Qué son el embarazo molar y las enfermedades trofoblásticas

Ecografía mostrando un embarazo molar. Se puede observar el patrón de 'racimo', formado por los quistes en la mola.
Ecografía mostrando un embarazo molar. Se puede observar el patrón de 'racimo', formado por los quistes en la mola.
MIKAEL HAGGSTROM / WIKIMEDIA COMMONS
Ecografía mostrando un embarazo molar. Se puede observar el patrón de 'racimo', formado por los quistes en la mola.

El embarazo es un momento bastante delicado para la salud de la mujer y, aunque afortunadamente la medicina moderna logra que cada día los riesgos sean menores, siempre existe la posibilidad de que aparezcan complicaciones. Una instancia poco frecuente son las enfermedades trofoblásticas, como el embarazo molar.

¿Qué son las enfermedades trofoblásticas? ¿Y el embarazo molar?

Las enfermedades trofoblásticas reciben su nombre del trofoblasto, que es un tipo de tejido que aparece en las primeras fases del embarazo y que posteriormente se convertirá en la placenta. Así, las enfermedades trofoblásticas son aquellas que se caracterizan por una proliferación de este tejido. 

En la mayoría de casos, las enfermedades trofoblásticas no se consideran tumores, pero hay excepciones como el coriocarcinoma (cáncer de placenta) que pueden derivar en malignas, llegando incluso a desembocar en metástasis de mal pronóstico.

Las probabilidades de sufrir estas enfermedades, aunque son en general como decimos poco frecuentes, se incrementan con la edad, siendo notablemente mayores pasados los 40 años. Igualmente, los antecedentes personales y familiares son también factores significativos de riesgo.

La más común de estas enfermedades es el embarazo molar, que consiste en un crecimiento del tejido trofoblástico hinchado y con quistes (aunque puede aparecer en combinación con tejido trofoblástico normal) y en el que no hay feto o, si lo hay, no hay posibilidades de que sobreviva.

¿Tienen síntomas?

Los síntomas pueden variar en función de la enfermedad trofoblástica de la que se trate; sin embargo, a nivel general se produce un período de amenorrea con síntomas subjetivos del embarazo (náuseas, vómitos...) junto a metrorragias (sangrados) irregulares.

Junto a ello, puede haber expulsión de restos molares, mal estado general, dolor abdominal y anemia. En instancias más raras, también pueden presentarse signos de hipertiroidismo, taquicardia, sudoración, temblores, preeclampsia, e insuficiencia hepática. 

En las variantes cancerígenas, pueden darse metástasis y coagulopatías.

¿Cómo se trata?

La primera actuación es la extracción de la mola (masa de tejido trofoblástico anormal) por medio del procedimiento quirúrgico de dilatación y curetaje.

Tras este proceso, es importante monitorizar durante algún tiempo los niveles de la gonadotropina coriónica humana, una hormona típica del embarazo que produce el tejido trofoblástico, y que debería normalizarse tras la extirpación. Si se mantiene elevado, podría indicar que han quedado restos de tejido anormal que continúan creciendo.

En complicaciones cancerígenas, como la neoplasia trofoblástica gestacional, puede ser necesario el tratamiento por los medios habituales en el cáncer (quimioterapia) o incluso la extirpación completa del útero (histerectomía). Si se produce metástasis, el tratamiento será de naturaleza oncológica.

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