Playas del Cabo de Gata, la costa acantilada mejor conservada del mediterráneo

El Cabo de Gata acoge los 50 kilómetros de costa acantilada mejor conservada del litoral mediterráneo. Este rincón de la provincia de Almería, con sus indudables atractivos naturales y su benigna climatología, es una de las zonas costeras más bellas de todo el Mediterráneo.

Estamos en un ecosistema de los más áridos de Europa y reconocido internacionalmente como Reserva de la Biosfera y Geoparque. El Cabo de Gata fue el primer espacio marítimo-terrestre protegido de Andalucía.

Que este paraje pasara en 1998 a ser el Parque Natural Marítimo-Terrestre de Cabo de Gata-Níjar ha supuesto su salvación. Hoy, casi 50.000 hectáreas son del parque. Y de ellas, sus playas y calas son su gran tesoro. Estas son las que tienen más encanto y debes visitar.

Los Genoveses (San José)

Es una bahía de playa de dunas y arena fina de más de un kilómetro, con una entrada en el agua muy progresiva, por lo que resulta ideal para las familias, siempre y cuando no sople el viento. Los días de Levante, no obstante, suelen ser aprovechados por los amantes de las olas para hacer windsurf. Es otra playa virgen, con acceso restringido de vehículos privados para evitar la masificación, aunque se puede llegar en transporte público o andando –está un kilómetro del núcleo urbano–.

El Playazo (Rodalquilar)

Flanqueada por el Castillo de San Ramón, El Playazo está a tres kilómetros del municipio de Rodalquilar. Por su arena fina, su fácil acceso y sus aguas tranquilas es un lugar propicio para las familias que quieran pasar un día de playa, especialmente por las naturistas.

Los Muertos (Carboneras)

Un kilómetro de playa, con aguas cristalinas y pequeña piedrecitas blancas. Para acceder a este playa hay que caminar por un sendero pedregoso de unos 700 metros y con bastante desnivel. El espectáculo natural para la vista es único, siempre que no se mire a la izquierda, donde se divisa la central térmica de Carboneras.

Playa de San Miguel

Es una de las escasas playas urbanas del Cabo de Gata, que ocupa los dos kilómetros y medio de la barriada de San Miguel, con servicios de vigilancia, duchas, pasarelas de acceso y facilidades para las personas con movilidad reducida. Muy cerca se puede disfrutar de las vistas desde el faro.

Otras calas recónditas