Los rusos que llegan a España tras huir de Putin: "Mi familia apoya la guerra, pero pensó que lo mejor era que me fuera"

fotografo: [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Rusos aquí en España
Dimitri Sokolov llegó a Madrid el pasado mes de noviembre, con un visado de trabajo gestionado por su nueva empresa española.
José González
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La pasada Nochevieja, un grupo variopinto de personas se juntaron para dar la bienvenida a 2023 en un bar de sushi de Madrid. Entre los jóvenes de apariencia eslava, a los que acompañaba también algún español, había un ruso que, en esa época, tenía un sueño recurrente en el que siempre nevaba.

"Creo que nunca antes había celebrado un Año Nuevo sin nieve, fue un poco extraño", admite Dimitri Sokolov, un diseñador de videojuegos de 28 años originario de la ciudad rusa de Vorónezh, a unas seis horas en coche al sur de Moscú. Allí vivió toda su vida y allí observó atónito el inicio de la Guerra de Ucrania y el desarrollo de lo que él mismo define como una "máquina propagandística que está funcionando al 200%".

El pasado mes de noviembre, llegó finalmente la visa que llevaba esperando tres años y que estaba siendo gestionada por la empresa que le había contratado en España. Sokolov y su esposa emprendieron rumbo a Madrid a través de Estambul: "Mi familia, desafortunadamente, apoya esta guerra, pero una vez que empezó, pensaban que era mejor que me fuera".

"Mi familia, desafortunadamente, apoya esta guerra, pero una vez que empezó, pensaban que era mejor que me fuera"

Mientras Sokolov habla en inglés, a su lado, otro joven ruso, Teodor Levin, de 25 años y nacido en Moscú, escucha atentamente mientras lía un cigarrillo. No se conocían hasta este momento, pero a ambos les une un voluntario exilio lejos de su país en la capital española.

"Hacía teatro y cine, soy actor y director", declara Levin en un esforzado castellano aprendido de su madre, de la que heredó la nacionalidad española. "Ahora, en Moscú, la atmósfera es pesada, estresante, no puedes vivir y no puedes hacer arte porque no sabes para qué, porque todo está hecho una mierda".

Es difícil determinar el número de personas que han huido de Rusia desde el inicio de la guerra en Ucrania, que ha generado un clima de represión y miedo en un país en el que los estándares democráticos estaban ya muy mermados tras 22 años de gobierno ininterrumpido de Rusia Unida, el partido nacionalista y conservador dirigido por Vladimir Putin.

El ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, afirmó en septiembre que España es "totalmente favorable" a la acogida de ciudadanos rusos que "compartan nuestros valores", a pesar de que la UE había suspendido poco antes el acuerdo que facilitaba los visados para rusos que quisieran entrar en el bloque.

Hasta el pasado 28 de febrero, 987 ciudadanos rusos había solicitado asilo político en España desde el comienzo de 2022, según datos del Ministerio del Interior. La cifra real de rusos que han llegado a España desde que estalló la guerra es probablemente mucho mayor, pues la mayoría de ellos, como es el caso de Sokolov y Levin, no son solicitantes de asilo, aunque su partida sí se haya debido, al menos parcialmente, a motivos políticos.

"Un ejército en el centro de Moscú"

Sokolov empezó a buscar trabajo fuera de Rusia hace tres años. Quería probar a vivir en otro país y aprender otro idioma, no se trataba, asegura, de una decisión política. "Era freelance y trabajaba desde casa, simplemente vivía, trabajaba, viajaba, nada especial, tenía un salario por encima de la media y en Rusia me sentía bien… hasta que estalló la guerra", declara Sokolov, que asegura que, salvo un par, todos sus amigos han abandonado el país desde el inicio del conflicto.

- ¿Tanto ha cambiado Rusia desde febrero del año pasado?

- "Antes de la guerra había libertad de expresión y (el líder opositor Alekséi) Navalny tenía un gran canal de YouTube, pero tras la guerra todo cambió y, ahora, una parte de la oposición está encarcelada y la otra ha dejado el país. Ahora mismo en Rusia no hay oposición política. Todos los medios estatales apoyan la línea principal de Rusia Unida y Putin y, tras el inicio de la guerra, empezaron a cerrar el acceso a otros medios o canales de Telegram así que, ahora, en Rusia está funcionando una enorme máquina de propaganda que habla de la ‘necesidad de la guerra’”.

"Ahora mismo en Rusia no hay oposición política. Todos los medios estatales apoyan la línea principal de Rusia Unida y Putin"

Levin también coincide en que la mayoría de sus amistades moscovitas han abandonado el país, como hizo él, a través de la frontera con Letonia, y relata cómo Rusia se ha ido volviendo un Estado policial desde el inicio del conflicto.

