Las enfermedades que podrían conducir a futuras pandemias, según médicos internistas

Imagen de la garrapata de los ciervos o garrapata de patas negras.
Las garrapatas son un nuevo foco de preocupación.
Wikimedia Commons
Imagen de la garrapata de los ciervos o garrapata de patas negras.

La pandemia de SARS-CoV-2 es la más visible expresión de un peligro que está siempre presente y del que muchos científicos llevaban ya años advirtiendo; y es que son muchas las enfermedades que tienen el potencial de expandirse por todos los rincones del mundo y causar enormes daños.

Así se explicó en el 42º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y el 37º Congreso de la Sociedad Gallega de Medicina Interna (SOGAMI), que se celebró entre los días 24 al 26 de este mes en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Galicia. En este acto, los participantes en la mesa redonda 'Enfermedades emergentes e importadas' pusieron de manifiesto algunas de las enfermedades con mayor potencial pandémico y los factores que incrementan el riesgo de que surjan brotes y de expansión geográfica.

El cambio climático y viajes internacionales aumentan los peligros

En los últimos años, la OMS ha declarado en cuatro ocasiones el estado de emergencia internacional, en todos los casos por viremias (enfermedades provocadas por virus): los brotes de ébola en 2014 y 2019, el del zika en 2016 y el del SARS-CoV-2 en 2020, según explica una nota de prensa de la SEMI. Estos son ejemplos de virus emergentes y reemergentes que llegan a suponer un peligro a nivel mundial.

Aunque la humanidad ya ha vivido epidemias y pandemias muchas veces en su historia, en estos casos ha resultado determinante la influencia, por una parte, de los viajes internacionales (que hacen mucho más fácil y rápida la extensión de un brote a distintas áreas geográficas) y, por otra, del cambio climático (que favorece la aparición de casos endémicos de enfermedades en áreas que previamente no eran favorables a las mismas).

Ante este panorama, estos profesionales advierten de la importancia de familiarizarse con esta clase de enfermedades con potencial epidémico, a fin de lograr la detección a tiempo y de poder tomar las medidas oportunas.

Micosis y parasitosis, amenazas emergentes

Más allá de las enfermedades víricas, las causadas por otros tipos de organismos, como las parasitosis (diversos tipos de parásitos, como nematodos o protistas) o las micosis (enfermedades causadas por hongos) también son un motivo de creciente preocupación a medida que avanzan el cambio climático y los fenómenos asociados a la globalización.

Por la parte de las micosis, los internistas señalan que existen más de 100.000 especies diferentes de hongos, pero sólo unas 20 causan el 90% de las micosis en el ser humano, con una incidencia muy variable según la especie y para determinadas áreas geográficas.

Las micosis, además, pueden ser endémicas, (con una mayor capacidad infectiva) o pueden ser oportunistas; esto es, aunque las posibilidades de infección son menores en las personas sanas, atacan a pacientes inmunodeprimidos, a menudo por tratamientos como la quimioterapia, los corticoesteroides, fármacos biológicos, enfermedades críticas en UCI o el VIH.

En cuanto a las parasitosis, el aumento de su movilidad geográfica, apuntan, se debe en parte a las migraciones, ya que las personas inmigrantes pueden ser portadores asintomáticos sin saberlo y este tipo de enfermedades puede transmitirse en España y reactivarse en caso de inmunosupresión.

En este sentido, destacan algunas como la enfermedad de Chagas (que padece sin saberlo un 11% de los adultos procedentes de Latinoamérica) o la estrongiloidasis (presente en un 12% de adultos procedentes de este continente).

Las garrapatas, un problema creciente

También, en la mesa redonda la SEMI puso de manifiesto el aumento de enfermedades en Europa transmitidas por garrapatas, un pequeño arácnido hematófago. Hace sólo 30 años, afirman, en el viejo continente sólo se conocían dos enfermedades que se transmitieran por esta vía: la fiebre botonosa mediterránea y la babesiosis. En la actualidad se han detectado ya al menos 13 de estas zoonosis, sin contar con infecciones importadas.

Según advierten los internistas, este tipo de enfermedades suele estar muy infracomunicado porque muchas no son de declaración obligatoria y porque cada año se producen miles de picaduras, que son indoloras y pasan desapercibidas para la mitad de los pacientes; hay que tener en cuenta que a veces el periodo de incubación es muy largo y puede ser muy difícil diagnosticar estas afecciones si no se tiene presente la picadura.

Por ello, todos los años se producen cientos de casos de borreliosis o enfermedad de Lyme, de infecciones por Rickettsia, DEBONEL, y fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, a veces fatal.

Uno de los factores que explica este aumento de casos es que las garrapatas son muy sensibles al cambio climático, que disminuye su mortalidad, favorece su expansión geográfica (al posibilitarles vivir en lugares que antes eran climáticamente hostiles) y aumentan su agresividad.

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