La técnica que reduce hasta en un 50% los efectos secundarios de la cirugía de próstata

La hiperplasia benigna de próstata afecta a más de la mitad de los varones por encima de los 60 años y compromete seriamente la calidad de vida, pero las operaciones para solucionarla pueden tener importantes complicaciones.
La hiperplasia benigna de próstata afecta a más del 50% de los varones de más de 60 años
La hiperplasia benigna de próstata afecta a más del 50% de los varones de más de 60 años
Getty Images/iStockphoto
La hiperplasia benigna de próstata afecta a más del 50% de los varones de más de 60 años

La hiperplasia benigna de próstata, una patología que consiste en un agrandamiento anormal de la próstata sin que exista un crecimiento cancerígeno, afecta a más del 50% de los varones a partir de los 60 años y a más del 75% a partir de los 80. Cuando alcanza determinado grado de gravedad, muchas veces se hace necesario intervenir quirúrgicamente para evitar que aparezcan molestias. 

Por desgracia, este procedimiento no es inocuo, y puede provocar una serie de complicaciones y efectos secundarios que perjudican de manera importante la calidad de vida del paciente. Algunas consecuencias comunes incluyen las hemorragias, las infecciones, la incontinencia urinaria o la disfunción eréctil.

Una patología que afecta al 50% de los varones

Con todo, y según apunta el Grupo Policlínica en una nota de prensa, la llegada de las últimas tecnologías, como el láser de última generación o la cirugía robótica están cambiando radicalmente este panorama. "Con las nuevas técnicas quirúrgicas, mínimamente invasivas, se disminuyen notablemente los efectos indeseados de las cirugías de próstata, acortando la estancia del paciente en el hospital y reduciendo aproximadamente en un 50% las complicaciones habituales", señala la entidad.

Hay que tener en cuenta que la hiperplasia benigna de próstata es una de las patologías que más frecuentemente afectan a esta glándula masculina. Se trata de un problema que no pone en riesgo la vida del paciente, pero que sí que puede disminuir su calidad en gran medida: cuando alcanza cierta gravedad, provoca síntomas característicos como flujo de orina debilitado o dificultad para iniciar la micción, aumento de la frecuencia miccional, incontinencia por rebosamiento,  dificultad o imposibilidad total para orinar.

Tal y como detalla el Dr. David Salinas, socio fundador de Uros Associats, el grupo privado de especialistas en Urología más grande de España, asociado a Grupo Policlínica, "Hasta hace poco, las próstatas con hiperplasia mayores de 70-80 gr -aproximadamente el 50% de las próstatas que operamos- tenían que ser intervenidas mediante cirugía abierta, con un postoperatorio mucho más largo, una cicatriz en el abdomen y un riesgo de sangrado y transfusión mucho mayor"

Láser de alta potencia

De la misma forma, las próstatas menores de 70-80 gr anteriormente se podían intervenir a través la uretra, pero con otra técnica que igualmente presentaba más riesgo de sangrado, más tasa de reintervención por complicaciones (8.8% vs 4,3%) y más probabilidad de reintervención por recrecimiento de la próstata (2% anual vs 0,7 % a los 10 años) en comparación con las nuevas técnicas, que ya se utilizan para todos los grados de hiperplasia.

"El láser de alta potencia permite intervenciones a través de los orificios naturales, por lo cual no hay cicatriz y nos permite intervenir cualquier tamaño de próstata con evidentes ventajas para el paciente", afirma el Dr. Salinas. "Esta tecnología permite además abordar patologías concomitantes, como litiasis y estenosis de la uretra de una manera mucho más rápida y eficaz", añade.

La intervención mediante láser de alta precisión recibe el nombre de HoLEP, Enucleación por láser holmio (el más avanzado actualmente para el abordaje de la hiperplasia benigna de próstata. La cirugía con este láser de alta precisión permite extraer el tejido agrandado de la próstata en su totalidad, con un mínimo sangrado durante la intervención. Gracias a ello, permite operar próstatas de cualquier tamaño con menos riesgo. Además, para la intervención se utiliza generalmente anestesia raquídea y la mayoría de los pacientes abandonan el hospital sin sonda en un día o dos.

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