"Ya no hay manifestaciones. Cuando la guerra empezó, durante dos o tres semanas o un mes, hubo muchas y yo iba", declara Levin. "No eran organizadas, todo el mundo tenía mucho miedo y, en realidad, no eran manifestaciones, había mucha gente paseando por las calles, más o menos en silencio, todos conocían a todos. Había mucha policía, había un ejército en el centro de Moscú".

Para él, la estancia en España no está siendo tan fácil a nivel laboral. "Estaba bien en Rusia, no quería irme, pero pensé que sería mejor porque toda la situación es horrorosa y, para mí, fue una decisión muy difícil porque en Moscú tenía mucho trabajo y proyectos y hacía mis obras y tenía más o menos mucho dinero y aquí… aquí no tengo nada".

La movilización y las imperceptibles sanciones

En septiembre del año pasado, con el ejército ruso en retirada en la provincia ucraniana de Jarkov, el presidente Putin anunció la movilización de 300.000 civiles para tratar de revertir la tendencia sobre el terreno. El anuncio desató de nuevo protestas en Rusia y en los pasos fronterizos con Georgia volvieron a formarse largas colas de ciudadanos rusos que querían abandonar el país.

"Yo tenia riesgo (de ser movilizado), pero la movilización es particular no es una movilización general y creo que tienes muchas opciones de que, si no vas al centro de reclutamiento, no tengas que ir a la guerra, incluso si recibes la notificación y no te presentas, lo máximo que te puede pasar es que pagues una multa de unos 50 euros", asegura Sokolov, que, a pesar de todo, admite que sus amigos que aún permanecían en Rusia prefirieron abandonar el país tras el anuncio de la movilización 2por miedo a ir a la guerra".

Levin también fue de los que se marchó tras el anuncio, más por miedo a un posible cierre de fronteras que por ser movilizado, ya que él estaba exento al pertenecer, como actor, a los colectivos profesionales que podían evitar ser llamados a filas. 

Al contrario que Sokolov, que no conoce a nadie que haya combatido en Ucrania -una reciente investigación comprobó que la mayor parte de los soldados rusos muertos provenían de zonas periféricas del país y una minoría de grandes ciudades como Moscú o Vorónezh-, el actor y director teatral conoce personalmente a una persona movilizada y a otro, de manera indirecta, que fue enviado al frente por estar cumpliendo el servicio militar obligatorio.

"Les metían en un tren y les mandaban a la guerra. Una vez llamó a sus padres diciendo que iba a morir porque estaba rodeado y sin munición. Cuando le mandaron a Ucrania por segunda vez le pusieron a transportar cadáveres y son chicos de 18 o 19 años, es un horror. Ahora está con psicólogos y tiene muchos problemas2, relata Levin.

Pesimismo sobre el futuro de Rusia

Tras más de un año de combates, nada hace esperar que la guerra de Ucrania esté próxima a su fin y, por tanto, tampoco un posible regreso de estos dos rusos a su país. Por el contacto que mantienen habitualmente con sus familiares y los pocos amigos que les quedan allí, los dos admiten que la vida cotidiana, a pesar de las sanciones internacionales, se sigue desarrollando más o menos igual que cuando se fueron.

"El ruso medio no se ha visto muy afectado por las sanciones económicas, creo que lo único que se ha podido ver es un incremento de precios, nada más", declara Sokolov. "El ruso medio habitualmente va al trabajo y luego al bar y al final no ha sufrido grandes cambios".

"Mi gente de Rusia me cuenta que nada ha cambiado, que todos están muy tristes, pero la vida pasa y todo funciona, los bares, todo…", dice resignadamente Levin.

"El ruso medio habitualmente va al trabajo y luego al bar y al final no ha sufrido grandes cambios"

Con la oposición silenciada o exiliada, la ciudadanía más crítica enfilando las fronteras y una gran parte de la población -especialmente los más mayores, según Sokolov y Levin- comprando el discurso de la propaganda oficial, nada hace esperar que Putin vaya encontrar una resistencia interna a que la guerra continúe.

"Es un horror, pero mucha gente en Rusia y en Moscú tienen este discurso de que la guerra está mal, los ucranianos son nuestros amigos, matar es horroroso, pero necesitamos esta guerra", cuenta Levin. "Explican que los americanos quieren dividir y destruir Rusia, pero es estúpido y no tiene lógica para mí".

Cuándo se les pregunta por el futuro de Rusia, ninguno se muestra optimista a corto plazo. En su opinión, la guerra se alargará y Putin permanecerá en el poder o, incluso, será sucedido por alguien peor.

"Dudo mucho que algo cambie en los próximos años porque han destruido la oposición, es cero, no veo a ningún político normal en su entorno y creo que si algo pasa con Putin tenemos otros posibles presidentes agresivos y autoritarios", declara Sokolov, que descarta regresar a vivir a su país mientras continúe el conflicto. "Quizá un par del entorno de Putin están en silencio y después de Putin pueda venir alguien que pare la guerra, pero realmente lo dudo. Creo que será una guerra larga y los próximos años serán malos". 

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