Baños públicos: el mito de la taza del váter y objetos que usas en casa que son menos higiénicos

Las infecciones en aseos públicos no suelen llegar a través de la taza, como muchos creen.
GTRES

Ir a un aseo público a veces genera apuro y los hay que optan por aguantar el tiempo que sea necesario para intentar llegar a casa si es posible. Dejando al lado que en algunos de estos aseos la higiene brille por su ausencia ante la dejadez de los dueños por su limpieza, lo cierto es que, en condiciones normales y ante un mantenimiento adecuado, existen algunos datos sobre los aseos públicos que pueden sorprender.

Como cuentan desde Medical Daily haciéndose eco de un videorreportaje de Asap Science, en nuestro hogar existen algunos elementos que acumulan muchísimas más bacterias o materia fecal de la que podemos encontrar en un aseo público. Sin embargo, a ninguno de los elementos anteriormente citados les otorgamos especial atención en el aspecto higiénico.

Por ejemplo, una tabla de cortar puede llegar a acumular 200 veces más materia fecal que el asiento de un inodoro en un baño público. De la misma manera, la esponja o el estropajo para fregar platos, cubiertos y vasos llega a acumular hasta 200.000 veces más bacterias que aquellos.

Y qué decir de la pantalla del móvil. Está demostrado que en ella pueden encontrarse hasta 30 veces más bacterias que en la taza del váter.

Un comportamiento típico a la hora de usar un inodóro público es recubrir de papel higiénico la zona sobre la que nos sentamos o intentar flexionarse lo máximo sin llegar a apoyarse. Los expertos señalan dos cosas sobre este hábito. Por un lado, si no hay una herida abierta en la zona que apoyamos raro es que uno se infecte y, por otro, es más fácil llevarse bacterias en las manos que en cualquier otro sitio de nuestro cuerpo. De lo que hay que preocuparse es, pues de lavarse bien las manos una vez se vaya a salir de uno de estos aseos.

En ocasiones, algunas infecciones sufridas tras el paso por un aseo público y achacadas a sentarse en la taza se producen en realidad por no lavarse las manos y llevarlas a diferentes zonas del cuerpo.