Qué es la Enfermedad Intestinal Inflamatoria, una condición crónica de causas desconocidas

Aunque a priori es un síntoma bastante común con el coronavirus, lo cierto es que si por algún motivo la situación empeora, también será recomendable obtener la opinión del personal sanitario.
La diarrea es un síntoma común de la enfermedad intestinal inflamatoria.
Pixabay/derneuemann
Aunque a priori es un síntoma bastante común con el coronavirus, lo cierto es que si por algún motivo la situación empeora, también será recomendable obtener la opinión del personal sanitario.

En tiempos recientes se ha venido poniendo de manifiesto la gran influencia que tienen los procesos que suceden en el intestino en la salud del resto de cuerpo, en parte debido  a mecanismos como la inflamación o la respuesta al estrés.

¿Qué es la EII y qué la causa?

Es por esto que cobra importancia el estudio de la Enfermedad Intestinal Inflamatoria (EII), un término que como explica la prestigiosa Clínica Mayo engloba en realidad dos patologías diferentes: la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Sea como sea, ambas tienen en común ser enfermedades crónicas (que duran un tiempo prolongado) en las que median procesos inflamatorios y por tanto inmunológicos.

Más específicamente, la colitis ulcerosa toma la forma de inflamación y llagas (úlceras) en el recubrimiento del intestino grueso (colon) y el recto.

La enfermedad de Crohn, por su parte, provoca inflamación en las capas más profundas del recubrimiento de los intestinos, normalmente en el intestino delgado y menos comúnmente en el grueso.

Las causas se desconocen en ambos casos, aunque se han asociado factores como la dieta, el estrés, la herencia familiar y algunas mutaciones genéticas concretas.

¿Cuáles son sus síntomas?

Las dos enfermedades recogidas bajo el término EII tienen síntomas comunes, y es necesaria una evaluación médica en profundidad para determinar cuál de ellas es la que padece un paciente determinado.

Así, la EII puede cursar con signos como diarrea, fatiga, dolor y cólicos abdominales, sangre en las heces, disminución del apetito y pérdida de peso involuntaria.

Estos síntomas aparecen a lo largo del tiempo, comúnmente con períodos más severos seguidos de otros con remisión completa o casi completa del cuadro sintomático.

¿Cómo se trata?

No hay una cura como tal para la EII, por lo que los tratamientos disponibles se centran más bien en aliviar los síntomas en la medida de lo posible. En algunos cosas, este enfoque puede llegar incluso a lograr la remisión completa del problema.

Para ello, se emplean determinados fármacos antiinflamatorios, que en ciertos pacientes pueden llegar a incluir algunas familias como los corticoides o los esteroides. También puede recurrirse a los fármacos inmunosupresores, a las inmunoterapias biológicas, a los analgésicos, o a  los antidiarreicos. 

En los casos más extremos, puede ser necesario realizar cirugías de diversa magnitud, que no llegan no obstante a solucionar el problema de modo definitivo.

Por lo general, será necesario también que el paciente controle determinados factores del estilo de vida, y en especial la alimentación, ya que aunque como señalábamos no causan la enfermedad sí que pueden empeorar los síntomas.

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