¿La atracción va más allá de lo físico? ¿Ansiamos el compromiso? Claves para distinguir el deseo sexual del amor

Sobre todo al inicio de una relación cuesta trabajo distinguir donde acaba el deseo sexual y empieza el amor.
Sobre todo al inicio de una relación cuesta trabajo distinguir donde acaba el deseo sexual y empieza el amor.
GTRES
Sobre todo al inicio de una relación cuesta trabajo distinguir donde acaba el deseo sexual y empieza el amor.

El deseo y el amor están entrelazados de una forma tan intima que, en numerosas ocasiones y sobre todo al inicio de una relación, cuesta trabajo distinguir donde acaba uno y empieza el otro. Esta confusión, además, puede ocasionar problemas en las relaciones personales y, por supuesto, en la misma relación de pareja. El deseo, básicamente, nace en el cerebro y no está necesariamente ligado con el amor, sin embargo, si existe amor en la pareja ese deseo sexual puede ser más intenso. Lo normal es que muchas personas inicien una relación con el deseo de compartir experiencias sexuales, y que con el tiempo, ésta vaya evolucionando hasta sentimientos más profundos.

La terapeuta de familia Marta Mejía lo explica de una forma muy sencilla en la plataforma online de educación sexual Rexpuestas: “El amor y el deseo sexual son diferentes. El amor es un sentimiento e implica cultivar intimidad con el otro, una buena comunicación, tener confianza en el otro, comprenderse, tener respeto... El deseo sexual también nace con nosotros pero es parte de nuestra sexualidad. El amor implica que te atraiga sexualmente una persona, sin embargo, el deseo sexual no implica que yo ame a otro para tener ese deseo”.

A pesar de ello, un estudio publicado en 2012 por la revista Journal of Sexual Medicine encontró que aunque el deseo sexual y el amor muestran diferencias importantes a nivel neuronal también presentan un sorprendente conjunto común de áreas cerebrales relacionadas con la integranción somatosensorial, la expectativa de recompensa y la cognición social. O dicho de otra forma, el amor al igual que el deseo se construye sobre un circuito neural orientado a las emociones y el placer solo que el amor crece con el tiempo y es una representación más abstracta de las experiencias físicas agradables que caracterizan al deseo. Una evolución por tanto que va de las sensaciones más viscerales y del momento a los sentimientos duraderos y estables.

Walter Riso, uno de los grandes gurús de la psicología en redes sociales, especialista en Terapia Cognitiva y autor de una treintena de libros superventas, resume en su blog algunas de las señales que pueden esclarecernos si estamos ante el deseo sexual o ante el amor. Para este especialista, en el deseo sexual nos sentimos atraídos únicamente por el aspecto físico o la belleza, nos interesa el sexo pero no buscamos ir más allá, como por ejemplo, teniendo una conversación con el otro o quedándonos a dormir con esa persona y, por supuesto, no imaginamos escenarios que "impliquen la exhibición de sentimientos reales".

Por el contrario, para Riso en el lenguaje del amor mostramos la necesidad de sentirnos parte activa de la vida de la otra persona (por ejemplo, conocer a su familia o círculo de amigos), disfrutamos conversando sobre todo tipo de temas, nos interesa saber todo sobre el otro - sus miedos, ilusiones, prioridades en la vida...-, aparte del sexo queremos compartir otras experiencias como viajes o historias personales, nos interesa ayudarle a crecer y cumplir sus metas y tenemos la sensación de que esa persona "se ha convertido en una motivación para vivir en plenitud".

Otros expertos como Iris Krasnow, autora de Sex After: Women Share How Intimacy Changes As Life Changes, señala que "cuando el que manda es el deseo, la otra persona puede entrar y salir de tu vida en una sola noche. El amor se basa en un compromiso profundo y en la entereza. El deseo puede convertirse con el sexo en una enorme hoguera, pero sin una verdadera relación, acaba convertido enseguida en cenizas".

Por su parte, Shannon Chavez, psicóloga y terapeuta sexual opina que el amor crece con el tiempo mientras que el deseo tiende a desvanecerse: “El amor se basa en el apego y es un lazo que se estrecha con el tiempo. El deseo es como una montaña rusa de emociones impulsada por fuerzas biológicas y activado por nuestro centro de recompensas, que está regido por el deseo de placer y contacto. Sin embargo, el amor se percibe como el anhelo y la necesidad de unión”.

Otra diferencia notable es que el deseo suele ser egoísta mientras que el amor gira en torno a otra persona. El psicoterapeuta de pareja Ryan Howes afirma que cuando sientes deseo por una persona “sientes que debes poseerla, el amor en cambio, no es posesivo. Claro que deseas tener en tu vida a alguien a quien quiere, pero si puede tener una vida mejor sin ti, entonces en eso lo que quieres para la otra persona. Cuando te das cuenta de que su bienestar es una prioridad mayor que tus antojos, estás enamorado”.

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