Pérdida auditiva en bebés: estos son los signos de alerta a los que tenemos que estar atentos

  • Aunque las pruebas de cribaje neonatal hayan salido bien, hay veces que la pérdida auditiva se produce por causas no congénitas, como citomegalovirus (CMV) o tóxicos.
Niño con un implante coclear
Niño con un implante coclear
Advanced Bionics / Cedida
Niño con un implante coclear

Al nacer, antes de darles el alta en el hospital, los recién nacidos son sometidos a una prueba de audición, un cribaje que determina que su oído funciona correctamente y que no tiene ningún problema congénito que le provoque hipoacusia. Sin embargo, aunque esta prueba sea correcta, no significa que el bebé no vaya a padecer, durante los primeros meses de vida, algún problema no congénito que le impida escuchar correctamente. 

Si esto sucede, es importante que se detecte lo más prematuramente posible, pues el oído es un sentido de vital importancia para el aprendizaje los primeros años de vida. De hecho, se calcula que un niño necesita oír alrededor de 45 millones de palabras antes de los cuatro años y al menos 20 mil horas de escucha durante la infancia para adquirir correctamente y a tiempo las destrezas en lenguaje y lectoescritura. Si los padres están atentos a algunos signos de alerta, el diagnóstico será más prematuro y, por tanto, se podrá poner remedio antes y evitar o minimizar las posibles secuelas.

Signos de aleta de la hipoacusia antes de los seis meses

Un bebé de menos de seis meses con un oído sano, tiene que, de alguna forma, manifestar algún tipo de respuesta ante la presencia de sonidos, especialmente si se trata de las voces de sus personas de referencia, sobre todo la de su madre. Así, por ejemplo, entre los tres y los cinco meses de vida, los bebés tienden a dirigir la mirada o girar la cabeza hacia la fuente de donde procede el sonido. Algunos comportamientos que nos tienen que llamar la atención antes de los seis meses son:

• La ausencia de respuesta ante la presencia de sonidos: no gira la cabeza o la mirada si oye un ruido, no se asuste o despierten ante un sonido fuerte

•No tranquilizarse con la voz de su madre o no se interese por otros sonidos familiares.

•A partir de los tres meses no emite sonidos para atraer la atención.

En qué debemos fijarnos entre los 6 y los 12 meses

A partir de los seis meses, la mayoría de los niños balbucean, hacen pedorretas, y ya no solo dirigen la mirada hacia la fuente de los sonidos que escuchan, sino que tienden a dirigir el cuerpo entero porque ya son capaces de moverse más libremente. Además, según nos vamos acercando al año, reconocen su nombre y reaccionan cuando se les llama. Los signos que deberán, llamar la atención de los padres en este periodo son:

•No girarse hacia la fuente de los sonidos.

•No responder con sonidos vocálicos cuando se le habla.

•No balbucear, o empezar a hacerlo y que no juegue con ellos, lo que provocará que desaparezcan.

•No responde a su nombre.

•No responde a palabras como ‘dame’ o ‘no’ si no van acompañadas de gestos.

Signos de hipoacusia entre uno y dos años

A partir de los 12 meses, el lenguaje del niño, sobre todo a nivel comprensivo, da un salto importante, y también es común que empiece a pronunciar sus primeras palabras. Por eso, deberemos prestar atención si no…

•Comprende palabras, órdenes o preguntas sencillas, de uso común.

•Señala objetos y personas familiares cuando se le nombran.

•Repite palabras con sílabas replicadas, como papá, mamá, tete, bibi…

•Nombra objetos que conoce.

•Presta atención a cuentos o canciones infantiles.

•Exprese frases de dos palabras.

•Acuda si se le llama desde otra habitación.

A partir de los dos años, la hipoacusia se hará más evidente, pues se notará, además de en las dificultades del lenguaje a la hora de expresarse y comprender, en la relación con sus iguales. Así, es común que los niños con algún tipo de hipoacusia tengan problemas en la escuela infantil y tiendan a ser impulsivos o tener un comportamiento inadecuado, que les cueste participar en las actividades, centrar la atención, relacionarse con otros niños, etc.

Qué hacer si sospecho que mi hijo no escucha bien

Si notamos en nuestro hijo alguno de los signos de alerta, aunque en las pruebas de cribado neonatal no se sospechara de hipoacusia, hay que acudir al pediatra o especialista para que vuelvan a realizarle pruebas de audición, como PEATC o PEAee. Y es que, aunque la mayoría de los problemas de audición en bebés o niños pequeños son congénitos y están presentes al nacer, otros -alrededor del 35%- son adquiridos y se manifiestan los primeros meses de vida. Entre las causas más comunes de hipoacusia adquirida en bebés están las infecciones, especialmente las producidas por citomegalovirus (CMV), tóxicos y otros agentes, que suceden durante el periodo prenatal, el parto o los primeros meses de vida.

El tratamiento para este tipo de hipoacusias debe ser siempre multidisciplinar y combinar, además de los tratamientos médicos adecuados, logopedas, psicólogos y audioprotesista, especialmente si, como en muchos casos, se precisa de un implante coclear, pues un importante porcentaje de las más de 17 mil personas que en España llevan uno de estos implantes son niños e incluso bebés.

Rerefencias:

-J.I. Benito Orejas, J.C. Silva Rico. ‘Hipoacusia: identificación e intervención precoces’. Revista Pediatría Integral. Volumen XVII, Nº5. Junio 2013.

-‘Sordera o hipoacusia en el niño pequeño’. Revista En familia, de la Asociación Española de Pediatría. 

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