La carne de pollo es una de las más saludables del mercado. La cantidad de grasa varía según la parte que se consume. En las piezas más magras, el porcentaje es bajo. Y ahí es donde la pechuga gana enteros. De hecho, la mayor parte de grasa del pollo está en la piel.
El pollo es un alimento con una alta densidad de nutrientes. El principal componente de la carne de pollo es el agua, que representa del 70% al 75% del total; las proteínas suponen entre el 20% y el 22%; y, por último, la grasa, entre un 3% y un 10%. Tiene vitaminas (A, B1, B3, B6, B12) y rivoflavina, además de hierro, zinc, magnesio, cobalto y fósforo, entre otros.
La pechuga tiene también su defecto: es la parte más insípida del pollo. Pero, oh paradoja, el defecto se convierte en virtud porque por eso, y por su falta de hueso o piel, admite todo tipo de preparaciones y salsas.
Eso, la pechuga en salsa, es lo que nos ocupa esta vez. Y hay mil salsas posibles: de cebolla, con pimentón, de mostaza y miel, de cerveza, de nata, de naranja, de manzana, de champiñones, de frutos rojos, de curry... La nuestra es sólo una posibilidad más.
Ingredientes
- Pechuga de pollo (medio kilo)
- Cebolla (1 pequeña o media grande)
- Ajo (2 dientes)
- Laurel (1 hoja)
- Vino blanco (un vaso de los de vino)
- Nata líquida o crema de leche
- Aceite de oliva
- Pimienta
- Sal
Información práctica
- Tiempo de elaboración: unos 20 minutos
- Calorías: unas 150 kcal los 100 gramos (pero dependerá mucho de la salsa)
Elaboración
- Fileteamos las pechugas (si no se lo hemos pedido a nuestro pollero).
- Las salpimentamos.
- En una sartén con poco aceite las doramos bien por todos lados.
- Las retiramos y las reservamos.
- En el aceite restante, echamos la cebolla y el ajo finamente picados.
- Rehogamos hasta pochar.
- OPCIONAL: añadimos el elemento singular de nuestra salsa: trozos de naranja, de manzana, frutos secos, frutos rojos, champiñones, mostaza, miel, pimentón, curry, etc.
- Pongamos lo que pongamos, lo rehogamos un poco.
- Recuperamos las pechugas, las añadimos a la sartén.
- Vertemos el vino, removemos y dejamos que reduzca hasta que se evapore el alcohol.
- Retiramos las pechugas y las disponemos en una fuente para servir.
- La salsa podemos triturarla con la batidora o dejarla como está, pero bien mezclada.
- En cualquier caso si nos parece, podemos añadir un poco de nata líquida o crema de leche para ligarla.
- Calentamos la salsa si hiciera falta y la vertemos por encima de las pechugas, que podemos presentar acompañada de arroz o patatas.
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