La comida picante está cada día más presente en Occidente a merced de la globalización económica, demográfica y gastronómica. Sin embargo, tradicionalmente las personas europeas han estado poco acostumbradas a esta cualidad de los alimentos.
Saludable en cantidades moderadas
El picante, en realidad no es un sabor, sino que se percibe a través de los receptores del dolor. Es decir, en cierto modo, se puede considerar que las sustancias picantes (normalmente capsaicina, pero también otras como alicina o piperina) producen una leve irritación (o no tan leve, según qué parte del cuerpo entre en contacto con la sustancia picante y cuál sea la concentración de la misma). Esto puede hacer que nos preguntemos si el consumo de comidas picantes es perjudicial.
En términos generales, no sólo no es algo negativo sino que de hecho es saludable. En cantidades moderadas, ciertos tipos de picante actúan como antibacterianos y antisépticos, por lo que aseguran la correcta conservación y desinfección de ciertos alimentos; a nivel arterial, tiene propiedades antiinflamatorias. También, algunas sustancias picantes pueden estimular las secreciones gástricas y activan el metabolismo energético, por lo que ayudan a prevenir el tratamiento del sobrepeso, la obesidad o la diabetes.
Eso sí, se debe tener en cuenta que el consumo de picante genera tolerancia, por lo que cada vez serán necesarias mayores dosis para lograr los mismos efectos. Igualmente, es importante consumir las sustancias picantes en cantidades moderadas, ya que concentraciones demasiado elevadas de forma súbita pueden provocar algunos efectos negativos.
Contraindicado en algunos casos
Así, el consumo excesivo de comida picante puede irritar las mucosas del tracto intestinal, por lo que además debería ser evitado por personas que padezcan ciertas condiciones que afectan a estas partes del organismo. Este afecto adverso puede terminar provocando náuseas, dolor abdominal, vómitos, úlceras, diarrea o hemorroides.
Por tanto, el consumo de picante, especialmente en cantidades o concentraciones elevadas, está desaconsejado en personas con úlcera gastroduodenal, gastritis, síndrome de intestino irritable, reflujo gastroesofágico, hemorroides, problemas hepáticos, mujeres embarazadas o en estado de lactancia y niños menores de seis años.
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