Las claves para tolerar la frustración tras no haber alcanzado un objetivo, según una psicóloga

Reconocer la emoción y los pensamientos que sobrevienen en un momento de frustración es esencial para reconducirnos a la calma.
Reconocer la emoción y los pensamientos que sobrevienen en un momento de frustración es esencial para reconducirnos a la calma.
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Reconocer la emoción y los pensamientos que sobrevienen en un momento de frustración es esencial para reconducirnos a la calma.

A lo largo de la vida, marcarse metas y objetivos es muy importante para saber hacia dónde encaminar nuestras acciones. Sin embargo, esto tiene el riesgo de que, por la razón que sea, no logremos alcanzarlas, lo cual puede generar mucha frustración.

Con todo, incluso fracasar en la consecución de un objetivo puede representar una buena oportunidad para aprender. Eso es lo que defiende la psicóloga Cristina Martínez, autora de Ser Feliz es Urgente (Planeta, 2023).

Cómo analizar un error

Para ello, recomienda "hacer un análisis en profundidad de lo que has hecho y de los resultados que has obtenido". Esto se puede llevar a cabo "escribiendo lo que has hecho bien y en lo que crees que has fallado o podrías mejorar, anotando posibles alternativas al comportamiento menos acertado y preparando un plan de acción que incluya esta alternativa para lograr tu meta, analizando cada avance que des en dirección a ella".

"Un fracaso, un error o una equivocación pueden parecer una calle sin salida, pero recuerda las innumerables historias de éxito de las personas que no se rindieron ante el sentimiento de fracaso y decidieron aprender y mejorar con él", aconseja.

"Cuando abres los ojos y tomas verdadera conciencia de tus errores y de las cosas que no salen como a ti te gustaría, puedes aprender de todo ello y tener mejores experiencias en el futuro", añade.

Aceptar el fracaso y el malestar

Martínez también subraya la importancia de aceptar el fracaso y el malestar como algo normal: "Aceptar que el fracaso y el malestar son parte necesaria de la vida es un buen comienzo para empezar a gestionar adecuadamente esta emoción. Tener una alta tolerancia a la frustración te hace la vida menos dramática y mucho más feliz, porque permite afrontar retos y desafíos con los que, queramos o no, más tarde o más temprano nos vamos a encontrar".

"Que las cosas salgan mal no necesariamente conduce a la baja tolerancia, a la frustración, es decir, a la perturbación emocional. La frustración puede provocar molestia, pena o incomodidad, pero todas ellas son emociones adaptativas; proporcionan un valioso mensaje que es preciso que atiendas, pues te llevará a actuar de un modo constructivo. El problema aparece cuando la frustración despierta sentimientos intensos de rabia, desesperación, angustia o depresión, pues estas emociones, lejos de proporcionar aprendizajes significativos, únicamente van a provocar bloqueo y rendición. Es entones cuando hablamos de baja tolerancia a la frustración", concluye.

Referencias

Cristina Martínez. Ser feliz es urgente. Planeta (2023). ISBN978-84-08-26680-8. 

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