Año nuevo, retos persistentes: Ucrania navega en 2024 entre la resiliencia y la incertidumbre

  • Kiev debe tomar decisiones impopulares, como aumentar las reservas y facilitar la rotación de tropas exhaustas.
  • El apoyo continuo y comprensión de Occidente serán fundamentales para Ucrania en su lucha por la libertad.
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El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, durante una visita a los soldados ucranianos que combaten en el frente de Járkov.
Zelenski, durante una visita a los soldados ucranianos en Járkov.
PRESIDENCIA DE UCRANIA
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, durante una visita a los soldados ucranianos que combaten en el frente de Járkov.

"Por favor, lléveme, celebré Navidad con los niños y ahora voy a reunirme con mi esposo", ruega una mujer de 50 años al conductor de un autobús pequeño en el que ya no hay asientos disponibles. Los billetes para el tren desde Kiev a Kramatorsk se agotaron días antes, pero el conductor accede finalmente a llevarla al este del país. En la misma estación, un hombre sonriente y uniformado espera un taxi cargado con flores. Obviamente, tuvo suerte y su comandante le permitió volver unos días a casa. Su rostro confundido y aspecto algo desaliñado sugieren que ha pasado los últimos meses en sitios lejanos a la civilización. 

Las 'medias naranjas' en tiempos de guerra desean estar cerca de aquellos seres queridos que no pueden abandonar el frente. Pero otros miles de soldados solo verán a sus familias a través de la pantalla del móvil. Estas escenas navideñas se podían observar en la estación de autobuses de Kiev unas horas antes de medianoche, donde la delgada línea invisible entre el frente y la retaguardia se difuminó durante las festividades. 

Al mismo tiempo, en algún lugar de la frontera, surgen aglomeraciones por la nueva ley de movilización y algunos se preparan ya mentalmente para una nueva vida como soldados. En algún apartamento en Odesa ese día, decoraban un árbol de Navidad sin saber que en unas horas, en la noche de Año Nuevo, un kamikaze ruso mataría a un niño de 15 años. Desde el viernes, las tropas de Putin han iniciado otro juego sangriento: esta vez fueron 110 misiles dirigidos contra grandes ciudades ucranianas. Alarmas, explosiones, humo, olor a quemado, mensajes de "permanecer en refugios", edificios residenciales en llamas, más de 30 muertos y más de 150 heridos. Ucrania comenzará su Año Nuevo 2024 con un Día de Luto y algún análisis superficial de los medios occidentales hablará con elocuencia de que el mundo está cansado de un interminable Día de la Marmota con las tristes noticias que llegan de Ucrania.

Todos estos fragmentos de la vida en vísperas de Año Nuevo forman parte de un gran (y no muy reconfortante) cuadro de inicio de 2024. A finales de otoño, toda Ucrania, incluso aquella parte que intentaba vivir una vida normal, de repente se despertó en una realidad muy cruel. Una realidad que el comandante Baida de la 68ª Brigada describió en marzo cerca de Vuhledar. Sus palabras eran las de un militar con diez años de experiencia y pintaban un escenario pesimista: esta guerra será larga y no se podrá ganar solo con los esfuerzos titánicos de la población, que ha sido heroicamente puesta a defender el mundo libre y democrático. En 2024, para tener una oportunidad de victoria, será necesario movilizar a más personas, involucrar más recursos económicos y armas, lo que se traduce en decisiones políticas impopulares y electoralmente costosas para Ucrania y sus aliados. Solo queda la pregunta de si todos los miembros de la coalición ucraniana están preparados para tales pasos.

Sobre esta realidad solo comenzaron a hablar los aliados desde su propia perspectiva, porque los titulares de los medios occidentales desde el otoño empezaron a reflejar escenarios no muy optimistas. Y algunos incluso empezaron a insinuar cautelosamente una victoria del "dictador del norte" en caso de un agotamiento final del "oeste". Y los eslóganes victoriosos han dado paso a sesudos análisis sobre la situación actual.

La esperanza y la cruel realidad 

Un evidente desengaño militar fue la contraofensiva ucraniana, cuando la población, estimulada por promesas y videos de 'agitación', esperaba resultados espectaculares. Después de que esto no sucediese, comenzó la búsqueda de culpables y razones; una de estas razones fue la preparación de la línea defensiva rusa. Mientras los ucranianos esperaban suministros de armas y ganaban tiempo para formar a las nuevas brigadas que serían la fuerza motriz para la liberación de los territorios ocupados... las tropas rusas se preparaban para evitarlo.

La población, estimulada por promesas y videos de 'agitación', esperaba resultados espectaculares de la contraofensiva; cuando no sucedió, se buscaron culpables y razones

Mykola Beleskov, investigador en el Instituto Nacional de Estudios Estratégicos y analista principal en la ONG ucraniana "Regresa Vivo", dice que uno de los factores clave que jugaron en contra de la contraofensiva para Ucrania fue el tiempo. "Nos falta tiempo", comenta. "Ahí radicó el principal problema de Ucrania: la lentitud en la toma y ejecución de decisiones", dice Beleskov, que explica que los rusos se prepararon con antelación. "Los cimientos de la situación actual a la que se enfrentan nuestras fuerzas armadas se establecieron ya en el otoño de 2022, cuando los rusos construyeron posiciones estratégicas y defensas robustas, anticipando los lugares de ataque", señala. 

Para Beleskov, los socios occidentales de Ucrania tienen también su parte de responsabilidad. "A Ucrania se le ha robado la oportunidad de victoria", dice. Una ventana para el triunfo sobre los rusos que se abrió en la primera mitad de 2022. "Pero ahora Rusia se ha reagrupado, preparado sus posiciones y movilizado su complejo industrial militar... mientras que Occidente nos contaba que Rusia había fracasado".

El peligro del colapso de la esperanza en un resultado positivo (y rápido) de la contraofensiva no radica tanto en su aspecto militar como en el político. El gabinete del presidente Zelenski tuvo que salir al paso de un artículo en The Economist que se hacía eco de una supuesta división entre el liderazgo militar y político del país. "Mito y sinsentido", se tildó por entonces a las informaciones sobre un conflicto interno entre el presidente de Ucrania y el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Valeriy Zaluzhnyi. No ayudó que Mariana Bezugla, portavoz del partido de Zelenski en el Parlamento y vicepresidenta del comité de seguridad y defensa, acusase en sus redes sociales al general Zaluzhnyi de no presentar un plan militar para 2024 e instase a su destitución. Más leña al fuego. Periodistas y analistas ucranianos circunscribieron estos roces a la propaganda rusa y Servicio Federal de Seguridad de Putin, pero surgieron otras teorías, como el elevado índice de aprobación política de Zaluzhnyi y los intentos de atribuirle el fracaso de la contraofensiva.

El factor tiempo también juega en contra de Ucrania en sus relaciones con los aliados. Las posiciones de Putin en comparación con 2022 se han fortalecido, pero más en el aspecto político que en el militar. De ahí la disminución del interés en medios internacionales en la guerra, en las negociaciones sobre la ayuda en el Congreso de EE UU, o en el bloqueo de la frontera por camioneros polacos. La solidaridad a veces termina donde comienzan los intereses económicos.

¿Y en 2024?

Un logro importante para Kiev, del que hablan tanto Beleskov como otros expertos militares, es que sigue controlando el 82% del territorio y que, pese a la desigualdad de recursos, el Kremlin no ha logrado realizar ningún avance significativo o profundo a través de los 800 kilómetros de la línea del frente. La captura de Bajmut, a costa de enormes pérdidas humanas y militares, tuvo más un valor simbólico que estratégico. Mientras tanto, Kiev continúa atacando exitosamente en el Mar Negro, utilizando misiles de crucero de largo alcance, como los británicos Storm Shadow, para golpear objetivos rusos en territorios ocupados.

Las fuerzas rusas, como lo demuestran los ataques de Año Nuevo, continuarán probando la eficacia de los sistemas de defensa aérea proporcionados por Occidente a Kiev. La producción rusa de misiles y drones está en aumento. El Kremlin tiene licencia para producir drones iraníes, por lo que Occidente está trabajando para mejorar la situación de la defensa aérea en Ucrania.

Beleskov señala que ahora, basándose en la evaluación de los potenciales disponibles en Ucrania y en la superioridad del enemigo en reservas de artillería, no es posible planificar operaciones ofensivas a gran escala. Por lo tanto, 2024 será un año de estrategia de defensa activa, una etapa de transición para encontrar las debilidades del enemigo. Al mismo tiempo, espera que Kiev continúe atacando la estructura militar, lo que también permitirá asegurar el corredor de grano, por el cual ya se han transportado cerca de 10 millones de cargas.

Este 2024 será un año de estrategia de defensa activa, una etapa de transición para encontrar las debilidades del enemigo

Los retos políticos, en cambio, se han complicado. Kiev debe tomar decisiones impopulares, como aumentar sus reservas y facilitar la rotación de tropas exhaustas en el frente. La disminución de la ayuda internacional empuja al país a un aumento de la precariedad económica. La sociedad ucraniana se enfrenta a un desafío crucial: mantener la resistencia y la esperanza ante la adversidad y el agotamiento, a pesar de las innumerables pérdidas. En este contexto, el apoyo continuo y la comprensión del mundo occidental serán fundamentales para Ucrania en su lucha por la soberanía y la libertad

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