¿Cómo saber si tengo mastitis durante la lactancia? Síntomas, consejos y tratamiento

En España, muchas mujeres sufren mastitis durante la lactancia, pero esto no es un motivo para dejar de dar el pecho. Así es como se recomienda tratarla. 
La lactancia no es un periodo sencillo.
La lactancia no es un periodo sencillo.
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La lactancia no es un periodo sencillo.

La mastitis es una inflamación dolorosa generada en el tejido mamario y puede provocar una infección bacteriana. Esto se traduce no solo en dolor, sino que también en hinchazón, calor y enrojecimiento de las mamas. También puede generar fiebre y escalofríos.

Afecta con mayor frecuencia a las mujeres que están dando el pecho, lo que se denomina mastitis de lactancia. Sus síntomas suelen desarrollarse rápidamente y pueden incluir una zona inflamada en el pecho, así como notar los senos calientes y dolorosos al tacto, e incluso la aparición de manchas rojas. 

¿Cómo empiezan los síntomas de la mastitis?

Una vez se ha realizado la mastectomía, los expertos realizan la reconstrucción del pezón y la areola.
La mastitis se caracteriza por la hinchazón y el dolor del pecho.
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Además de los síntomas ya nombrados, existen ciertos aspectos que pueden indicar que padeces mastitis, como la sensibilidad o calor al tacto en las mamas, el engrosamiento del tejido mamario, un bulto en el pecho, dolor o sensación de quemazón continua o durante la lactancia, enrojecimiento de la piel, malestar general y tener una fiebre igual o superior a 38,3 °C.

Por otro lado, el principal factor desencadenante de la mastitis es la estasis de leche, lo que provoca la obstrucción de un conducto galactóforo dentro de la mama o en la abertura del propio conducto. 

Una obstrucción en la abertura de un conducto lácteo se manifiesta por la aparición de una mancha blanca dolorida de aproximadamente 1 mm en el pezón, conocida como 'bleb', que es una capa epitelial o una acumulación de material aceitoso. 

¿Cuánto dura la mastitis de lactancia y cuál es su tratamiento?

Una de cada tres madres abandonan la lactancia materna en España por causas laborales y sociales
Los estudios afirman que no se debe abandonar la lactancia si se padece mastitis.
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Un estudio publicado en el Journal Clinic of Medicine indica que la lactancia protege contra las infecciones infantiles, permite un posible aumento de la inteligencia y una reducción del sobrepeso y la diabetes, además de ser beneficiosa para las mujeres lactantes. Por ello, es importante ayudar a la madre a superar dificultades como la mastitis y a continuar con la lactancia. 

La elección de un tratamiento adecuado y el suministro de instrucciones terapéuticas a la paciente son cruciales para la curación, para una duración satisfactoria de la lactancia y para prevenir complicaciones para la madre y el bebé. Una mastitis mal tratada puede causar el cese prematuro de la lactancia materna, y causará sufrimiento tanto a la madre como al bebé. 

Con un buen tratamiento, la mayoría de los casos de mastitis de la lactancia empiezan a mejorar en un plazo de 1 ó 2 días y se resuelven finalmente al cabo de 1 ó 2 semanas. En estos casos, se recomienda acudir al médico para que se recte una medicación acorde al tipo de mastitis que padezcas. 

También se recomiendan ciertos hábitos que puedes realizar desde casa para ayudar a aliviar los síntomas

  • Hielo: una bolsa de hielo ayudará a reducir la inflamación. Debes hacerlo mientras te tumbas boca arriba para que la inflamación drene hacia los ganglios linfáticos. No debes aplicar calor.
  • Analgésicos: el uso de antiinflamatorios de venta libre, como el ibuprofeno o el naproxeno, puede reducir la hinchazón y el dolor.
  • Drenaje linfático: el drenaje linfático consiste en ejercer una suave y ligera presión desde el pecho hacia los ganglios linfáticos situados por encima de las clavículas y en la axila. Reduce la inflamación al mover el líquido. 
  • Masaje por presión inversa: este tipo de masaje reduce la inflamación de la areola y el pezón al desplazar el líquido. Permite que el bebé se agarre más fácilmente al pecho. Para realizarlo, coloca dos dedos alrededor de la base del pezón, aplica presión y, a continuación, retira los dedos del pezón. Hazlo en varios ángulos alrededor del pezón.
  • Utiliza un sujetador con soporte: un sujetador de apoyo no es ajustado y no ejerce más presión sobre el pecho.

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