Descubre la ciudad medieval fortificada intacta más grande de Europa

Y no solo es la mejor conservada, también la más grande. Está muy cerca de España y su visita en un auténtico viaje a la Edad Media
Vista de la ciudad medieval de Carcasona.
Vista de la ciudad medieval de Carcasona.
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Vista de la ciudad medieval de Carcasona.

Carcasona, o Carcassonne en francés, es uno de los lugares más fascinantes de Francia. No solo se trata de una auténtica ciudad medieval en la que todo, absolutamente todo, está perfectamente integrado y conservado. También porque es la ciudad medieval más amplia.

Conocida como La Cité, esta completa ciudad medieval queda separada del resto de Carcasona, uno de los motivos por los que es tan auténtica y nada desentona.

Conocida como La Cité, esta completa ciudad medieval queda separada del resto de Carcasona

Un total de 52 torres logran que la ciudad se distinga desde la distancia y que cuando estés allí te sientas como en el decorado ideal de un cuento. Eso sí, para entrar tendrás que superar sus dos murallas concéntricas, las mismas por las que también podrás pasear y recorrer sus más de tres kilómetros.

Turistas junto a la Basílica de Saint-Nazaire.
Turistas junto a la Basílica de Saint-Nazaire.
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Una ciudad completa

Las murallas han llegado intactas hasta nuestros días y su acceso es posible solo por dos puertas, tal y como fue hace más de mil años. Así, puedes elegir entre la Puerta de la Narbonnaise o la Puerta del Aude para entrar a esta completa ciudad que cuenta con un castillo (único lugar por el que se tiene que pagar entrada) y la basílica de Saint-Nazaire, que destaca por sus coloridas vidrieras, así como tiendas, restaurantes, preciosas plazas e idílicos callejones en los que imaginar a elegantes damas pasear con apuestos caballeros. A Carcasona hay que ir con tiempo ya que merece la pena perderse una y otra vez hasta lograr haberse fijado en cada uno de sus preciosos detalles.

Castillo Condal, una de las joyas de la ciudad.
Castillo Condal, una de las joyas de este destino.
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El corazón de la ciudad

El castillo Condal (Château Comtal) es un imprescindible en cualquier visita a Carcasona. En el año 1067 la familia Trencavel, nobleza del sudeste de Francia, recibe el título de vizcondes de la ciudad y empiezan a trabajar en la que será la obra más importante de su patrimonio. Primero se ideó como un gran palacio que dejase claro su poder, pero las sucesivas guerras con el Reino de Aragón (con el que hacía frontera en la época) provocaron que ese elegante palacio se fuese convirtiendo en una auténtica fortaleza.

El nombre de la ciudad se atribuye a quien la leyenda considera la salvadora de la misma: Dame Carcas 

Hoy es una maravilla poder pasear por sus salones y admirar sus patios. Desde el patio central se accede al camino de ronda y a la galería de cadalsos, uno de los rincones más auténticos y bonitos de todo el castillo, junto con las escaleras de caracol del interior de las torres.

Estatua de Dame Carcas a la entrada de la Cité de Carcassone.
Estatua de Dame Carcas a la entrada de la Cité de Carcassone.
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En otro de los patios descansa la estatua original de Dame Carcas. ¿Y quién era esta mujer? Pues la verdadera salvadora de la ciudad y de quien recibió el nombre. O así lo dice una bonita leyenda según la cual la mujer del rey musulmán llamada Carcas consiguió engañar a las tropas de Carlomagno tras años de asedio. Al abandonar este y dejar por imposible la conquista, los musulmanes hicieron sonar todas las campanas y él dijo a sus tropas “Carcas sonne”, dejando claro que habían perdido. Y de ahí el actual nombre, Carcassonne.

Plaza y taberna en el recinto medieval de Carcasona.
Plaza y taberna en el recinto medieval de Carcasona.
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Una silueta icónica

Y no tan medieval, que dirían los expertos. Y es que esas torres puntiagudas que hoy logran que Carcasona sea tan especial fueron una libertad creativa del responsable de su restauración. Y es que la ciudad estuvo años abandonada por completo (de ahí que muchísimas partes llegasen intactas hasta nuestros días), por eso cuando el historiador Jean-Pierre Cros-Mayrevieille y el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc decidieron darle una nueva vida también incorporaron algunos nuevos detalles. En pleno auge del romanticismo, esas torres cónicas eran la última tendencia y no dudaron en incluirlas.

Cassoulet, plato típico de esta zona de Francia.
Cassoulet, el plato típico de esta zona de Francia.
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Dormir y comer

A Carcasona se sabe cuándo se llega, pero no cuándo se sale. Y es que decir adiós a esta maravilla es lo más complicado. Por eso, si ya estás pensando en visitar esta ciudad que está a tan solo tres horas en coche desde Barcelona y a una y media del aeropuerto de Toulouse, el mejor consejo es ir buscando hotel. Muy recomendable el Hôtel du Roi, junto al puente viejo, por lo que tiene las mejores vistas (www.hotelduroi.com).

Para comer, una buena opción es el restaurante Le Saint Jean, donde ofrecen uno de los platos más típicos de la zona, la cassoulet. O en L’Escargot, también ubicado en La Cité y también con una amplia oferta de comida tradicional.

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