metros. Pocos dudan de que es un lugar telúrico y espiritual muy fuerte desde hace más de diez mil años. En cualquier caso, leyenda, realidad o casualidad, San Bartolomé de Ucero es una obra maestra del Temple con muchas otras curiosidades como el tabot del Arca de la Alianza que se encuentra tallado en uno de sus capiteles.

Paisaje de otoño desde el mirador de la Galiana.
Paisaje de otoño desde el mirador de la Galiana.
Carla Royo-Villanova

Rutas, frailes y colmenas

La ruta por el cañón desde esta entrada al Parque Natural es bastante sencilla. Fundamental entrar en la cueva antes de continuar caminando por el cañón para dejarse hipnotizar por los farallones y altísimas paredes y peñones, hogar de los buitres leonados que sobrevuelan acompañando el paseo. En el mismo sendero pueden verse las colmenas que los frailes construyeron para obtener miel. Las hacían dentro de los huecos de troncos secos que tapaban con piedras; las abejas podían entrar y salir por los recovecos. Se encuentran señalizadas, así que muy despistado hay que caminar para no verlas. El paseo se alarga hasta culminar los 25 kilómetros de cañón o cada cual que dé la vuelta cuando lo crea oportuno.

En el Parque Natural del Río Lobos hay hasta quince rutas bien señalizadas y de diferentes niveles de dificultad

Además del acceso por Ucero, aparcamiento de Valdecea, hay otras dos entradas al Cañón, desde Hontoria del Pinar en Burgos, que nos deja en la parte más alta del Parque, y por el Puente de los Siete Ojos en Soria. En todas hay fuentes de agua potable. En el Parque Natural del Río Lobos hay hasta quince rutas bien señalizadas y de diferentes niveles de dificultad, desde su parte de sierra hasta el balconcillo de la ermita, fabulosas rutas para admirar un paisaje inigualable en cualquier época del año.

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