Lucía, mi pediatra: "Hay que hablar a los niños sobre su propio cuerpo y lo que ocurre en él"

La doctora Lucía Galán, conocida como 'Lucía, mi pediatra', explica algunas claves para establecer un nivel de preocupación equilibrado por la salud de nuestros hijos e hijas y para educarles en el cuidado de su propio bienestar.
Lucía, mi pediatra
Lucía, mi pediatra
CEDIDA
Lucía, mi pediatra

Por supuesto, una de las principales preocupaciones de cualquier madre o padre es la salud de los hijos o hijas. Esto es lógico, pero como en todo hay que encontrar el debido equilibrio. Los niños necesitan cuidados, sin duda, pero un exceso de celo puede ser contraproducente. 

Encontrar este punto ideal no es sencillo. Para dar con algunas de las claves, 20minutos se ha puesto en contacto con la doctora Lucía Galán Bertrand, pediatra y divulgadora conocida en redes como @luciamipediatra. Esta experta es además fundadora del Centro Creciendo, que cuenta con tres sedes en Alicante y ha abierto recientemente una cuarta en Mirasierra (Madrid) con más de 50 especialistas dedicados a todos los miembros de la familia, y pertenece al Consejo Asesor de UNICEF.

"Es inevitable acudir al pediatra con dudas menores"

Según explica, "Cuando tienes tu primer hijo, todo es nuevo para ti por lo que es casi inevitable que los primeros años acudas a tu pediatra con dudas que la mayor parte de las veces son menores. Contamos con ello; nadie nace aprendido y tener un hijo es una gran responsabilidad".

"Con los años y la experiencia vas aprendiendo a que no es necesario acudir a urgencias cada vez que tu hijo tenga fiebre siempre y cuando sea mayor de seis meses, o cada vez que esté acatarrado o cuando tenga síntomas leves de una gastroenteritis", prosigue. "Pero es probable que hasta que lo aprendas, hayas tenido que ir varias veces para que tu pediatra te explique qué hacer en caso de fiebre, de diarrea, de vómitos o de tos y mocos".

"Yo suelo explicar a los padres, tanto en El gran libro de Lucía, mi pediatra como en mi día a día en la consulta, lo que significa que tu hijo tenga o no tenga buen estado general. Si tu hijo amanece febril o enfermo, pero juega, tiene buen color, come aceptablemente bien, respira con normalidad y está animado, tranquilos: tiene buen estado general y raramente lo que tenga sea una urgencia. Podemos darle un tiempo a ver cómo evoluciona y si no vemos mejoría llamar para que nos den una cita", añade.

"Por el contrario, si tu hijo está tirado en el sofá, quejumbroso, o tiene mal color, o respira de una forma agitada o tiene manchas en la piel o tendencia al sueño, entonces tendrá mal estado general, es motivo de acudir al pediatra ese mismo día".

"Debemos generar confianza en los padres"

En parte, defiende, deben ser los propios profesionales los que ayuden a la familia en su conjunto a modular su forma de proceder con respecto a la salud de los miembros más pequeños. "Los pediatras", arranca, "debemos generar la confianza suficiente en nuestros pacientes como para que consulten con nosotros cada vez que nos necesiten, pero también debemos darles a ellos las herramientas y recursos para que sean capaces de superar la mayor parte de las dificultades que se encontrarán con sus hijos. Porque cosas verdaderamente urgentes en pediatría hay muy pocas, la mayor parte de las cosas las podemos solucionar o sobrellevar desde la calma y en casa".

"No podemos crear a padres y madres dependientes del pediatra, no creo que esto sea sano. Debemos tener la paciencia suficiente para explicar a los padres y madres las veces que sean necesarias en qué consiste la enfermedad o el síntoma en cuestión que tiene su hijo, para que cuando se vuelva a producir, sepan cómo actuar sin sufrir ansiedad ni miedo", agrega esta doctora.

"Es muy importante que los padres se guíen en las recomendaciones basadas en la evidencia científica"

"Cuando te conviertes en padre", argumenta, "desarrollas un instinto de protección que lo ocupa todo y eso te hace estar alerta, pero es verdad que en todo ese proceso a veces nos llega información confusa o directamente información errónea basada en bulos o mitos y sin darte cuenta pones en riesgo la salud de tus hijos pensando que estás haciendo lo correcto. Por eso es tan importante que los padres tengan referentes en salud, que bien puede ser su pediatra habitual que es quien mejor los conoce y se guíen de las recomendaciones basadas en la evidencia científica".

