Caminar rápido en pasillos estrechos puede aumentar el riesgo de transmisión de Covid-19

Pasajeros con mascarilla salen de un vagón en la estación de Metro de Atocha, en Madrid (España), a 22 de junio de 2020.
Pasajeros con mascarilla salen de un vagón en la estación de Metro de Atocha (Madrid)
Marta Fernández Jara - Europa Press - Archivo
Pasajeros con mascarilla salen de un vagón en la estación de Metro de Atocha, en Madrid (España), a 22 de junio de 2020.

Caminar rápido por pasillos estrechos puede aumentar el riesgo de transmisión de Covid-19. Así lo ha predicho la nueva investigación basada en simulaciones computacionales sobre el flujo de aire y los patrones de dispersión de gotas en situaciones en las que el coronavirus podría propagarse.

De esta forma, los resultados, publicados en la revista 'Physics of Fluids', muestran la importancia de la forma del espacio a la hora de modelar cómo las gotas cargadas de virus se mueven por el aire y revelan un mayor riesgo de transmisión para los niños en algunos casosy para personas que se mueven rápidamente en un pasillo largo y estrecho.

Investigaciones anteriores que utilizan esta técnica de simulación han ayudado a los científicos a comprender la influencia de objetos, como barreras de vidrio, ventanas, aires acondicionados e inodoros, en los patrones de flujo de aire y la propagación de virus. Es decir, generalmente han asumido un gran espacio interior abierto, pero no han considerado el efecto de las paredes cercanas, como las que podrían existir en un pasillo estrecho.

Y es que, si una persona que camina en un pasillo tose, su aliento expulsa gotas que viajan alrededor y detrás de su cuerpo. Tal y como revela este estudio, se crea una "burbuja de recirculación" directamente detrás del torso de la persona y una larga estela fluyendo detrás de ella aproximadamente a la altura de la cintura.

"Los patrones de flujo que encontramos están fuertemente relacionados con la forma del cuerpo humano. A dos metros por detrás, la estela es casi insignificante a la altura de la boca y de las piernas pero aún es visible a la altura de la cintura", explica el autor Xiaolei Yang.

Una vez que se determinaron los patrones de flujo de aire, la investigación modeló la dispersión de una nube de gotitas expulsadas de la boca de la persona simulada. La forma del espacio que rodea a la persona en movimiento es particularmente crítica para esta parte del cálculo.

Se encontraron dos tipos de modos de dispersión. Por un lado, la nube de gotas se desprende de la persona en movimiento y flota muy detrás de ese individuo, creando una burbuja flotante de gotas cargadas de virus. Y por el otro, la nube está adherida a la espalda de la persona, arrastrándose detrás de ella como una cola mientras se mueve por el espacio.

"Para el modo separado, la concentración de gotas es mucho mayor que para el modo unido, cinco segundos después de toser. Esto plantea un gran desafío para determinar una distancia social segura en lugares como un corredor muy estrecho, donde una persona puede inhalar gotitas virales incluso si el paciente está muy por delante de él o ella", asegura el experto.

El mayor peligro es para los niños, ya que en ambas opciones la nube de gotas flota a una distancia sobre el suelo que es aproximadamente la mitad de la altura de la persona infectada, en otras palabras, al nivel de la boca para los niños.

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