Como dice una querida ginecóloga y docente, la Dra. Molero, "el cuidado genital tiene poco de íntimo y mucho de fisiológico". Viene a ser un cuidado anatómico tan habitual como el de la piel y las demás mucosas. Son varias las situaciones a lo largo de la vida de las mujeres en las que puede aparecer mayor sequedad vulvar y/o vaginal. Según cambian los niveles de estrógenos, puedes notar esta sensación en determinados días del ciclo menstrual, durante el postparto y la lactancia y a lo largo del proceso de la menopausia (también posteriormente).
MAR SANTAMARÍA
- Responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma.
Situaciones fisiológicas que no tienen nada de raro
Debemos normalizar estas situaciones fisiológicas. Porque no tienen nada de raro o excepcional. Lo que no hay que normalizar son las molestias asociadas a la sequedad genital interna y externa. Disponemos de un amplio abanico de soluciones tanto cosméticas, como de productos sanitarios y medicamentos, para sentir un mayor confort. Al mismo nivel del cuidado de la sequedad ocular y de la piel, por ejemplo.
Eventos no fisiológicos también suelen acarrear este malestar y hay que prestarle la atención que merece, para paliar este y todos los secundarismos que conllevan: las infecciones, determinadas enfermedades orgánicas, los tratamientos con ciertos medicamentos, tratamientos contra el cáncer (quimioterapia, radioterapia y terapias dirigidas) y la recuperación tras una cirugía.
La importancia de las rutinas adecuadas
Así como hablamos de rutinas cosméticas para el cuidado facial, también podemos referirnos a rutinas (¡más simplificadas!) de cuidado genital. Es de suma importancia emplear los productos adecuados. Tanto como evitar los inadecuados, porque puedan llegar a irritar mucho y alterar la protección natural, fisiológica, en el área genial (que tiene un pH específico y una microbiota saprófita saludable, como ya habíamos explicado ocasiones anteriores). Si preservamos este equilibrio en la vulva y la vagina, también en los genitales externos masculinos, éstos ya tienen sus propios mecanismos para mantenerse sanos.
Así, como paso número uno de un buen cuidado de la zona genital: nada de jabones irritantes. Ni tampoco esponjas, podemos prescindir de ella. Ni mucho menos, de lavados internos vaginales (a no ser que tenga una finalidad terapéutica y la prescriba tu médico/a). En lugar de eso, para la higiene diaria, podemos emplear limpiadores específicos mediante un enjuagado siempre externo.
Estos cosméticos de higiene se adaptan a las etapas o situaciones concretas que comentábamos al principio. Si no sabes cuál es más apropiado, consulta con tu farmacéutico/a de confianza.
Productos sanitarios, complementos alimenticios y medicamentos
Cuando la sequedad es manifiesta, existe atrofia vaginal e inconfort… Con la higiene adecuada no será suficiente. Es momento de aportar toda la humectación e hidratación posible mediante productos específicos. ¿Qué solemos recomendar en este sentido? En primer lugar, un hidratante externo que alivie la sequedad vulvar (se manifiesta con picores, irritación y molestias). Este tipo de producto sanitario, en textura crema o crema-gel, tiene unos beneficios muy concretos: calmar y retener la hidratación. Ingredientes habituales en estas fórmulas son el bisabolol, la glicerina y los extractos de plantas calmantes y antisépticas.
Pueden emplearse a diario. Evita el uso reiterado de salvaslips y/o compresas. La ropa interior, mejor de algodón. Otro tipo de producto son los hidratantes internos vaginales. Suelen aplicarse en monodosis mediante una pequeña cánula, para una mayor comodidad.
Contienen ingredientes humectantes y mucoadherentes que permanecen más tiempo en contacto con la mucosa vaginal y retienen la hidratación, así como extractos vegetales con propiedades regenerantes como el de centella asiática o la camomila. Se aplican por la noche, no cada día. Sigue la pauta recomendada por un profesional de la salud.
Los óvulos son otra forma farmacéutica también para uso interno vaginal. Hay de varios tipos y liberan ingredientes humectantes, acidificantes y prebióticos (la vagina tiene un pH más ácido gracias a las bacterias productoras de ácido láctico), calmantes o, directamente, aportan cepas bacterianas beneficiosas (probióticos).
Algunas cepas probióticas que han demostrado eficacia en repoblar la microbiota intestinal (que luego puede migrar a la microbiota vaginal) son otra forma de tomarlos en forma de complemento alimenticio por vía oral. Por otro lado, todos los medicamentos con derivados de hormonas son muy útiles y efectivos para paliar la atrofia y la sequedad, pero requieren siempre de evaluación y prescripción médica. El uso de un lubricante servirá para favorecer la práctica sexual con penetración. Sus propiedades son diferentes a las de los hidratantes, cada uno tiene su función.
Volviendo al tema de la suplementación, para la sequedad vaginal y de mucosas en general, a menudo recomiendo cápsulas con aceite de espino amarillo o derivados del aceite de pescado. De ellos nos interesan los ácidos grasos omega 7, concretamente el ácido palmitoleico. Aunque probablemente te sonarán más los omegas 3 y 6, los 7 son muy interesantes para el cuidado de piel y mucosas, junto con la vitamina A y otros antioxidantes de origen vegetal.
Aquí también mencionaríamos la importancia de la dieta variada y equilibrada, rica en hortalizas y fruta, como ya me habrás escuchado decir varias veces. Recuerda que cualquier suplementación prolongada debe estar asesorada por un/a profesional. Consulta, también, en caso de que los síntomas persistan. El cuidado de la sequedad genital es un tipo de cuidado más, que se puede incorporar a nuestro día a día para mejorar nuestro confort.
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