Te plantas ante el espejo y allí está: una manchita empieza a asomar tímidamente. A medida que avanzan las semanas, notas que se va extendiendo y pigmentando más. Porque, de esto se trata: de una hiperpigmentación.
MAR SANTAMARIA
- Responsable de Atención Farmacéutica de PromoFarma
Una acumulación localizada del pigmento melanina, que puede implicar una mayor proliferación de las células que la producen (melanocitos) o no.
Antes de adaptar la rutina cosmética facial por la presencia de manchas en la piel (o tono irregular), lo primero que hay que saber es que no todas las manchas o hiperpigmentaciones son iguales. Por ejemplo, las pequitas (efélides) y los lunares (nevus) tienen un componente genético, aunque suelen ir a más con la acumulación de exposición solar.
Pequitas y lunares
Las efélides sí responden bien a los cosméticos con ingredientes despigmentantes. En cambio, los nevus no deben tratarse nunca mediante una estrategia cosmética. Tienen una estructura más profunda y es aconsejable que los vayas revisando. Si observas cualquier cambio notable en su aspecto, consulta con tu dermatólogo/a. Su extracción, en caso de ser necesaria, es quirúrgica.
Léntigos y melasma
Otro tipo de hiperpigmentaciones son los léntigos y el melasma. De nuevo, la peor enemiga de todas las alteraciones o problemas de pigmentación es la radiación solar. Y, en estos dos tipos de manchas, más aún, a pesar de que la formación de manchas de melasma (o cloasma, durante el embarazo) tiene bastante que ver con el factor hormonal.
Tanto léntigos como melasma suelen responder bastante bien a un protocolo cosmético despigmentante. Pero, a veces, las manchas de melasma ponen a prueba nuestra paciencia y son más resistentes al tratamiento cosmético. En estos casos, un tratamiento médico-estético puede ser muy interesante.
Lesiones de acné, cicatrices e infecciones cutáneas
Finalmente, y de forma resumida, están las hiperpigmentaciones postinflamatorias (a partir de lesiones de acné, cicatrices, infecciones cutáneas,…). De nuevo, la exposición de la zona al sol tiene mucho que ver con su aparición (así, su prevención pasa por la no-exposición y buena protección).
Queda claro, por tanto, el denominador común de los problemas de hiperpigmentación o el factor que las promueve: el daño oxidativo de la radiación solar. Por tanto, el paso cosmético más importante de todos, y que no puede faltar en ninguna rutina para una piel con manchas, es: la fotoprotección dentro de la rutina de día.
La importancia de aplicar cosméticos con filtros solares
Suelo ser muy insistente con esto de que la radiación solar produce fotoenvejecimiento prematuro y tono irregular. Pero es que me duele en el alma ver personas que invierten tiempo y recursos en una rutina cosmética antimanchas de 10 y se olvidan de este paso fundamental: la aplicación de un cosmético con filtros solares de amplio espectro.
Pensarás, y con razón, que he empezado mi recomendación dermofarmacéutica “por el tejado”. Y es que la fotoprotección viene a ser el último paso de la rutina de día (o el penúltimo, si luego aplicamos maquillaje). Pero, créeme, es determinante.
Pasos a seguir para proteger la piel correctamente
Dicho esto, ordenemos la rutina y empecemos bien por el principio. Paso uno: el uso de un buen limpiador (con o sin ingredientes exfoliantes suaves) para preparar la piel y dejarla receptiva de cara al resto de cosméticos que siguen. A continuación, aplica un cosmético que pueda aportar ingredientes que actúen sinérgicamente contra las manchas. Recuerda que los sérums penetran más que las emulsiones o cremas (que actúan más en superficie).
La vitamina C frena la melanina
Veamos algunos de estos ingredientes. Por un lado, los antioxidantes: la vitamina C, frena la formación de melanina y neutraliza el daño oxidativo causado por el sol, evitando el daño hacia otros componentes de la piel; el ácido tranexámico evita el transporte y concentración de los depósitos de melanina; y, el ácido azelaico, disminuye la síntesis de pigmento (es apto en pieles con acneicas y hasta con rosácea).
Fotoprotector: el gran escudo
Luego, esto ya te sonará: es el turno del fotoprotector. El gran escudo para evitar que los melanocitos se activen demasiado ante el daño solar y se pongan a fabricar melanina a lo loco. Además de filtros solares e ingredientes humectantes, el fotoprotector puede contener en su fórmula una pequeña concentración de alguno de los despigmentantes anteriores.
Consejos para la rutina de noche
Todo suma. ¿Y en la rutina de noche? Vamos con algunos consejos. Tras la limpieza, aquí vienen como anillo al dedo los cosméticos con ingredientes renovadores. Hacen que las capas de la piel se renueven más rápido y así se vaya eliminando la melanina que forma las manchas. Los ingredientes estrella son los retinoides (que no tienes por qué abandonar en verano: dependerá del tipo de derivado y de tu tolerancia y habituación a él), el bakuchiol (apto durante el embarazo) y los ácidos exfoliantes, como el ácido glicólico.
Si tu piel es resistente, una exfoliación semanal más intensiva (aconsejo un exfoliante enzimático), también contribuirá a una mayor tasa de renovación celular y, por tanto, a suavizar las manchas. Y un último (que no menos importante) consejo: la nutricosmética solar puede ser una gran aliada en épocas de mayor intensidad de radiación solar. Un complemento alimenticio a base de Polypodium leucotomos nos ayudará a protegernos del sol desde dentro.
El colofón final a nuestras rutinas despigmentantes es la perseverancia. En cuestión de manchas, prevención y constancia, dan los mejores resultados. Y, por supuesto, el consejo experto siempre que haya cualquier duda. Si no acabas de determinar cómo está tu piel, qué necesita o cómo organizar una rutina cosmética, consulta siempre con un/a profesional.
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