La triste noticia de que ayer se habían detectado restos de Titán y la hipótesis de que los tripulantes podrían haber muerto en el momento en el que se perdió la conexión por una implosión ha dejado conmocionados a muchos usuarios en Internet. Durante días, los equipos de rescate habían rastreado el océano en busca del submarino y, para ello, utilizaron aviones C130, P8 Poseidón y P3 Aurora. Sin embargo, el monitoreo de zonas remotas del océano de difícil acceso también se puede hacer con drones 'navegantes' como Saildrone.
"Estamos en la cúspide de una proliferación de muchos vehículos autónomos en el océano -afirma Alex De Robertis, biólogo del Centro de Ciencias Pesqueras de Alaska de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) para Ars Technica-. Las cosas que eran ciencia ficción no hace mucho ahora son una especie de rutina".
La NOAA utiliza drones de vela de fibra de carbono de Saildrone, equipados con instrumentos científicos. Estos vehículos no tripulados se pilotan en remoto gracias a comunicación vía satélite y navegan a unos 3 nudos (5,55 km/h aproximadamente). De la marca mencionada, hay tres drones marinos:
- Explorer: mide unos 7 metros de largo y puede navegar con ayuda del viento durante un año seguido. Tiene sensores alimentados por paneles solares y se encarga de monitorear la meteorología y la química oceánica, rastrear peces y medir el CO₂ en la esfera océano-atmosférica.
- Voyager: mide unos 10 metros de largo, se carga con energía diésel, eólica y solar. Está enfocado en el mapeo del fondo oceánico a 300 metros de profundidad para la seguridad marítima.
- Surveyor: mide casi 22 metros de largo y es capaz de cartografiar hasta a 7.000 metros de profundidad.
Gracias a los Saildrone, el equipo de la NOAA y otros científicos pueden monitorear los océanos durante meses en lugares de difícil acceso humano por el alto oleaje, los vientos huracanados y los icebergs. Normalmente, se utilizan como estaciones meteorológicas móviles, para el monitoreo biológico o para mapear las profundidades marinas.
Noah Lawrence-Slavas, ingeniero del Laboratorio Ambiental Marino del Pacífico (PMEL) de la NOAA, recuerda que el océano representa el 70% del planeta y, sin embargo, "sabemos muy poco al respecto". Por ello, las expediciones submarinas y drones como Saildrone son claves para investigar zonas desconocidas de nuestro mundo.
Uno de los espacios marítimos menos conocidos es el Océano Antártico por su complejo y peligroso acceso. Adrienne Sutton, oceanógrafa de PMEL, que en 2019 probaron un dron de vela en el hielo marino para ver hasta donde podían llegar con instrumentos de monitoreo, afirma que esa área "simplemente no es un lugar agradable para estar y no es seguro".
Los científicos suelen aprovechar cualquier embarcación de investigación o comercial que vaya a navegar dicha zona para colocar instrumentación de dióxido de carbono, para recopilar datos. Para la misión de 2019, utilizaron un Saildrone equipado con su sistema de CO₂ de vehículos autónomos de superficie y Sutton asegura que los resultados le sorprendieron.
Un dron de vela dio la vuelta al continente y finalizó su trayecto en agosto, otro no completó su misión, pero pudo recuperarse. Según cuenta, el vehículo se dañó al chocar con un iceberg y dañó parte de las herramientas meteorológicas.
El sistema de CO₂ continuó funcionando y permitió que los investigadores descubriesen que había fuertes emisiones de estos gases de efecto invernadero en la atmósfera que no se habían detectado anteriormente.
Apúntate a nuestra newsletter y recibe en tu correo las últimas noticias sobre tecnología.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios