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Del tándem de la moción al distanciamiento medido: Sumar busca su espacio entre el PSOE y Unidas Podemos

(I-D) El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta tercera y ministra de para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera; y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.
EDUARDO PARRA

"Quiero agradecer al presidente del Gobierno lo que hace por nuestro país. Es el presidente de todos los españoles". Fue una de las frases que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, lanzó en su discurso en la moción de censura de Vox hace apenas un mes. La cita parlamentaria sirvió como pegamento para la coalición, pero especialmente para el tándem que forman Pedro Sánchez y la propia Díaz. No obstante, también fue el lanzamiento oficioso de Sumar, la plataforma con la que la ministra de Trabajo pretende presentarse a las elecciones generales de final de año. El acto oficial llegó pocos días después -el 2 de abril-. Y, desde entonces, ambos han comenzado a separarse públicamente, cada uno a su manera.

El presidente llevaba meses haciendo gala del buen funcionamiento de la coalición. Y presentando los futuros comicios como una batalla entre dos bandos: uno formado por el PSOE y las organizaciones a su izquierda frente a otro liderado por el Partido Popular y en el que sitúa a Vox. En entrevistas y también en comparecencias públicas. Lo hizo en la que pronunció para anunciar la minicrisis de Gobierno en la que cambió a los ministros de Sanidad e Industria. "Necesitamos una década de gobiernos progresistas para revertir los estragos sociales de la década anterior", dijo desde la escalinata de la Moncloa.

Eso sí, desde la presentación de Sumar, Sánchez ha optado por obviar este mensaje en sus mítines. En política, lo que no se dice es casi tan importante como lo que sí se menciona. Esto también ha coincidido con que la agenda legislativa pactada por los socios de coalición en 2019 ha quedado casi completa con el último tramo de la reforma de las pensiones y la ley de vivienda. El saldo supera las más de 200 normas aprobadas. "Y solo un desacuerdo", dicen desde el PSOE, en referencia a la reforma de la ley del 'solo sí es sí'. De hecho, el lunes posterior a que Díaz proclamase en el polideportivo Margariños que quiere ser "la primera presidenta de la historia de España", Sánchez optó por reivindicar el PSOE. Para más inri, presumió de la reforma laboral -proyecto estrella de la ministra de Trabajo- sin mencionarla.

"Somos el proyecto que necesita el país, el único que existe", lanzó en un mitin desde Albacete. Dijo estar contraponiéndose a "las campañas de la derecha y la ultraderecha y a su capacidad de insultar", pero el mensaje también se pudo leer como la diferenciación frente a Díaz: "Si hay un partido político con cuadros y programa, es el PSOE". No fue casual. El pasado fin de semana, en la convención municipal de los socialistas, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y la actual secretaria general María Jesús Montero siguieron la misma senda. El primero presumió de la "solera que dan 140 años de historia" y la ministra de Hacienda alertó de "todas las organizaciones que nacen coyunturalmente y no se enrraizan, que no dejan rastro cuando pasa la ola".

"Cada uno tiene su espacio", dicen unas fuentes socialistas. Otras sí ven claro la necesidad de distanciarse por parte de Díaz. Tanto de Sánchez, como de Pablo Iglesias y Podemos, con quien la vicepresidenta mantiene una pugna por el papel que tendrá la formación dirigida ahora por Ione Belarra y por la forma de elección de las listas. Es en este contexto en el que enmarcan las declaraciones en las que la ministra de Trabajo llamó "machista" al presidente y lo equiparó al que fue su vicepresidente, algo que ha molestado especialmente en filas socialistas. "Sí, absolutamente, creo que yo y toda España", dijo al ser preguntada en La Sexta por si se había encontrado comportamientos machistas en Sánchez e Iglesias. 

Con todo, la Moncloa defiende la teoría de que Sumar no restará votos a los socialistas, sino que ampliará el electorado y lo movilizará, clave para que el Gobierno revalide el mandato. Sin embargo, el CIS sí observa esa transferencia. El organismo publicó el jueves la primera encuesta en la que reflejaba el resultado de la nueva plataforma, que sería cuarta fuerza con el 10,6% de los sufragios por delante de Podemos, con un 6,7%. Según el muestreo, la plataforma de Díaz bebería sobre todo del electorado 'morado', a quienes le quitaría el 36% de sus electores en 2019. Es decir, más de un millón de personas que optaron entonces por Iglesias hoy lo harían por Díaz. Tampoco es desdeñable el 'robo' al PSOE: más de medio millón de papeletas, el 7,8%.