'El valle inquietante': la teoría que explica el rechazo psicológico de las personas a los robots

Imagen del robot humanoide Sophia (derecha).
Imagen del robot humanoide Sophia (derecha).
JMF / WIKIMEDIA COMMONS
Imagen del robot humanoide Sophia (derecha).

Los avances en el mundo de la robótica en las últimas décadas han sido muy importantes, y cada vez más vemos en el mundo real imágenes que antes sólo formaban parte de la literatura y las películas de ciencia ficción.

Precisamente, un tema que es prevalente en estos géneros y que vemos más y más a menudo en prototipos robóticos son las máquinas con apariencia humana. Y, en la vida real, son muchos los que experimentan sensaciones extrañas o desagradables ante este fenómeno.

Un valle inexplicable

Existen varias teorías que, desde el ámbito de la psicología, han buscado explicaciones a cómo y por qué los robots que se parecen en cierta medida a nosotros nos provocan esta especie de rechazo instintivo. La más aceptada de todas ellas es la conocida como hipótesis del valle inquietante.

Gráfico que representa el fenómeno del 'valle inquietante'.
Gráfico que representa el fenómeno del 'valle inquietante'.
EDGAR TALAMANTES / WIKIMEDIA COMMONS

La hipótesis del valle inquietante, a veces llamada del valle inexplicable, fue formulada originalmente por el profesor especializado en robótica Masahiro Mori con el nombre Bukimi no Tani Genshō, y postula que, a medida que la apariencia de un robot (o en general de un objeto o ser; por ejemplo, esta teoría se aplica a juguetes o incluso a cadáveres) es más humana, genera una respuesta emocional cada vez más positiva. No obstante, esta tendencia se invierte al llegar a cierto punto, cuando esta respuesta positiva se torna en repugnancia. 

La curva tiene, explica Mori, más recorrido, ya que a medida que la apariencia es más humana, la dirección vuelve a invertirse, el robot vuelve a inspirar emociones positivas e, incluso, empatía de una forma similar a como se da entre los humanos. El nombre del valle inquietante, por tanto, hace referencia a que, al representar esto en una gráfica, se forma un notable 'valle' en la respuesta emocional que nos inspira el robot.

Mecanismos evolutivos

Sobre el por qué ocurre esto hay varias ideas, y a menudo tienen que ver con supuestos mecanismos evolutivos destinados a proteger la salud de la especie humana.

Por ejemplo, se ha propuesto que podría deberse a un instinto para la selección de pareja, que nos llevaría a evitar determinados defectos y problemas de salud que podrían, en un momento dado, condicionar la fertilidad o la salud de la descendencia. 

Igualmente, se ha señalado que es posible que esta dinámica emocional podría servir para evitar la interacción con fuentes potenciales de patógenos, que serían los desencadenantes de la sensación de desagrado. Concretamente, quienes defienden esta hipótesis a menudo señalan que este mecanismo en los robots podría deberse a su similitud a los cadáveres.

Por último, una de las explicaciones más curiosa dice que esta respuesta emocional tendría como objetivo evitar la reproducción con otras especies de homínidos similares a nosotros, como en su día eran Homo neanderthalensis y Homo floriensis, con los que por razones biológicas la descendencia sería poco viable.

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