¿Amor u obsesión?: cómo saber si estoy enganchado negativamente a otra persona

¿Qué delgada línea separa un amor sano de una obsesión?
¿Qué delgada línea separa un amor sano de una obsesión?
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¿Qué delgada línea separa un amor sano de una obsesión?

“Eres mi vida y mi muerte / Te lo juro, compañera / No debía de quererte / No debía de quererte / Y sin embargo te quiero...”. Quintero, León y Quiroga escribieron esta estrofa a mediados del siglo XX para la reina de la copla Juanita Reina. Antes y después son infinitas las canciones - y también las películas, novelas, series...- que se han sumergido en el farragoso mundo de los amores tóxicos para describir sus luces y sus muchas sombras. Porque, ¿en qué punto un amor sano se convierte en una obsesión? ¿Cómo distinguir uno del otro?

Los expertos aseguran que la obsesión por otra persona con la que se mantiene una relación romántica tiene riesgos importantes: entre ellos, la extrema dependencia, problemas en la vida social como el aislamiento, falta de autoestima e, incluso, síntomas parecidos al conocido como síndrome de abstinencia.

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De hecho, señalan que esta obsesión aparece normalmente cuando la persona que la sufre tiene una baja autoestima y solo percibe que ese vacío que siente en su vida se llena gracias a la otra persona. Esta ‘adicción’ demuestra una forma de relacionarse basada en la dependencia emocional del otro en la que además se es capaz de aceptar cualquier cosa con tal de no estar solo. El amor obsesivo se convierte en una especie de patología que causa daño tanto a quién lo sufre como a la persona objeto del deseo.

¿Cómo reconocer, entonces, una obsesión? Los especialistas resaltan una serie señales para identificarla:

- Quienes viven de una manera tóxica el amor suelen dejar en un segundo plano o directamente renunciar a sus propios intereses, deseos y necesidades en pro de los del otro. No quedar con los amigos, visitar cada vez menos a la familia o aparcar las aficiones son algunos síntomas claros. La pérdida del espacio personal es clara.

- Suelen tener pensamientos demasiado excesivos hacia el otro, que pueden obstaculizar las rutinas de la vida diaria: trabajo, tareas, relaciones sociales y familiares... Todo gira alrededor de la pareja.

- Son personas que cuando están solas se sienten vacías, incompletas e inseguras.

- Tienen baja autoestima y buscan en todo momento la aprobación y cariño del otro. Sienten un enorme miedo al rechazo.

- Se enfocan de forma exclusiva en el otro, aparcando sus propios problemas.

- Suelen negar el problema y justificarse a sí mismos.

- Viven en un estado de constante infelicidad al basar su felicidad en el cariño que le da la otra persona y no en el amor propio.

- Hacen propias las opiniones y sentimientos del otro.

- Están pendientes de todas sus publicaciones, comentarios y personas que agrega en su lista de amigos en las redes sociales.

- En un relación sana se siente la necesidad de seguir creciendo y mejorando lo que no nos gusta de nosotros mismos, cuando hay amor obsesivo por el contrario suelen aflorar rasgos más oscuros: inseguridad, conductas compulsivas, celos infundados.

- Una persona obsesionada con su pareja suele negarse a ver los aspectos negativos de ésta y tiende a crear una versión bastante irreal de su pareja.

- En casos extremos, son capaces de justificar las humillaciones e incluso la violencia verbal o física del otro en ‘nombre del amor’ que le profesan.

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