El perfil de los hombres con vigorexia o la obsesión por desarrollar masa muscular: ni narcisistas ni cachas

El mayor riesgo de la vigorexia es que se produzca una insuficiencia cardíaca debido al aumento del tamaño de los músculos, ya que pasa menos sangre por el corazón. A ello hay que sumarle el abuso de los esteroides y anabolizantes.
Cómo reconocer a una persona que tiene vigorexia: la obsesión por ganar masa muscular
Un hombre carga con una pesa en el gimnasio
Getty Images/iStockphoto
Cómo reconocer a una persona que tiene vigorexia: la obsesión por ganar masa muscular

Si bien es cierto que todavía a día de hoy no existen datos oficiales, los expertos estiman que en España entre 20.000 y 50.000 personas padecen vigorexia, un trastorno del cuerpo que implica una obsesiva preocupación por el aspecto físico, lo que se hace notable en la ganancia de masa muscular compulsiva, y una visión distorsionada de la propia imagen.

El perfil de estas personas con adicción al gimnasio corresponde, a menudo, con la de un hombre joven, de entre 18 y 35 años, con poca autoestima, muy controladores y que en muchos casos han recibido burlas en su infancia debido a su aspecto físico, según explica el responsable Antonio Grau, Director Clínico de Clariane España

Asimismo, para el vicepresidente de la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE), Miguel del Valle, estos deportistas se ven sin musculatura, flácidos e intentan corregirlo mediante la práctica deportiva sin límites, sin tener en cuenta los riesgos que conlleva. Entre las consecuencias de este trastorno se encuentra el encogimiento de testículos, infertilidad, calvicie y mayor riesgo de padecer cáncer de próstata en hombres. En el caso de las mujeres, repercute en la disminución del tamaño de las mamas, aumento del tamaño del clítoris, redistribución de la grasa a formas andróginas, aumento del vello facial y pérdida de cabello. 

Cómo reconocer a una persona con vigorexia: síntomas

La obsesión por ir todos los días al gimnasio con el único objetivo de ganar un mayor porcentaje de musculatura hace que anulen todas las demás facetas de su vida, de manera que muchos de ellos se pasan las tardes en el gimnasio haciendo circuitos una y otra vez. En algunos casos, entre seis y ocho horas diaria. Sin embargo, lo que muchos no saben es que el mayor riesgo de la vigorexia es que se produzca una insuficiencia cardíaca debido al aumento del tamaño de los músculos, ya que pasa menos sangre por el corazón.

Asimismo, los vigoréxicos centran toda su actividad durante su tiempo de ocio en el entrenamiento del gimnasio, por lo que llegan a abandonar sus obligaciones familiares y su vida social, y además, suelen consumir productos anabolizantes. Antoni Grau, especialista en trastornos de la conducta alimentaria, señala que la mayoría de ellos no tiene pareja y su vida social se ve muy deteriorada, hasta el punto de que muchos de ellos buscan trabajo en los propios gimnasios "porque es la única forma que tienen de compatibilizar esta obsesión con ganarse la vida".

A todo ello hay que sumarle el férreo control de la alimentación. "Se alimentan casi exclusivamente de proteínas y algunos carbohidratos, eliminando las grasas de su dieta con el fin de obtener más masa muscular", indica. Además, para que se marquen las abdominales, necesario bajar el nivel de grasa corporal hasta límites peligrosos para la salud, con el fin de "lograr el cuerpo perfecto", una definición que cambia con los años en función de las modas y las época.

Cuáles son las causas de esta dismorfia corporal

En realidad estas personas tienen un intenso miedo a parecer débiles y enclenques", explica el experto en Trastornos de la Conducta Alimentaria Antonio Grau, recordando que muchos presentan "experiencias prematuras traumáticas, como burlas de pequeño sobre un aspecto débil y enclenque, o una baja estatura, y ahora intentan compensar el daño que les ha hecho esto en su autoestima con una hipermusculatura".

Estas personas cada vez se aíslan más de la sociedad porque, al estar tan obsesionadas con el culto a su cuerpo, evitan los restaurantes donde no controlan la dieta, todo tipo de relaciones sociales, gran absentismo laboral, y sobre todo mucho aislamiento social. Aunque estas personas son bastante conscientes de que están enfermos, en muchos casos es necesario que aparezca algún efecto secundario propio de su vigorexia, como la hipertensión arterial, un cáncer o infertilidad, para iniciar un tratamiento.

Una imagen equivocada del perfil de persona con vigorexia

"Tenemos la imagen del cachas y del narcisista y la realidad no es esa". Esto es lo que opina el vicepresidente de la Federación Española de Medicina del Deporte (FEMEDE), Miguel del Valle indica que la idea que se tiene de la persona con vigorexia es, en la mayor parte de los casos, equivocada. De hecho, estas personas procuran no exhibir nunca su cuerpo debido a la distorsión que tienen de su propia imagen. El experto alerta de que los indicadores señalan que este trastorno ha aumentado en los últimos años. "La publicidad tiene mucho que ver", señala. 

"Los medios de comunicación ofrecen imágenes corporales que fomentan conductas que pueden desencadenar trastornos de este tipo en poblaciones vulnerables, ya que los estilos corporales deseados e idealizados van de la mano de la publicidad y la moda". Ante esto, recomienda enseñar y educar desde la infancia, aunque reconoce que "mientras se sigan propugnando y transmitiendo determinados valores respecto a los modelos sociales estándar a imitar, el reto es complicado".

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