Lo que posiblemente ocurrirá si compartimos los cosméticos (maquillaje incluido)

Una joven maquillándose
Una joven maquillándose
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Una joven maquillándose

¿Sabías que la gran mayoría de cosméticos (maquillaje incluido) contienen una gran proporción de agua en su composición? Fíjate que suele ser el ingrediente número 1 en el INCI. 

Mar Santamaria, farmacéutica

Mar Santamaría

  • Responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma.

El agua, a temperatura ambiente (que es cómo guardamos habitualmente estos productos), puede convertirse, en un plis plas, en el medio de cultivo ideal para la proliferación de microorganismos: bacterias y hongos. Ya no digamos en verano, con la temperatura y humedad elevadas, y en el ambiente donde solemos almacenarlos: en el cuarto de baño.

¡Que no cunda el pánico!

Pero ¡que no cunda el pánico! Gracias a las sustancias conservantes que se les añaden (de origen natural o sintético, siempre testadas y sujetas a cosmetovigilancia), se evita la contaminación: tanto durante el proceso de fabricación, como durante su tiempo de vida útil, en la farmacia y en casa. Es decir, se mantienen en óptimas condiciones hasta la fecha de caducidad o durante el periodo indicado con el símbolo PAO (que es el tiempo de utilización una vez abierto el envase). Eso sí, siempre que los conservemos de forma adecuada, como decíamos, lejos de fuentes directas de calor y humedad.

Barras de labios, polvos y sticks

Tener ordenadas las brochas, barras de labios, sombras de ojos y otros cosméticos ahorra espacio.
Tener ordenadas las brochas, barras de labios, sombras de ojos y otros cosméticos ahorra espacio.
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En formas cosméticas sólidas, como barras de labios, polvos y sticks, el riesgo de contaminación y proliferación microbiológica es menor por su mínimo contenido en agua. Igualmente, pueden llegar a formarse biofilms (finas películas) de microorganismos en las superficies. Sobre todo, si no somos cuidadosos a la hora de utilizarlos, conservarlos... Y desecharlos tras su caducidad.

Confiesa, ¡a que guardas algún labial del siglo pasado en casa! Por otro lado, esta tendencia de cosmética 'waterless' (con menos agua) viene pisando fuerte y la vemos más en champús, acondicionadores, mascarillas para el pelo… Es más sostenible porque ahorra agua (codiciado tesoro) y su huella de carbono también es menor respecto a la cosmética convencional.

¿Compartir o no compartir? Esta es la cuestión

¿Qué pasa si compartimos productos cosméticos? Primero, veamos cómo puede producirse su contaminación. Los microorganismos ambientales, que están en el aire y las superficies, pueden migrar hacia el producto en el momento en el que abrimos el envase. 

Por otro lado, en nuestras manos siempre hay unos inquilinos habituales, que no causan ningún problema, la microbiota cutánea. Si manipulamos directamente el producto con las manos sucias, sin espátula o pincel (de hecho, siempre que haya contacto con nuestra piel), podemos transferir algunos de estos microorganismos al producto.

Si, además, compartimos el cosmético con otras personas, ¡el intercambio de microbiota está casi asegurado! El producto va a sufrir una mayor manipulación y estará expuesto a más “diversidad microbiológica”.

En el caso de compartir un jabón, por ejemplo, quizás no ocurra nada de malo. Sus tensioactivos y la capacidad limpiadora inherente frenan la contaminación microbiológica. 

Peligro en los labios y ojos

Pero, atención, hay dos tipos de cosméticos que son especialmente delicados: los labiales y todos los que se aplican en la zona alrededor de los ojos. En ambos casos, las mucosas están muy cerca: la puerta de entrada de microbios patógenos. La piel circundante es también más fina y frágil. Además, en el caso de los labios, ahí suele alojarse el virus del herpes simple. El riesgo es relativamente bajo, pero el labial podría actuar como vehículo de transmisión de este virus y pasarlo a otra persona.

Finalmente, hay que saber que algunas incidencias en relación cosméticos que se reportan a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (la AEMPS, quién también se encarga de la vigilancia cosmética) son, precisamente, problemas relacionados con la contaminación accidental de los productos debido a una conservación inadecuada. 

Irritación, infección, molestias...

Esto puede producir efectos no deseados en la piel (irritación, infección, molestias…). Los efectos no son atribuibles al producto en sí (ni a su composición, ni a un defecto de calidad). El problema está, como decíamos, en su uso inadecuado o en la mala conservación. Piensa que la cosmética nos acompaña de la mañana a la noche: desde la pasta de dientes y el desodorante a primera hora, hasta la crema de noche que tanto nos gusta. Si sigues las precauciones que hemos ido comentando, disfrutarás de un uso más seguro y efectivo de la cosmética.

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