La realidad virtual es un entorno de escenas y objetos de apariencia real, pero generados por ordenador, que ofrecen al usuario una sensación de presencia física e inmersión.
Laura Raya
- Experta en realidad virtual del Centro Universitario U-tad
A través de nuestros sentidos de la vista y el oído, y mediante unas gafas de realidad virtual, somos capaces de adentrarnos de lleno en sitios tan dispares como, por ejemplo, un quirófano para realizar una operación, una formación para manejar una maquinaria especializada, recibir un tratamiento para superar una fobia o mantener una reunión de trabajo a través de avatares virtuales.
Si todo esto se consigue solo a través de dos sentidos, ¿cómo sería si, además de ver y escuchar, pudiéramos tocar, oler y saborear de forma virtual?
Las posibilidades del tacto
El tacto tiene inmensas posibilidades dentro este nuevo mundo virtual. No solamente lo percibido en las terminaciones nerviosas de los dedos, sino en nuestra propia piel. Notar el frío, el calor o la sensación de dolor, sentir la forma y el peso de objetos a través de los músculos, distinguir las texturas de forma realista y no con simples vibraciones…
Oler los diferentes ambientes
¿Y el olor? Poder distinguir el olor a tierra mojada, los olores de la naturaleza, de los diferentes ambientes (hospitales, museos, centros comerciales…). En la realidad virtual es muy importante todo aquello que complementa y enfatiza lo que nuestra visión percibe.
Actualmente existen los llamados Head Mounted-Display (HMD), dispositivos de visualización parecidos a un casco que permiten reproducir imágenes creadas por ordenador sobre un display, e incorporan la visión estereoscópica, el sonido inmersivo y el tracking de la posición del cuerpo.
Pero son muchas las sensaciones en realidad virtual que nos estamos perdiendo. ¿Qué pasa cuando un usuario toca a otro avatar y no siente nada? ¿Qué sucede en nuestra mente cuando cogemos un objeto en realidad virtual y no pesa ni sentimos su forma? La sensación de presencia nos hace sentir que todo lo que vivimos en realidad virtual parece real, pero, sin duda, se ve perjudicada en esos casos.
Por suerte, poco a poco se van desarrollando dispositivos que permiten utilizar los cinco sentidos en escenarios de realidad virtual, generando una vivencia 100% inmersiva. Veamos algunos ejemplos y sus posibles aplicaciones.
Tacto virtual
Desde hace años existen dispositivos que simulan de forma realista el tacto en el mundo virtual, permitiendo al usuario verdaderamente interactuar con los objetos virtuales. En forma de guantes, con o sin exoesqueletos, hacen sentir al usuario que coge un objeto, su forma, su textura e incluso, su peso.
¿Imaginamos una experiencia de realidad virtual que permita aprender cómo recuperar a una persona de una parada cardiaca recreando de forma fiel el tacto de la maniobra en la caja torácica? ¿Una experiencia social donde poder sentir las manos y el contacto de otro avatar? La experiencia sería mucho más completa y eficaz.
De manera similar, aplicaciones de contenido adulto serían mucho más atrayentes si incorporaran el sentido del tacto. Actualmente Meta está desarrollando dispositivos de tacto virtual con piel sensitiva llamada Reskin, orientados a mejorar la experiencia en el metaverso a partir del uso del tacto virtual como complemento a las gafas. Asimismo, también existen chalecos y trajes hápticos que cubren todo el torso como los de Teslasuite.
Olor virtual
La sensación olfativa aumenta considerablemente la sensación de presencia y evoca sensaciones que no pueden ser recreadas con otro sentido, lo que afianza el uso de este tipo de tecnologías inmersivas para tratamientos y entrenamientos. Poder oler lo que te rodea de forma virtual lo hace más realista y creíble. Por ejemplo, en un entrenamiento de bomberos para practicar diferentes tácticas para apagar un fuego o salvar a las posibles víctimas, resultaría poco creíble si el usuario no percibiera el olor a humo o a quemado, lo que origina una respuesta de estrés y alerta en el cerebro de los humanos.
Además, contar con esta tecnología facilita utilizar la realidad virtual en terapias de anosmia (pérdida total del olfato) o hiposmia (disminución de la capacidad olfativa), como ya se está haciendo. La investigación en este sentido también está avanzando, y diferentes empresas han desarrollado soluciones que permiten experiencias más realistas, al ser accesorios que pueden unirse a las gafas de realidad virtual.
Sabor virtual
En este caso, se está trabajando en incorporar dispositivos que permitan, a través de electroestimuladores, activar ciertas zonas de nuestra lengua para recrear los sabores ácidos, dulces, amargos, etc. Imaginemos experiencias en realidad virtual que permitieran saborear diferentes sabores o platos de restaurantes antes, incluso, de ser cocinados. Podríamos visitar los restaurantes de todo el mundo a través de su carta virtual. En este caso, aún queda mucho por averiguar sobre cómo podemos activar el sentido del gusto sin realmente estar ingiriendo algo.
Lo mejor está por llegar
Sin duda, si bien la tecnología de realidad virtual actual es asombrosa, nos encontramos solo en el inicio de lo que puede llegar en los próximos años.
Todas estas líneas de desarrollo pretenden cubrir el objetivo de ser capaces de crear una nueva realidad, un gemelo digital, donde el usuario pueda replicar múltiples dinámicas laborales, industriales, sociales, formativas, de ocio… Hablamos del desarrollo de una vida digital alternativa, donde el usuario vea satisfechas sus necesidades a través de la red de una forma plena, segura, ubicua y usable. Todo ello pasa por utilizar la realidad virtual como interfaz de acceso; con sus gafas, sus guantes hápticos, sus accesorios de olor y sus cascos auditivos.
No me cabe duda de que, en las siguientes décadas, viviremos enormes avances en todo lo que se refiere a las realidades extendidas.
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