Los dispositivos hápticos son cada vez más comunes y para el que no conozca este término, la háptica es la ciencia que se encarga del estudio del sentido del tacto y todos los aparatos que cuentan con esta tecnología son los encargados de simular respuestas táctiles.
Un ejemplo de esto es el chaleco háptico que diseñó una empresa malagueña y que permitía experimentar hasta treinta sensaciones como una picadura, un arañazo, estrés o cosas tan dolorosas como una herida en el abdomen.
Gracias a su evolución, estos aparatos son el último boom en realidad virtual y ahora se quiere dar un paso más, concretamente, la Universidad Carnegie Mellon ha desarrollado un dispositivo que imita las sensaciones alrededor de la boca y que hace aún más inmersiva esta experiencia.
Va unido a un casco de realidad virtual y así lo presentó la compañía Future Interfaces Group en un video donde se puede ver a los voluntarios probando el dispositivo.
La boca es la parte del cuerpo que más mecanorreceptores tiene y es la zona más sensible solo detrás de la punta de los dedos. Por lo tanto, no es de extrañar que los investigadores hayan apostado por esta zona para desarrollar este novedoso sistema.
Cuenta con unos transductores ultrasónicos capaces de generar frecuencias muy altas que los humanos no son capaces de oír, pero que, si se concentran, son capaces de crear sensaciones en la piel de lo más realistas.
Para realizar las pruebas, utilizaron a un grupo de voluntarios para que viviesen estas sensaciones, aunque no todas eran agradables, ya que por ejemplo se pudo experimentar desde arañas que pasaban por la boca hasta el agua de una fuente.
Otras sensaciones que se han probado en esta simulación son el sabor del café caliente, fumar un cigarrillo, lavarse los dientes o el efecto de sentir el viento como si fuéramos montados en una moto.
A pesar de su éxito, también se han detectado algunos fallos debido a que muchos de los que lo probaron no fueron capaces de sentir nada aunque los expertos alegaron que esto se debía a que cada persona presenta una estructura facial distinta y calibrar la háptica de cada rostro puede ser complicado.
Sus creadores van a seguir efectuando pruebas con los voluntarios que se presten para seguir mejorando el dispositivo y lograr así la mayor precisión y realismo posible.
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