La sopa castellana, que también conocemos como sopa de ajo, es una de las recetas más humildes de nuestra gastronomía. Como muchas otras, nace de la escasez y los tiempos difíciles, donde poco más que pan duro, ajo y huevos se podía echar a la olla.
Una receta que aguanta el paso de los años y que demuestra que la buena gastronomía no tiene porqué estar directamente relacionada con los ingredientes caros y el exceso de tontería que a veces inunda la Haute cuisine.
A la receta básica se le pueden añadir tacos de jamón o chorizo, y existen varias versiones que seguramente dependían de la economía familiar. Tradicionalmente se utilizaba agua que, en este caso, hemos sustituido por caldo.
Ingredientes
- 4-8 dientes de ajo (dependiendo de si nos gusta más fuerte o más suave)
- 100 gr. de pan (mejor si es del día anterior)
- 15 gr. de pimentón de la Vera (una cucharada)
- 1 litro de caldo de carne o verduras (también puede utilizarse agua)
- 3-4 huevos (uno por persona)
- 80 ml. de aceite de oliva virgen extra
Preparación
Calentamos el aceite en el vaso 5 minutos a 120º y velocidad 1 sin poner el cubilete.
Laminamos los ajos de forma manual y los añadimos al aceite caliente. Freímos 4 minutos a 120º con el giro inverso y velocidad cuchara.
Echamos al vaso el pan cortado en rebanadas y freímos 2 minutos más a 120º con el giro inverso y velocidad cuchara.
Añadimos el pimentón y mezclamos 40 segundos con giro inverso y velocidad cuchara.
Incorporaos el caldo y cocinamos 20 minutos a 100º y velocidad 1.
Echamos los huevos (sin cascara, claro) por el orificio del cubilete y lo tapamos rápidamente. Mezclamos 5 segundos a velocidad 2, o nos saltamos este paso si preferimos dejar los huevos enteros. Dejamos que los huevos se escalfen con el caldo y listo para servir.
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