Más de un millón de españoles toman fármacos anticoagulantes, ¿cómo evitar complicaciones?

  • El 18 de noviembre se celebra el Día Nacional del paciente anticoagulado.
Medidor Sintrom, pacientes con diabetes, diabético, diabéticos
Medidor de Sintrom
EUROPA PRESS
Medidor Sintrom, pacientes con diabetes, diabético, diabéticos

Según datos de la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN), en España hay alrededor de un millón de personas que reciben tratamientos anticoagulantes, y la cifra va en aumento debido al envejecimiento de la población.

Gracias a los avances de la medicina, los pacientes con problemas de coagulación han mejorado mucho su calidad de vida y puede llevar una vida prácticamente normal, pero deben llevar a cabo una serie de recomendaciones y tomar una serie de precauciones para evitar las posibles complicaciones derivadas del tratamiento. Como advierten en desde FEASAN, un mal control del paciente anticoagulado se traduce en 32.000 muertes al año, un 2% más de mortalidad que entre aquellos con control adecuado. Por este motivo, bajo el lema 'La anticoagulación no es un juego', los pacientes reclaman a las administraciones sanitarias mayor atención en este asunto y elevan la voz con motivo del Día Nacional del Paciente Anticoagulado, que se celebra mañana 18 de noviembre.

¿Qué es un paciente anticoagulado y por qué debe medicarse?

Los pacientes anticoagulados son aquellas personas que toman de manera regular fármacos anticoagulantes, que retardan el tiempo de coagulación de la sangre para que no se formen coágulos dentro de un vaso sanguíneo. El objetivo último de estos tratamientos es evitar trombosis o embolias.

Los pacientes destinatarios de estos tratamientos son personas que ya han padecido trombosis, ictus o embolias o que están en riesgo de padecerlas, como personas con valvulopatías en el corazón o a las que se les ha implantado una prótesis valvular mecánica, personas a las que se les ha diagnosticado alguna enfermedad de la sangre que predispone a la trombosis (déficit de proteína C o S, déficit de antitrombina, síndrome antifosfolipídico…), pacientes diagnosticados de una trombosis venosa profunda o una embolia pulmonar y personas a las que se les ha diagnosticado una arritmia cardiaca llamada fibrilación auricular.

Los fármacos que toman los pacientes anticoagulados son básicamente dos:

Inyectables / Heparinas: Se administran a través de una inyección, normalmente en entorno y hospitalarios y cuando es necesario retirar el tratamiento anticoagulante oral habitual.

Anticoagulantes orales: Son los más habituales y pueden ser antivitamina K (como el clásico Sintrom) o los de última generación o NACO’s.

La dosis de cada fármaco depende de cada enfermo y es muy precisa. Además, se deben hacer controles regulares (INR) para ajustar la dosis si es necesario.

Inyección de heparina
Inyección de heparina
Pixabay/stux

¿Cómo es la vida de un paciente anticoagulado y que precauciones tiene que tomar?

Los pacientes anticoagulados, si su salud se lo permite, pueden llevar una prácticamente normal, simplemente tienen que tomar algunas precauciones. Por un lado, porque deben ser estrictos con la medicación y las revisiones y, por otro, porque tienen un mayor riesgo de sangrado y hemorragias. Si llevan a cabo estos consejos, que se recogen en la guía Consejos para el paciente anticoagulado, elaborada por el Ministerio de Sanidad, su vida será mucho más fácil.

La medicación, siempre a la misma hora. En principio, la medicación puede ser a cualquier hora, lo más importante es que se haga siempre a la misma, tanto si es en una dosis (cada 24 horas) o en dos (cada 12). Aun así, de ser una sola dosis, se recomienda que sea por la tarde o por la noche, pues, en caso de que se haga un control por la mañana y se tenga que modificar la dos, se puede tomar ya la nueva dosis ese mismo día en lugar en espera al siguiente. Si se olvida un comprimido, tomarlo cuanto antes, pero siempre que no queden menos de 12 horas para tomar el siguiente. En ese caso, o en caso de no recordar con seguridad si se ha tomado o no, es mejor esperar a la siguiente toma.

Evitar ejercicio violento o de contacto. El ejercicio físico es esencial para mantener una buena salud, especialmente si se trata de pacientes con patologías cardiovasculares. Sin embargo, hay ejercicios que están contraindicados, como los deportes violentos o de contacto, pues tienen un riesgo elevado de traumatismo y es necesario que el paciente anticoagulado evite hematomas o posibles hemorragias.

Ante traumatismos o hematomas, hay que ir al médico. Ante un accidente, traumatismo o herida, deberá acudir a urgencias de inmediato. Si no se han dado ningún golpe y aparece algún hematoma, con mayor motivo. También deberá acudir al médico si aparecen heces negras, sangre en la orina, si tiene diarrea más de dos días o vomita sangre. Los sangrados en las encías, o pequeñas hemorragias en el ojo y la nariz son efectos secundarios normales de la medicación, pero también hay que vigilar si son demasiado frecuentes.

No dejar de tomar verduras y frutas. Puesto que los medicamentos anticoagulantes inhiben la vitamina k, un consumo excesivo de alimentos ricos en esta vitamina podría restar eficacia a la medicación. Sin embargo, esto no impide que deban llevar una dieta equilibrada rica en frutas y verduras. Lo que sí hay evitar, por ejemplo, es tomar mucha cantidad de alimentos muy ricos en vitamina K a la vez y tomarlos junto con la medicación. Algunos de estos medicamentos son el brócoli, remolacha, espinacas, col, pasas, aguacate, orejones, boniatos, higos o kiwi, entre otros.

Preguntar antes de tomar cualquier medicamento. Hay algunos fármacos que interfieren con los medicamentos anticoagulantes, por ello, antes de tomar alguno, incluidos los de herbolario y los que no precisan receta, hay que preguntar al médico o al farmacéutico. Y es que, medicamentos tan básicos como la aspirina o los anticatarrales pueden interferir de manera importante, también los anticonceptivos orales. Analgésicos básicos como el ibuprofeno o el paracetamol no interfieren, pero es recomendable preguntar primero.

Advertir ante cualquier cirugía, aunque sea muy pequeña. Las cirugías en pacientes anticoaguladas pueden se complicadas, pues hay un mayor riesgo de hemorragias. Por este motivo, antes de cualquier intervención, el médico que lleva el control de la medicación tienen que estar informado para actuar en consecuencia. También se deberá, por ejemplo, advertir al dentista cada vez que se le visite, aunque sea para una revisión.

Viajar siempre ‘acompañado’ de su medicación y de su tarjeta. Los pacientes anticoagulados pueden viajar sin problemas, solo deberán cerciorase de que no se han olvidado la medicación y de que llevan la suficiente para toda la estancia. Tampoco deberán olvidarse de llevar consigo la tarjeta ‘Estoy anticoagulado’ por si hay que realizarle alguna intervención.

No fumar. Esto es recomendable para cualquier persona, pero para los pacientes anticoagulados, aún más, pues el tabaco contiene mucha vitamina k, que interfiere en la medicación.

No es recomendable quedarse embarazada. Los anticoagulantes orales son incompatibles porque pueden provocar malformaciones en el feto. En caso que de querer quedarse embarazada, hay que constar a médico primero para que cambie la medicación.

Ante cualquier duda, además de consultar al médico, los pacientes coagulados encontrarán apoyo e información en las asociantes, como FAESAN, en cuya web se ofrecen guías y consejos muy valiosos para ellos.

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