Juan Robles, psicólogo: “Los problemas de salud mental relacionados con las redes sociales van a ir a más"

El psicólogo Juan Robles practicando deporte
El psicólogo Juan Robles practicando deporte
Cedida
El psicólogo Juan Robles practicando deporte

Psicólogo clínico, su nombre es Juan Robles Morala, pero no lo busques en las redes sociales, no lo encontrarás, pues huye explícitamente de ellas por considerarlas "prácticamente un cáncer". Lo que sí encontrarás en las librerías es su primer libro, ‘Psicología para t@ntos’, un manual didáctico y divulgativo con el que quiere acercar la psicología al gran público.

Este t@ntos ¿qué esconde, un ‘tantos’ o un ‘tontos’? Esa era la idea, sembrar la duda, hacer un juego de palabras llamativo, una portada llamativa… y con la ayuda de un amigo mío que es diseñador gráfico creo que lo he conseguido. A lo mejor el título a alguien le puede parecer ofensivo si lo interpreta como la palabra ‘tontos’, pero lo quería reflejar es que es un libro de psicología de divulgación, dirigido a cualquiera que sea lo suficientemente abierto de mente como para interpretar que somos tanto ‘tontos’ como ‘tantos’. Y es que, en realidad, y yo me incluyo entre ellos, es psicología de un tonto para tontos o de un tanto para tantos. Y es que hasta los psicólogos sabemos mucho menos de psicología de lo que creemos.

Cuéntanos, a grandes rasgos, qué hay en este libro y en quién pensabas cuando lo escribiste. Es, básicamente, un libro de divulgación para todo el mundo. Lo primero que me pregunté a mí mismo cuando lo escribía es cómo transmitir todo lo que yo había aprendido, tanto en mis estudios como de forma autodidacta, de manera que lo entendiera todo el mundo, la gente que va a la consulta. Y hacerlo de modo cercano, humano, por eso hablo al lector de tú a tú, porque muchas veces los profesionales de la salud mental hablamos desde una especie de superioridad moral que puede hacer pensar a la gente que tenemos nuestra vida perfectamente en orden, y eso no es cierto.

Afirmas que mucha gente habla y tiene en cuenta muchos conceptos psicológicos, como ‘miedo al rechazo social, autoengaños, ansiedad, depresión, enfermedad mental…’, pero que nunca reconocen padecerlos, que huyen de ellos… Sí, porque son temas de los que todos hablamos, que tenemos en cuenta, pero de los que siempre hablamos en segunda o tercera persona porque nos cuesta mucho reconocer emociones ‘negativas’, y si somos hombres, más. Nos cuesta reconocer que nos sentimos frustrados, celosos o que sentimos envidia… como si sintiéndolas fuéramos un ser humano defectuoso, pero estamos diseñados para sentir esas emociones. Por ejemplo, estamos ‘diseñados’ para alegrarnos de las desgracias ajenas, es un mecanismo de comparación entre nuestro bienestar y el del resto para sentirnos mejor, por eso -y también está demostrado- que nos acercamos a gente con problemas para intentar igualar ese mecanismo de bienestar.

En el tema de la conciencia de las emociones se está avanzando mucho últimamente… Sí, es cierto. Ahora mismo hay una nueva corriente en psicología que se llama ‘terapias de tercera generación’ y uno de sus principios es precisamente el de dejar de intentar pelear contra nosotros mismos, de negar esas emociones ‘negativas’, de intentar cambiar el contenido de nuestros pensamientos, que es algo que no podemos controlar, y centrarnos un poco más en aquellas cosas que sí podemos controlar. Esto puede parecer muy obvio, pero nos ha costado muchos años llegar a esta conclusión.

Dices que hemos normalizado vivir en un mundo ‘de locos’. Sí, hemos normalizado vivir en un mundo de locos y creo que aún no somos conscientes de las repercusiones que tendrán los últimos 30 o 40 años en nuestra evolución, y en eso los medios de comunicación y las redes sociales tienen mucho que ver.

“Los seres humanos estamos diseñados para recibir halagos y críticas de un número limitado de personas. Cuando lo hacemos exponencial, nuestra mente no lo puede soportar”

Yo personalmente huyo explícitamente de las redes sociales, para mí son prácticamente un cáncer, porque los seres humanos estamos diseñados para recibir halagos y críticas de un número limitado de personas, y cuando lo hacemos exponencial nuestra mente no lo puede soportar. Además, no podemos controlar a nivel hormonal el tiempo que pasamos en las redes sociales porque funcionan con un sistema de refuerzo muy poderoso, y eso los psicólogos que las diseñan lo saben. Bajo mi punto de vista, no tiene sentido abandonar las relaciones sociales tal y como las conocemos, porque llevan cientos de miles de años con nosotros, por otras como las redes sociales, que llevan apenas unos años con nosotros… Los problemas de salud mental relacionados con las redes sociales no hacen más que aumentar y van a ir a más. Creo que no somos conscientes de hasta qué punto nos van a afectar.

