¿Cuál es el calzado más adecuado cuando los niños comienzan a dar sus primeros pasos?

Según un estudio, el tipo de calzado de los niños estaría relacionado con un aumento en el número de tropiezos y caídas.
Según el estudio, el tipo de calzado de los niños estaría relacionado con un aumento en el número de tropiezos y caídas.
PIXABAY.
Según un estudio, el tipo de calzado de los niños estaría relacionado con un aumento en el número de tropiezos y caídas.

¿Cuál es el calzado más adecuado para los niños cuando estos comienzan a dar sus primeros pasos? Un reciente estudio elaborado por el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) - centro de I+D vinculado a la Universitat Politècnica de València- pretende arrojar luz sobre este asunto que tanto inquieta a la mayoría de los padres cuando sus bebés empiezan a caminar, y al mismo tiempo, desmontar algunos mitos y creencias erróneas.

Liderado por un equipo multidisciplinar del IBV formado por especialistas en biomecánica del pie y de la marcha, con formación en Podología, Fisioterapia, Traumatología e Ingeniería, el estudio se ha realizado con bebés con edades comprendidas entre los 14 y los 25 meses que llevaban, al menos, entre uno y tres meses caminando de forma independiente y estable.

Ellos han sido los protagonistas de una investigación biomecánica, consistente en un análisis cinemático y dinámico de la marcha con tres tipos de calzado. El primero de ellos sería el calzado minimalista, sin contrafuerte o estabilizador externo y suela de espesor en el antepié en torno a 1 cm; seguido del convencional, con contrafuerte rígido, suela poco flexible y de espesor en el antepié mayor a 1cm; y por último, el de biogateo, sin contrafuerte, con estabilizador externo flexible y suela de espesor en el antepié menor de 1 cm.

Tras comparar los efectos de esto tres tipos de calzado infantil sobre la forma de caminar, los expertos han llegado a la conclusión de que aunque todos los calzados alteran el patrón de marcha descalzo, el calzado tipo minimalista confiere mayor inestabilidad al niño que el calzado convencional o el biogateo e, incluso, más inestabilidad que caminar descalzo. Esto, entre otros problemas, estaría relacionado con un aumento en el número de tropiezos y caídas.

Los especialistas explican que el calzado “supone una extensión artificial del miembro inferior que el niño ha de gestionar durante el desarrollo de la marcha. Si este calzado no presenta una estructura funcional mínima, el niño tendrá que realizar un esfuerzo extra que se traduce en una mayor modificación del patrón de marcha y un menor control, lo que provoca un aumento de tropiezos y caídas”. De hecho, el estudio aprecia 0% de caídas con calzado convencional, con biogateo y con la marcha descalzo, frente a un 7,5% con calzado del tipo minimalista.

Infografía realizada por el IBV que compara la marcha de los bebés con los pies descalzos y tres tipos de calzado.
Infografía realizada por el IBV que compara la marcha de los bebés con los pies descalzos y tres tipos de calzado.
Cortesía IBV.

Además, el estudio insiste en que a día de hoy no se han encontrado evidencias que sustenten las afirmaciones que vinculan el aporte de estabilidad del calzado convencional o del calzado biogateo a un efecto perjudicial para la salud futura de los pies. “El calzado más adecuado para esta etapa es aquel que, además de proteger al niño del frío y del entorno cuando no es seguro, tiene una estructura funcional mínima adecuada para permitir la movilidad del pie sin reducir el control de la marcha”, concluye el trabajo del IBV.

¿Cuáles son las principales conclusiones de este estudio?

Estos son cinco aspectos analizados:

Control medio lateral

El soporte estructural en el calzado mejora el control medio lateral del talón en el contacto inicial del pie sobre el suelo. El calzado ‘biogateo’ aporta más control medio-lateral en el contacto inicial del talón y el apoyo del pie sobre el suelo, lo que reduce el riesgo de inestabilidad.

Estabilidad

Un calzado sin estructura funcional mínima incrementa el riesgo de caídas con respecto a caminar descalzo. Destaca la única presencia de caídas con el calzado minimalista.

Repetibilidad

Una longitud de paso más variable se asocia a una marcha más inestable y a un mayor riesgo de caídas. El calzado minimalista produce una marcha con mayor variabilidad en la longitud de paso.

Flexibilidad metatarsianos

El calzado debe facilitar la flexión de la articulación metatarsofalángica durante la fase de despegue. Todos los calzados reducen la movilidad de la articulación metatarsofalángica respecto al pie descalzo.

Movilidad articular del tobillo

En la marcha descalza, el pie apenas presenta flexión respecto de la tibia en el contacto inicial, por lo que contacta prácticamente plano. El calzado incrementa el rango de la movilidad de la articulación del tobillo y rodilla en sus rangos de flexo extensión con respecto a ir descalzo.Por lo tanto, el calzado no limita los movimientos de la rodilla ni del tobillo.

Por tanto, según el IBV, el calzado más adecuado para la etapa de adquisición de la marcha será siempre aquel que reúna estas tres condiciones: proteger en entornos no controlados, permitir la movilidad del pie y mantener la estabilidad natural del pie descalzo. 

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