Mitos y verdades sobre las quemaduras solares: cómo prevenirlas y cuál es su tratamiento

Una mujer toma el sol en la playa, en una imagen de archivo.
Una mujer toma el sol en la playa.
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Una mujer toma el sol en la playa, en una imagen de archivo.

Llega el buen tiempo y con él pasamos más tiempo fuera de casa, realizamos más actividades al aire libre y las playas y las piscinas se convierten en una de las opciones favoritas para muchos. Tomar el sol tiene grandes beneficios, según la Sociedad Española de Oncología Médica: aumenta la respuesta inmune del organismo, promueve la síntesis de la vitamina D (que ayuda a absorber el calcio) y estimula la producción de endorfinas, mejorando el estado de ánimo.

Sin embargo, la exposición a los rayos del solo puede llegar a ser peligrosa si no se toman las medidas adecuadas. Por un lado, los rayos UVA penetran en la dermis y sus consecuencias no son visibles pero enjevecen a las células de la piel, mientras que los rayos UVB penetran en la epidermis y causan quemaduras solares. 

Además, la exposición a la radiación UVB es un factor importante para el desarrollo de cáncer de piel. Un riesgo que se incrementa cuando se producen quemaduras solares, ya que provocan cambios en el ADN de las células cutáneas. 

¿Qué hacer para prevenir estas quemaduras solares?

La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) recomienda sobre todo:

- Evitar la exposición solar entre las 12.00 y las 17.00 horas.

- Utilizar siempre un factor de protección solar mínimo del 30, que deberá renovarse cada 2-3 horas y aplicarse 30 minutos antes de salir de casa.

- En las zonas sensibles, como puede ser la cara o cicatrices, el factor de protección debe ser más alto.

- Utilizar elementos como sombrillas para evitar que el sol llegue directamente a la piel, gafas solares, gorras o sombreros.

- Tomar el sol de forma progresiva para evitar sufrir quemaduras.

- Hidratarse bien.

- En el caso de los niños se debe tener especial cuidado. Los menores de 6 meses no deben, en ningún caso, ser expuestos al sol ni siquiera con protección.

Mitos que no ayudan...

Además, es importante tener en cuenta algunos mitos que rodean la exposición al sol para saber qué debemos y qué no debemos hacer para no poner nuestra salud y piel en peligro:

- Si se realizan actividades al aire libre durante un día nublado no se está expuesto a quemaduras solares. Falso: El efecto de las nubes sobre las radiaciones solares varía entre unas y otras porque algunas formaciones bloquean un tipo de rayos UV y reducen la exposición. Sin embargo, hay otros que generan un efecto de reflexión y hacen que la exposición tenga más riesgo de acabar en quemadura solar.

- Las personas de piel morena tienen menor riesgo de sufrir quemaduras solares. Falso: El pigmento de la piel, llamado melanina, absorbe parte de la radiación UV y aunque las personas de piel morena tienen mayor cantidad de este pigmento, siempre es recomendable protegerse del sol. Eso sí cuanto más claro sea el tono de piel, mayor SPF se necesitará.

- El protector solar solo debe usarse cuando se va a tomar el sol. Falso: El protector solar facial debes usarse los 365 días del año ya que sol está presente siempre aunque no se esté disfrutando de un día de playa o piscina. Los rayos UVA y UVB van a seguir penetrando en la piel y pueden causar daños si no se protege. Por tanto, el uso de cremas hidratantes o maquillajes con factor de protección debería ser parte de la rutina diaria tanto en invierno como en verano.

- El protector solar evita el bronceado. Falso: para conseguir un buen bronceado hay que tener paciencia no se consigue de la noche a la mañana. Por lo tanto, aplicar un buen protector solar ayudará a que la piel no sufra daños mientras se broncea saludablemente. Lo único que conseguiremos exponiéndonos al sol sin protección es provocar quemaduras en la piel.

- La piel está más sana bronceada. Falso: no hay que confundir un aspecto de la piel más luminoso y radiante con la salud de la piel. No hay que olvidar que el bronceado es un mecanismo de defensa que la piel tiene ante la radiación ultravioleta, ya que se trata de un agresor externo.

- No es necesario reaplicar la crema tras el baño en el agua. Falso: Aunque la gran mayoría de los protectores son resistentes al agua su duración no supera los 20 minutos y se reduce su eficacia en un 80%. Por ello, es conveniente volver a aplicarlo.

- Las cremas solares no caducan. Falso: una vez abiertos lo normal es que pasados 12 meses dejen de mantener sus propiedades y su eficacia. Si el producto no ha sido estrenado mantendrá sus propiedades intactas, solo hay que fijarse en la fecha de caducidad.

- Con un protector de alto factor podemos protegernos todo el día. Falso: Ninguna crema solar nos asegura una pantalla total, es decir una protección infalible al 100%. Por ello es conveniente evitar la exposición en las horas de mayor radiación solar y reaplicar la crema cada dos horas. Además, la crema debe aplicarse una media hora antes de que se produzca la exposición solar para que nuestra piel pueda absorberla correctamente y haga su función.

Tratamiento de las quemaduras solares

Si ya ha producido la quemadura solar, la piel se pondrá roja entre tres y cinco horas después de la exposición al sol. La máxima rojez se alcanzará a las 12-24 horas y empezará a disminuir progresivamente a las 72 horas. Además de este característico color rojo, las quemaduras solares suelen ir acompañadas de dolor que puede ser intenso entre las 6-48 horas posteriores a la radiación solar y en los casos más severos ir acompañado de otros síntomas como fiebre, escalofríos, taquicardias, hipotensión arterial e incluso shock.

El tratamiento para estas quemaduras producidas por el sol no cura la piel pero sí puede reducir el dolor, la hinchazón y el malestar. Estos son algunos de los remedios más eficaces:

Tomar analgésicos

Es una de las formas más eficaces para aliviar el dolor. Se recomienda tomarlo lo antes posible después de la exposición al sol.

Refrescar la piel

Por ejemplo, aplicando sobre la piel afectada una toalla limpia humedecida con agua fría o bien tomando un baño de agua fresca con bicarbonato de sodio (unos 60 gramos por bañera). Para conseguir la mayor eficacia este tratamiento debe repetirse varias veces al día.

Beber mucha agua

De esta manera evitaremos la deshidratación, fundamental sobre todo durante los días que duren los síntomas. Mantenerse bien hidratado en las 48 horas siguientes a la exposición al sol es fundamental para ayudar a que la piel se regenere.

Aplicar una crema, loción o gel hidratante

Ayuda a calmar la quemazón e hidratar la piel. Si la piel se ha visto muy afectada es probable que empiece a descamarse pasados unos días. Es fundamental seguir hidratándola durante este periodo.

Medicamentos

Si la picazón es fuerte se puede aliviar con un antihistamínico oral o una crema de corticosteroides. Consultar siempre con el médico de cabecera.

Protegerse del sol

Aunque parezca una obviedad es importante proteger la la zona afectada de una nueva exposición al sol o al aire libre.

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