Vivimos ritmos de vida frenéticos en los que a la hora de comer se opta por la vía rápida, alimentos ultraprocesados e hipercalóricos para matar el hambre… Calentar y listo. Es la realidad de muchas personas que de repente se dan cuenta de que la báscula va marcando también un aumento acelerado. En España, un 13,9 por ciento de la población mayor de 16 años sufre obesidad, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). El mindful eating puede ser la clave para comer menos y mejor.
La última Encuesta de Condiciones de Vida del INE (2022) revela también que la obesidad es más frecuente en hombres que en mujeres: 15,2 frente a un 12,6 por ciento. Y aporta otro dato importante: está más presente en las personas mayores de 65 años que en los jóvenes (16-29 años). Esta cohorte de edad sigue probablemente parámetros poco saludables por elección, basándose en hábitos arraigados, o bien por bajos ingresos económicos, circunstancia que repercutirá en la posible aparición de enfermedades cardiovasculares o depresión, entre otras.
La ansiedad puede ser puntual y tener su origen en factores exógenos (estrés laboral, circunstancias familiares, etc.) o bien endógenos, cuando la persona convive con sentimientos de miedo y pánico que dificulta todas sus actividades diarias, entre ellas comer. De ahí la importancia de identificar si son episodios concretos que se pueden gestionar o realmente es necesaria la ayuda de un especialista.
¿Qué es la alimentación consciente o 'mindful eating'?
El anglicismo mindful (consciente) y sobre todo mindfulness (consciencia) se ha instalado hace ya un tiempo en nuestro vocabulario. Libros, talleres, terapias… El estrés que impera en la sociedad actual busca como salvavidas adquirir herramientas para recuperar la atención plena, la conciencia en cada actividad que hagamos en nuestro día a día. O al menos intentarlo.
En el momento de alimentarnos, esa conciencia de la necesidad de calma y concentración pasa por dedicarle el tiempo suficiente, decidir con calma qué comer en base a qué nos aporta cada alimento (sabor, olor, textura…) para nuestro bienestar general. Esta conciencia también tiene que ver con sustituir la pantalla del móvil y la hora que marque el reloj por un momento de atención a nuestro cuerpo, sin más distracciones.
Pero antes del momento de la ingesta también es importante tener conciencia de qué relevante es el hambre física, es decir, hasta qué punto necesitamos saciarnos y, por tanto, en qué momento y qué cantidades comer. De esta forma eliminamos aún más la ansiedad de la ecuación: no vamos a ingerir alimentos solo para aliviar nerviosismo o ansiedad, así se podrá identificar claramente la necesidad física.
Comer con atención evita el sobrepeso
La comunidad científica ya investiga el más que probable impacto positivo de la alimentación consciente con respecto al sobrepeso y la obesidad. Aunque no hay por el momento resultados definitivos que permita relacionar el mindful eating con la pérdida de peso, sí que se ha confirmado que reconducir la conducta alimentaria evita los momentos de atracón, nada positivos para nuestro bienestar.
Referencias
Calderón, C., Forns, M.ª, & Varea, V.. (2010). Implicación de la ansiedad y la depresión en los trastornos de alimentación de jóvenes con obesidad. Nutrición Hospitalaria, 25(4), 641-647. http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112010000400017&lng=es&tlng=es
Pike, A. (2022, 15 de abril). Una Guía para la Alimentación Consciente. https://spanish.foodinsight.org/dieta-y-salud/una-guia-para-la-alimentacion-consciente/
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