Acudir a revisiones aunque los niños estén bien

Con todo, no debemos olvidar que existe una serie de medidas de carácter preventivo que sí que deberíamos poner en práctica en cualquier caso. Por ejemplo, existe consenso en que los niños deben pasar por revisiones médicas de manera más o menos regular. Al respecto, la experta explica: "El Programa de Salud Infantil (PSI) avalado por la Asociación Española de Pediatría incluye toda una serie de acciones de prevención, detección precoz de la enfermedad y de promoción de la salud llevadas a cabo en las revisiones de niño sano y son de eficacia reconocida en recién nacidos, niños y adolescentes".

"Estos controles son altamente recomendables ya que han demostrado la detección de patologías y trastornos que pueden mermar la calidad de vida de nuestros pacientes y que, de no ser valorados por un profesional, pueden pasar desapercibidos por su familia con las consecuentes secuelas, en algunos casos permanentes, en los niños", continúa.

"Empezando por ejemplo, por la información y asesoramiento del calendario de vacunas, el cribado de la hipoacusia para la detección precoz de la sordera, patologías oculares que detectadas a tiempo podrían salvar incluso la vida del paciente, como es el caso del retinoblastoma; la detección precoz de la displasia del desarrollo de la cadera, patología que detectada a tiempo ahorraría una intervención quirúrgica más adelante y una futura cojera de por vida o el despistaje y diagnóstico precoz de los trastornos del neurodesarrollo como pueden ser el Trastorno del espectro Autista (TEA) en el que resulta determinante su diagnóstico y detección precoz para mejorar su evolución", dice. "Por lo tanto, a la pregunta ¿Es recomendable acudir a las revisiones con el pediatra aunque yo vea a mi hijo bien? Sí, es altamente recomendable".

"Hay que hablarles con claridad de su cuerpo"

Un punto interesante a tener en cuenta es que muy probablemente el modo en el que los padres se comporten con respecto a la salud de los hijos va a influir directamente en la relación que ellos establecen con su propio bienestar: "Papás y mamás ansiosos, niños y niñas ansiosos. Si por el contrario nos encontramos con padres serenos y tranquilos, sus hijos serán una continuidad de su calma", opina. "Somos el espejo en el que nuestros hijos se reflejan cada día, para bien y para mal".

"Hay que hablarles con claridad de su cuerpo y de lo que ocurre en él"

En esta línea, es vital mantenerles informados. "Hay que hablarles con claridad de su cuerpo, de lo que ocurre en él", apunta Galán, "anticiparnos a lo que va a suceder, explicarles que vamos a ir al pediatra y por qué; contarles tranquilamente qué les va a hacer su pediatra, utilizar lenguaje comprensible y adaptado a su edad que les haga entender el porqué de las cosas. Los niños son curiosos por naturaleza, les encanta saber y si es de su propio cuerpo más aún. De hecho, este es el motivo por el que escribo cuentos infantiles: para explicarles paso a paso lo que ocurre en su cuerpo y en su mente ante distintas situaciones por las que indudablemente todos pasarán. Sabiendo las cosas, niños y adultos, estamos más tranquilos".

En España, cree, tenemos que mejorar esta pedagogía en algunos puntos: "Tenemos que ponernos las pilas con la alimentación. Tenemos una de las tasas más altas de obesidad y sobrepeso infantil de Europa; casi 4 de cada 10 niños en nuestro país tiene exceso de peso y esto es debido a la alimentación con un aumento del consumo de ultraprocesados y por el aumento del sedentarismo y el escaso ejercicio físico que hacen nuestros niños".

"Es muy mejorable la asistencia en salud mental"

"También", sigue, "es muy mejorable la educación que se les está dando a los niños y adolescentes en el entorno digital, con acceso a dispositivos móviles desde tempranas edades cuando ya sabemos el impacto negativo que esto conlleva en sus cerebros aún en desarrollo".

"Y por último y esto ya no es responsabilidad de las familias sino del sistema: es muy, muy, muy mejorable la asistencia en salud mental que se les está dando a nuestros niños y adolescentes. El incremento de urgencias psiquiátricas e intentos de suicidio en niños y adolescentes en los últimos dos años es alarmante y hoy en día el sistema no llega a cubrir las necesidades de todas estas familias. Es nuestra responsabilidad moral y también profesional mejorar el acceso a salud mental de manera urgente porque no hay salud sin salud mental, tengas la edad que tengas", concluye.

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