Si viviste tu infancia en torno a los años 90 y eres un poco nostálgico seguro que te acuerdas del Tamagotchi. Aquella mascota virtual de origen japonés era el YouTube de los niños de ahora y nos hacía volver a casa ansiosos por saber cómo estaría nuestro ‘huevito’.
Creada en 1996 por Aki Maita y comercializada por Bandai, el Tamagotchi era -y es, porque como ahora te contaré todavía existe e incluso se ha creado una edición especial por su aniversario- un aparato electrónico con la forma y el tamaño de un huevo, con una pantalla de 32x16 píxeles en blanco y negro donde ‘vive’ una mascota virtual.
Según Bandai, el término es una combinación de la palabra japonesa たまご (‘tamago’), que significa huevo, y la palabra ウォッチ(‘wo'chi’) que proviene del inglés ‘watch’ (‘reloj’).
En sus inicios la interacción que permitía el dispositivo se hacía a través de tres botones que se encontraban en la parte frontal, debajo de la pantalla, y que servían para ‘seleccionar’ (A), ‘aceptar’ (B) y ‘cancelar’ (C), tres comandos muy simples con los que podías moverte por el menú del pequeño aparato.
Alimentar a tu mascota, apagar las luces de su habitación, jugar con él o limpiar su caca era todo lo que te dejaba hacer este ‘prevideojuego’. Y ya era completamente adictivo, porque si fallabas en semejantes misiones tu Tamagotchi sufría una muerte espantosa: después de un montón de horribles y excesivamente intensos pitidos y de un pequeño movimiento, desaparecía en el ciberespacio para siempre. Y aunque apenas era una mancha de 10 píxeles, la pérdida de esta criatura era un drama comparable a que hoy en día nos quedemos sin Internet.
La fiebre por este pequeño bichito llegó un poco más tarde a Europa y a Estados Unidos, puesto que el Tamagotchi no desembarcó en estas tierras hasta mayo de 1997. Un año después ya lo tenían o lo deseaban todos los niños del planeta, siendo 1998 su época de mayor apogeo.
Por supuesto y como marca ‘el libro de la fama momentánea’, durante sus días de vino y rosas se crearon muchas formas y modalidades de este dispositivo, así como todo tipo de merchandising.
Reconquistar el mundo 25 años después
En 2021 se cumple un cuarto de siglo desde que esta entrañable mascota rompió su cascarón y para tocar la fibra a todos los que pasamos nuestra niñez -y los recreos del cole, si eras lo suficientemente afortunado como para que tus padres te dejaran llevarlo a clase- con un Tamagotchi entre las manos Bandai relanza el dispositivo con un aire más siglo XXI.
La marca ha pensado que si este pequeño huevito triunfó hace 25 años también podría hacerlo entre los jóvenes ‘Zetas’ y los hijos de los Millennials y ha sacado su versión moderna: con cámara para selfies, botones táctiles, pantalla a color y posible conexión con otras mascotas virtuales vía QR, así como conexión online para ampliar la experiencia con nuevas misiones, objetos y regalos.
Eso sí: el Tamagotchi Pix no pierde la esencia que hizo que se vendieran más de 82 millones de unidades del juguete original en todo el mundo, manteniendo la forma de huevo y la apariencia de sus orígenes, con una pantalla central y tres botones -aunque, como decíamos, ahora veremos a nuestra mascota a todo color y los botones serán táctiles-. También seguirá consistiendo en lo mismo, que no es otra cosa que alimentar, criar y cuidar a tu mascota virtual.
El Tamagotchi fue un pionero en este tipo de juegos donde la dinámica no se detiene incluso si apagas el dispositivo. Esto era en gran parte inaudito antes del lanzamiento de este juguete, pero ahora vive en algunos de los juegos más populares del mundo, como World of Warcraft y Elder Scrolls Online.
¿Podrá con los smartphones y con TikTok?
Con la adicción que gastamos todos los humanos, incluidos los más pequeños, a los teléfonos inteligentes se hace un poco difícil creer que un juguete semianalógico puede ocupar las horas que dedicamos a nuestros móviles. Y digo semianalógico, ojo, porque el nuevo Tamagotchi Pix tiene hasta un canal social integrado en el dispositivo.
Aunque las nuevas versiones tienen gráficos coloridos, bonitos apartamentos editables en los que puede vivir el Tamagotchi, una cámara incorporada e incluso una función que permite a los jugadores conectarse con otros online para completar actividades y jugar juegos, mucho tendría que ponerse de moda para lograr destronar a los reyes TikTok e Instagram.
Al fin y al cabo, por muy social que sea carece de esa función que hoy en día se ha vuelto la gasolina que nos mueve: los likes y los aplausos virtuales. Ese ecosistema de aprobación que actualmente hace que hasta los más jóvenes miren cada minuto el teléfono, ansiosos por un corazón más.
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