En 2001, el ántrax se convirtió en una enfermedad tristemente célebre por su uso como arma biológica en una serie de ataques terroristas. Con todo, los brotes epidemiológicamente relevantes han sido escasos: ahora, sin embargo, los casos en humanos han aumentado hasta cifras nunca antes vistas en el estado africano de Zambia.
Una epidemia sin precedentes
Hace apenas una semana, la Organización Mundial de la Salud emitía una alerta en la que se hacía eco de la notificación del brote por parte del Punto Focal Nacional de Zambia de la International Health Regulations (IHR). Los primeros casos se detectaron en el distrito sureño de Sinazongwe en mayo de este año, coincidiendo con la muerte por causas desconocidas de un gran número de animales salvajes y domésticos en el mismo área, y desde entonces hasta finales de noviembre se han notificado 684 casos humanos sospechosos y cuatro muertes.
Para poner las cifras en perspectiva, la última epidemia a gran escala notificada en el país se produjo en el año 2011 con un total de 511 casos sospechosos.
Estas circunstancias han motivado por parte de la OMS la puesta en marcha de un fuerte dispositivo de respuesta. Se considera que existe un riesgo elevado de expansión tanto dentro del territorio nacional (existe un amplio movimiento interno de personas y animales dentro de las fronteras de Zambia) como en la región, especialmente teniendo en cuenta que existe poca implicación de las comunidades locales con las medidas tomadas debido en parte a la falta de alternativas al manejo de animales y cadáveres como modo de vida.
Al fin y al cabo, Zambia es un país aquejado de altos niveles de pobreza e inseguridad alimentaria, en el que además la infraestructura sanitaria y la disponibilidad de vacunas y medicamentos son pobres. Todos estos factores suponen un obstáculo importante a la contención del brote.
Cómo afecta el ántrax a las personas
Tal y como apunta la propia OMS, el ántrax es una enfermedad causada por una bacteria formadora de esporas llamada Bacillus anthracis. Se trata de una zoonosis (una enfermedad que se transmite de animales a humanos) que afecta a mamíferos rumiantes como las vacas, las ovejas o las cabras.
El mecanismo por el que se extiende el ántrax es bastante particular, ya que a menudo los contagios no se producen de animal a animal o de humano a humano. En su lugar, la sangre emitida por los animales enfermos contamina los suelos (reservorio telúrico), donde las esporas pueden conservar su capacidad germinativa durante años. Cuando las esporas ingresan en el cuerpo humano (ya sea vía el consumo de productos animales contaminados, por inhalación o a través de cortes o abrasiones de la piel) germinan, se multiplican y producen toxinas que causan la enfermedad.
En función del tipo de exposición, los individuos pueden desarrollar una de las tres presentaciones clínicas del ántrax, que son:
- Ántrax cutáneo: la presentación más común, toma la forma de un bulto en la piel con picor en el área expuesta que rápidamente se transforma en una lesión negra. En algunas personas, después aparece dolor de cabeza y músculos, fiebre y vómitos.
- Ántrax gastrointestinal: los signos iniciales son similares a los de una intoxicación alimentaria, pero empeoran hasta producir dolor abdominal severo, vómitos con sangre y diarrea severa.
- Ántrax pulmonar: la presentación más severa, su sintomatología inicial es similar a la de un resfriado común pero puede progresar rápidamente hacia problemas respiratorios severos o shock.
Según indica el catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca Raúl Rivas en un artículo en el medio de divulgación científica The Conversation, la mortalidad de la enfermedad puede ser muy alta. Las toxinas principales que libera la bacteria son la toxina del dema y la toxina letal que desencadena la liberación a gran escala de citocinas de los macrófagos, provocando en última instancia la muerte repentina.
El riesgo a nivel global
Aunque este brote a gran escala se circunscriba al ámbito de Zambia, lo cierto es que el ántrax es una dolencia presente en todo el mundo con una incidencia anual que varía entre los 20.000 y los 100.000 casos, de acuerdo con los datos aportados por Rivas. En países como en España, afecta principalmente a los trabajadores que manejan los cuerpos de animales, sus cueros, pieles, pelo, carne o huesos. Por ello, se considera una enfermedad profesional.
Por otra parte, uno de los aspectos más célebres del ántrax es que su peligrosidad convierte las esporas en un potencial arma biológica; el antecedente más conocido es el reparto en 2001 en Estados Unidos de sobres con polvo de esporas que infectaron a 22 personas y mataron a cinco.
A pesar de que a priori no parece que exista una amenaza importante de un brote de dimensiones globales, es importante que continúen los esfuerzos en el país afectado para detener la transmisión de la enfermedad, pasando de manera especial por la concienciación de la población local. Similarmente, la OMS recomienda a los viajeros internacionales que observen las regulaciones en cuanto a la importación de productos animales, trofeos o souvenirs.
Referencias
OMS. Disease Outbreak News: Anthrax-Zambia. Consultado online en https://www.who.int/emergencies/disease-outbreak-news/item/2023-DON497 el 14 de diciembre de 2023.
Raúl Rivas González. Brote sin precedentes de ántrax en Zambia: ¿qué peligro representa?. The Conversation (2023). Consultado online en https://theconversation.com/brote-sin-precedentes-de-antrax-en-zambia-que-peligro-representa-219750 el 14 de diciembre de 2023.
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