Voluntariado para ayudar a cuidar el planeta

Más de 30 millones de toneladas de plásticos contaminan los mares y océanos de nuestro planeta. Solo en la última década, hemos producido más plástico que en toda la historia de la humanidad desde que se descubrió este material, según los datos de Greenpeace. Uno de sus usos más comunes son los envases y, nuestro país es el cuarto con más demanda de este tipo de plástico de toda la Unión Europea, acabando el 50% de los mismos en vertederos, sin opción a reciclaje. Tantos otros, contaminan nuestra agua.

Ahora, gracias al trabajo de los voluntarios que han formado parte del programa Santander Natura, hay menos plástico ensuciando la playa de Bastiagueiro, a pocos kilómetros de A Coruña. Se trata de una iniciativa impulsada por Banco Santander en la que participan empleados de la entidad y sus familiares, que trabajan desinteresadamente para preservar y limpiar nuestras playas de plásticos y residuos. Entre todos los que han querido poner su granito de arena -nunca mejor dicho- para cuidar del planeta, destacan las voces de Celia y Hugo, de 9 y 6 años respectivamente.

Tan pequeños, pero tan conscientes de la importancia de este tipo de iniciativas, ambos están convencidos de la necesidad de actuar contra la contaminación y de velar por “nuestro hogar”, el de todos los ciudadanos del mundo, para que los niños como ellos puedan crecer y disfrutar de las maravillas de la naturaleza que nos rodea. Y es que, en realidad, ayudar a limpiar estas playas es como cuidar de nuestra casa, como asegura Patricia Aramburu, madre de Celia y directora comercial de banca privada en Galicia.

Más de 800 voluntarios limpiando nuestra naturaleza

Banco Santander impulsa el cuidado de los ecosistemas a través de programas como Natura, pero también gracias a otras iniciativas y proyectos en pos de la sostenibilidad dentro de su compromiso con el medio ambiente. La limpieza de playas de Galicia y Asturias no ha sido la única acción directa que han llevado a cabo los más de 800 empleados voluntarios y sus familiares que han participado en el programa desde su puesta en marcha en 2019. Estos centenares de personas preocupadas por el medio ambiente y concienciadas sobre la necesidad de actuar, han estado plantando árboles en Zaragoza y en Toledo, así como recogiendo residuos en las riberas de ríos como el Tormes, el Saja o el Guadiana que, unidos a los de los arenales, han sumado ya una tonelada de basura retirada de los ecosistemas.

“Lo que se pretende con estas iniciativas es ayudar de forma directa en la recogida de residuos”

La participación de los niños y adolescentes en estos programas es muy importante para que desarrollen una conciencia de cuidado hacia el entorno. Además de ayudar en la recogida de residuos y aprender a respetar nuestro medio ambiente, los menores también disfrutan de talleres de aves, incluida la construcción de cajas nido con materiales reciclados. Porque, ya se sabe, además de reciclar, hay que reducir el consumo y aprender a reutilizar estos materiales potencialmente contaminantes.

Diferentes caminos hacia la sostenibilidad

Desde 2011, Banco Santander mide su huella de carbono como parte de su contribución en la lucha contra el cambio climático. Pero este no es el único proyecto que la entidad desarrolla para cuidar del medio ambiente y reducir emisiones. Así, por ejemplo, forma parte de la iniciativa Motor Verde, impulsada por la Fundación Repsol y el Grupo Sylvestris, que tiene como objetivo la reforestación a gran escala de tierras que han sufrido incendios o están inutilizables. Con Motor Verde se repoblarán más de 70.000 hectáreas en toda España, plantando más de 60 millones de árboles, para compensar hasta 16 millones de toneladas de CO2 y, a la vez, generar 15.000 empleos locales e inclusivos. En esta línea, el primer paso se ha dado de la mano de Santander en Caminomorisco, Cáceres, donde se reforestarán 600 hectáreas para que crezca uno de los tres 'bosques Santander’.

Como ejemplo de un paso más para la reducción de sus impactos medioambientales, Santander ha puesto en marcha el reciclaje de sus tarjetas de débito y crédito caducadas en los cajeros automáticos de la entidad. Las tarjetas serán recicladas para fabricar mobiliario urbano. Una vez que el cliente deposite su tarjeta caducada en el cajero, se someterá a un proceso de reciclaje que la convertirá en materia prima, junto con redes marinas recuperadas del fondo del mar, para crear mobiliario urbano como bancos o papeleras, que se donarán a las instituciones públicas.