Enterrar los pies en la arena puede causar infecciones por parásitos y hongos

Pies Con Arena De Playa
Una de las infecciones puede ocasionarse por la conocida como larva migratoria cutánea.
HENNEY BUGGY/FLICKR
Pies Con Arena De Playa

Jugar en la playa, enterrarnos por diversión o simplemente meter los pies en la arena mientras tomamos el sol es bastante habitual pero, ¿puede tener efectos perjudiciales para la salud? Aunque no sea motivo de alarma, hay que tener en cuenta una serie de riesgos que puede ocasionar esta costumbre, ya que la arena es el hábitat de multitud de microorganismos. 

Los parásitos, virus, bacterias u hongos también están presentes en estos ambientes y, aunque la mayoría resulten inofensivos, es cierto que algunas especies pueden provocar infecciones.

Infección por parásitos: ¿cuáles son los riesgos?

Los anquilostomas son unos parásitos que se pueden encontrar en la tierra contaminada y producir una infección. Es más común en climas tropicales y húmedos, y existen cuatro tipos de nematodos que originan esta infección: Necator americanus,  Ancylostoma duodenale, Ancylostoma ceylanicumAncylostoma braziliense

Los dos primeros afectan únicamente a los seres humanos, mientras que los otros pueden afectar a los animales (zoonóticos), principalmente a perros y gatos. Ambas variedades pueden transmitirse a las personas. Así, la enfermedad más común tras la infección con larvas de anquilostomas animales es la que se conoce como larva migratoria cutánea. 

"Los huevos de anquilostoma se encuentran en las heces de gatos y perros infectados" y, cuando estos eclosionan, "las larvas pueden infectar el suelo y la vegetación", destacan en MedlinePlus. De esta manera, al entrar en contacto con el suelo contaminado, las larvas pueden penetrar en la piel y generar una respuesta inflamatoria intensa. 

Se manifiesta a través de una erupción elevada en la piel que causa picazón, enrojecimiento e incluso ampollas. Estas huellas rojas inflamadas "pueden moverse en la piel día a día, siguiendo los movimientos de las larvas", subrayan en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). 

Estos síntomas llegan a durar varias semanas hasta que mueren las larvas. Aunque es poco frecuente, en algunos casos puede haber complicaciones y afectar al intestino delgado o a los pulmones. Por tanto, una de las principales recomendaciones es utilizar calzado u otras medidas de protección para evitar el contacto directo de la piel con la arena contaminada. 

Por otro lado, los anquilostomas que afectan únicamente a los seres humanos penetran en la piel, circulan por el torrente sanguíneo y se desplazan hasta los pulmones para ingresar en las vías respiratorias. "Con la tos, ascienden a la garganta, desde donde son ingeridos. Alrededor de una semana después de haber atravesado la piel, llegan al intestino, donde las larvas se desarrollan hasta la fase adulta", explican en Merck Manuals

En un primer momento, "puede aparecer una erupción cutánea pruriginosa en el lugar donde las larvas atraviesan la piel; después fiebre, tos y sibilancias o dolor abdominal, pérdida de apetito y diarrea", añaden. Pero si la infección es grave puede originar pérdida de sangre y anemia.

Hongos y picaduras, otros problemas habituales

Otro de los riesgos para la salud es la infección por hongos, principalmente por dermatofitos, que afectan a la piel y a las uñas. Pueden vivir en la arena y en espacios concurridos como vestuarios o duchas. De esta manera, este tipo de hongos causa erupciones, prurito o descamación en el área de la piel afectada, normalmente los pies. 

Cabe recordar que andar descalzo o enterrar los pies bajo la arena puede causar cortes y heridas que incrementen el riesgo de sufrir infecciones. "Hay que destacar que si vamos a una playa rocosa no es nada recomendable enterrar los pies ni caminar descalzo, lo ideal es utilizar escarpines o sandalias de agua para evitar cualquier tipo de problema", destacan desde las clínicas Podoactiva

Por último, en la arena también viven insectos y animales que se encuentran enterrados y que "al enterrar nuestros pies o remover la arena, pueden sentir su espacio invadido y picarnos como técnica de defensa".

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