Así ha sido la reentrada asistida del satélite Aeolus en la Tierra, que se quemó sobre el cielo de la Antártida

El satélite fue bajando su altitud con respecto a la superficie terrestre para quemarse.
El satélite fue bajando su altitud con respecto a la superficie terrestre para quemarse.
ESA/ATG medialab
El satélite fue bajando su altitud con respecto a la superficie terrestre para quemarse.

El satélite Aeolus era un satélite que la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó hace casi cinco años para estudiar los vientos y mejorar las previsiones meteorológicas. Sin embargo, el equipo que lo desarrolló no le colocó la tecnología necesaria para efectuar un reingreso a la Tierra controlado una vez cumpliese con su cometido.

La semana pasada, el Centro Europeo de Operaciones Espaciales de la ESA trató de llevar a cabo un proceso para efectuar una reentrada asistida del vehículo, pese a que, en un inicio, no estaba preparado para ello. Las maniobras comenzaron el lunes 24 de julio y finalizaron el viernes 28. Fue una misión de varios días de prueba a la que los investigadores llamaron la misión del viento y que, de salir exitosa, se estimaba que podría reducir los riesgos de la reentrada de tecnología espacial no controlada a la atmósfera un 42% más.

Aeolus reentró a la atmósfera terrestre el viernes como estaba previsto, a las 9 PM aproximadamente, sobrevolando la Antártida. El comunicado de la ESA fue positivo: "Ha superado las expectativas científicas y su vida útil, siendo aclamada como una de las misiones de observación de la Tierra más exitosas de la agencia. Ahora también pasará a la historia, gracias al ingenio del equipo de control".

La misión del viento

Que un satélite no lo equipen de lo necesario para una reentrada controlada no es algo raro y el ingeniero de Sistemas de Desechos Espaciales de la ESA, Benjamin Bastida-Virgili, detalló que el riesgo era "ya muy bajo". Por lo tanto, con la misión del viento, la intención de los expertos era reducir las posibilidades de consecuencias graves mediante una operación que la agencia definía como "compleja y novedosa".

El primer paso era que el Centro Europeo de Operaciones Espaciales redujese la altura en la que se encontraba Aeolus, de unos 280 kilómetros de distancia de la superficie a 250. Días más tarde, el jueves 27, realizarían una serie de maniobras para que bajase a los 150 km aproximadamente y, el viernes, llegaría a los 120 km.

Las misiones que se lanzan actualmente al espacio por Europa deben seguir una regulación para que las piezas de las naves que lancen se calcinen en su reentrada a la atmósfera, con un reingreso controlado. No obstante, Aeolus se diseñó a finales de los 90, antes de que hubiese ninguna ley al respecto. La idea de la misión del viento era que se quemasen la mayoría de sus componentes con esta bajada del satélite controlada.

El Centro Europeo de Operaciones Espaciales, que se encargaba de la misión desde Alemania, se dividió en dos grupos de científicos e ingenieros para vigilar en dos turnos de 12 horas el reingreso. Así, pudieron calcular la órbita óptima de reentrada, para que el riesgo fuese lo menos peligroso posible.

El equipo del Centro Europeo de Operaciones Espaciales se dividió en dos grupos para hacer turnos de 12 horas cada día.
El equipo del Centro Europeo de Operaciones Espaciales se dividió en dos grupos para hacer turnos de 12 horas cada día.
Jürgen Mai

Rof Densing, director de Operaciones de la ESA, asegura que el equipo consiguió "algo extraordinario". "Estas maniobras eran complejas y Aeolus no estaba diseñado para realizarlas", apunta. A pesar de ello, recuerda que "su reentrada siempre iba a ser de muy bajo riesgo" y que con la misión del viento solo pretendían "ampliar los límites y reducir aún más el riesgo", demostrando su compromiso en su propósito de ‘cero basura’.

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