Las bacterias del intestino delgado, claves para entender enfermedades intestinales como la celiaquía

Es el dolor en la parte alta del vientre y se manifiesta fundamentalmente después de comer.
La población de bacterias en el intestino delgado varía muy rápidamente.
Pixabay/derneuemann
Es el dolor en la parte alta del vientre y se manifiesta fundamentalmente después de comer.

Nuestro cuerpo alberga más o menos el mismo número de bacterias que de células humanas (en ciertos momentos, de hecho, más de las primeras que de las segundas). La mayoría de ellas viven en nuestro intestino grueso, y la ciencia médica tiene cada vez más en cuenta su papel en diversos procesos corporales y patologías.

Las bacterias situadas en el intestino delgado podrían ser igual de relevantes. Sin embargo, hasta ahora ha sido mucho más difícil estudiarlas, ya que sólo era posible acceder a ellas mediante un proceso quirúrgico o una endoscopia.

Acceso directo a una parte recóndita del cuerpo

Ahora, tal y como publican en el medio académico Cell Host & Microbe, un equipo de científicos ha podido examinar esta población microbiana y ha desvelado algunos aspectos interesantes que podrían arrojar luz sobre la relación entre la misma y ciertas enfermedades intestinales, como la celiaquía o la enfermedad de Crohn.

Aprovechando la operación por cáncer a la que se tuvo que someter un paciente voluntario, que afectaba a su íleo (el último tramo del intestino delgado), estos autores tuvieron acceso directo a las bacterias de esta parte del cuerpo (en ocasiones, el procedimiento quirúrgico concreto que requería esta persona hace necesario conectar la terminación del íleo con una abertura artificial en la pared abdominal).

Por ello, pudieron tomar varias muestras y analizarlas mediante técnicas de secuenciación genómica, empleadas entre otras cosas para establecer las diversas especies que componen una comunidad bacteriana natural.

Un ecosistema rápidamente cambiante

De esta forma, se dieron cuenta de varios fenómenos interesantes. Por ejemplo, pudieron observar que la cantidad y las proporciones de cada especie bacteriana podían variar muy rápidamente: apenas en cuestión de horas, y de manera sincronizada con las comidas que realiza el anfitrión. Durante los períodos de ayuno, esas bacterias prácticamente desaparecen para volver a florecer una vez que ingresan alimentos en el intestino delgado.

Se trata, así, de un ecosistema tremendamente flexible, en el que cada especie se ve obligada a adaptarse muy rápidamente para poder sobrevivir. Esto es posible gracias a una amplia variación en la proporción de subespecies que componen cada especie, pero ciertos obstáculos, como la contaminación ambiental, la malnutrición o la enfermedad podrían interrumpir este proceso.

Precisamente en base a esto, los investigadores creen que el estudio de las bacterias en esta parte del organismo y de sus interacciones con el anfitrión en enfermedades como la celiaquía, la enfermedad de Crohn o la inflamación del intestino grueso puede servir para entender el desarrollo de las patologías e incluso para encontrar nuevos enfoques terapéuticos.

Referencias

Bahtiyar Yilmaz, Tobias Fuhrer, Deborah Morgenthaler, Niklas Krupka, Daoming Wang, Daniel Spari, Daniel Candinas, Benjamin Misselwitz, Guido Beldi, Uwe Sauer, Andrew J. Macpherson. Plasticity of the adult human small intestinal stoma microbiota, Cell Host & Microbe (2022). DOI: https://doi.org/10.1016/j.chom.2022.10.002.

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