Asusta un poco lo que dices… Creo que deberíamos ser más conscientes de estas cosas y hacer más autocrítica, introspección, para darnos cuenta de hasta qué punto estamos sometidos a ciertos sesgos. En mi libro cito mucho a Elliot Aronson, que en su libro ‘El animal social’ hace mucha referencia a la difusión de la responsabilidad, es decir, que nos dejamos llevar por la presión social, que si 10 personas hacen algo mal nos sentimos menos responsables que si las hacemos nosotros solos… Esto, a día de hoy, con el anonimato que dan las redes y el poder que tienen determinados influencers es una locura, porque una sola persona puede influir de una manera que no se hacía antes, y esto, históricamente ya sabemos que es peligroso. Mira Elon Musk comprando Twitter…

Aunque en el libro tratas muchos temas, eres especialista en traumas, personalidad y conducta. ¿Crees que todos tenemos algún trauma en mayor o menor medida? Sí, los episodios traumáticos también son una parte de nuestro aprendizaje natural, porque el cerebro está diseñado para que un aprendizaje negativo, sobre todo a cierta edad, se mantenga de por vida. Si preguntas, todo el mundo tiene muy presente algún episodio concreto negativo de su infancia o su adolescencia que ha cambiado su comportamiento de alguna manera. A muchas personas esos episodios les cambian conductas o comportamientos de por vida.

“Una consulta se queda corta para abordar los problemas de salud mental, la mayoría de ellos no se pueden arreglar en la charla de un diván”

¿Cuál es el más trauma más frecuente con el que te encuentras? El problema de buscar un trauma o traumas concretos es que nuestra memoria es defectuosa. A lo mejor en un niño o un adolescente, que son con los que yo trabajo ahora, puedes encontrar el origen de un trauma, pero en los adultos es muy complicado. Hay algunos que son más claros. Por ejemplo, en el caso de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), con lo que también he trabajado mucho, hay veces que es más evidente el contacto con normas culturales sobre la imagen, la talla… asociadas al éxito. También es más fácil en las mujeres, suelen ser más abiertas que los hombres para acudir a una consulta y para reconocer sus problemas. Otras veces, por poner otro ejemplo, te encuentras con adultos a los que les cuesta mantener relaciones amorosas y que no son capaces de relacionarlo con que sus padres discutían mucho. Pero, en resumen, casi todos los traumas provienen de emociones muy básicas, especialmente el miedo, que es la emoción que genera en nosotros un aprendizaje mucho más rápido y mayor que cualquier otra. Lo que hacemos, muchas veces, es buscar la emoción que hay detrás del trauma, más que el hecho en sí que lo ha originado, porque muchas veces es imposible.

¿Cómo estás viviendo el boom de la preocupación por la salud mental? ¿Ya era hora de que se hablara del tema o corremos el peligro de banalizarlo? Está claro que siempre que un tema se populariza, corremos el riesgo de que se banalice, pero, aun así, creo que es algo beneficioso. Aunque no todo el mundo vaya a tener el conocimiento que tenemos los que estudiamos el tema durante años, tener unas nociones básicas, saber de qué estamos hablando, con divulgación libros con el mío, pueden ayudar…

¿Los coaches pueden ser útiles o mejor huir de ellos? Entiendo que los coaches son algo que responde a una demanda económica, y al fin y al cabo vivimos en un mundo capitalista, porque creo que las consultas psicológicas tal y como las conocemos no están respondiendo a las necesidades de salud mental. Dicho esto, no se puede comparar los estudios y la preparación de un psicólogo clínico, que necesita una titulación universitaria y un master carísimo para abrir una consulta, con la de un coach, que es un curso de unos meses y encima ya pueden abrir un consultorio. De hecho, yo también tengo la titulación de coach. Puede haber coaches muy buenos y psicólogos clínicos muy malos, pero, en general, yo no acudiría a un coach sin informarme sobre la formación que tiene.

“Nos cuesta reconocer que nos sentimos frustrados, celosos o que tenemos envidia… como si sintiéndolo fuéramos un ser humano defectuoso”

Si una consulta psicológica no es suficiente, ¿cómo abordamos los problemas de salud mental entonces? Bajo mi punto de vista, una consulta se queda corta para ayudar a mucha gente, pues la mayoría de los problemas no se pueden arreglar en la charla de un diván. Yo ahora voy a participar en un proyecto en el que va a haber un entrenador personal, un psicólogo, un nutricionista y un fisioterapeuta, porque creo que para abordar este boom de la salud mental, tenemos que ser conscientes de que la psicología, como ciencia del comportamiento que es, engloba todo tipo de comportamientos, y no podemos eliminar conductas tan importantes como la actividad física, comer, dormir… Ahora no estamos abordando bien el tema, por eso los coaches tienen cabida. Pero tenemos que tener cuidado, porque muchas veces no tienen las herramientas para ayudar a la gente.

¿Habrá más libros? No lo sé, porque este ha sido un proyecto muy personal y en este libro me he expuesto mucho… Desde luego, no escribiré un segundo libro si no creo que puedo aportar algo nuevo. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento