Cinco hábitos que mejoran la esperanza de vida después de sufrir un ictus

Una persona que sufre un ictus.
Una persona que sufre un ictus.
Getty Images/iStockphoto
Una persona que sufre un ictus.

Hoy por hoy, el ictus es la segunda causa de muerte en España (la primera en mujeres) y según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año lo sufren alrededor de 120.000 personas, de las cuales un 50% quedan con secuelas discapacitantes o fallecen.

La rápida actuación ante los primeros síntomas es fundamental par determinar la esperanza de vida tras un ictus y para minimizar las secuelas de esta enfermedad, que afecta mayoritariamente a las personas de más de 65 años, pero que cada vez se da más en personas jóvenes (un estudio del Hospital Ramón y Cajal de Madrid determinó que el 14% de los pacientes que sufren un ictus tienen menos de 56 años).  

¿Qué hábitos pueden mejorar la esperanza de vida después de sufrir un ictus? Los especialistas de Durcal - aplicación de teleasistencia dirigida a personas mayores que cuenta con conexión central de emergencias, localización GPS, detector de caídas y medición de constantes vitales-, recopilan cinco consejos que ayudan a una recuperación satisfactoria.

Mantener una vida social activa

Los especialistas explican que tras sufrir un ictus son muchas las personas que se encuentran con un grado de envejecimiento mayor al habitual. “Los cambios físicos y mentales que conlleva la edad pueden verse magnificados por los efectos de esta enfermedad cerebrovascular, y pueden provocar alteraciones en el estado de ánimo como, por ejemplo, sentimientos de aislamiento, soledad, depresión, apatía o irritabilidad”. Por todo ello, insisten en que aunque la vuelta a la vida social es una de las mayores dificultades después de sufrir un ictus, es importante hacer el esfuerzo y reactivarla, ya que está demostrado que mejora el estado psicológico del paciente y favorece su recuperación. 
 

Seguir una dieta saludable

Otro punto importante en la recuperación consiste en hacer pequeños cambios en los hábitos alimenticios. Los expertos recomiendan seguir una dieta saludable y equilibrada a base de frutas, verduras, proteína y alimentos ricos en fibra que ayudarán a reducir el nivel de colesterol, disminuir la presión arterial y controlar la diabetes. “Además, también es preferible priorizar la cocción al vapor y a la plancha, y evitar el uso de la sal. Acudir a un nutricionista puede ser de gran ayuda, debido a que podrá ofrecer consejos sobre alimentación y elaborar un plan que satisfaga las necesidades de cada uno de forma individualizada”, añaden. 
 

Practicar ejercicio físico

El deterioro cognitivo como la disminución de la memoria, atención, orientación, la dificultad en la planificación y organización de las tareas o la falta de equilibrio son algunas de las complicaciones y secuelas posteriores a un ictus que pueden afectar negativamente tanto al paciente como a su familia. En muchas ocasiones es posible que no se logre una recuperación completa del paciente, sobre todo en ictus graves. Sin embargo, los especialistas insisten en que “existen diferentes estudios que demuestran que la actividad física durante los primeros seis meses es una herramienta muy útil de rehabilitación, ya que ayudará al paciente a recuperar la autoestima y mejorar su autonomía”.   

Asistir a centros de apoyo especializados

Muchas organizaciones comunitarias y grupos de apoyo específicos ofrecen servicios de asesoramiento, acogida, apoyo y orientación a las personas afectadas y sus familiares. Durcal recuerda que “estas entidades organizan actividades terapéuticas y sociales destinadas a mejorar la calidad de vida y la integración social de estos pacientes y que, además, también tienen por objetivo informar y formar sobre el ictus, especialmente sobre su recuperación”.

Tener revisiones periódicas

“La recuperación de un accidente cerebrovascular es muy lenta, por lo que resulta esencial acudir de forma regular a las citas de seguimiento con un neurólogo u otro especialista que pueda identificar cualquier nuevo problema o cambio en el estado actual” señalan. La adherencia al tratamiento también es fundamental: “En la gran mayoría de los casos,  estos pacientes continúan con un tratamiento farmacológico anticoagulante que ayude a prevenir la enfermedad responsable del ictus. Es de vital importancia tomar la medicación tal y como se ha prescrito e informar inmediatamente a un médico en caso de sufrir cualquier efecto adverso”.

Infografía de los cinco hábitos que mejoran la esperanza de vida después de sufrir un ictus.
Infografía de los cinco hábitos que mejoran la esperanza de vida después de sufrir un ictus.
CORTESÍA DURCAL.
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