La exfoliación es un acierto seguro dentro de la rutina facial, o lo que es lo mismo, es uno de los grandes secretos fundamentales del cuidado facial. Así es la forma óptima para poder lucir un cutis brillante, luminoso, sano, uniforme, y sin ningún tipo de impurezas.
Es altamente recomendada para todos los tipos de piel, pero para las pieles grasas más lo es. Así lo afirman expertos en España como el doctor Eduardo López Bran, fundador de la Clínica Imema. "Un cutis con tendencia acneica necesita más que nada ser exfoliado, para así poder eliminar la suciedad y evitar la obstrucción de los poros".
La exfoliación actúa como principio base para conseguir una piel radiante, luminosa y sin imperfecciones. Un proceso que consigue dar la luminosidad necesaria a cualquier rostro. Además, realizándolo de forma metódica y constante, conseguiremos que todos los productos cosméticos que utilicemos penetren mejor y de forma más uniforme en nuestra piel. Un proceso sencillo que se puede conseguir mediante distintos protocolos en casa, o bien en un centro de belleza. Con esta segunda opción obtendrá mejores resultados, claro.
Si vas a apostar por un nuevo tratamiento de belleza, lo mejor es que te pongas en manos de un experto y consultes con él cuáles son las necesidades específicas de tu piel y cómo debes actuar. En el caso de la exfoliación, si buscas que sea profunda, lo mejor es que acudas a tu centro dermatológico. Ahí se adaptarán a tu tipo de piel y verás que obtendrás muy buenos resultados. Pero hay una pregunta que a todas nos surge, y es el cara al verano. ¿Qué debemos hacer cuando el calor se avecina?
Pues bien, en épocas estivales como el verano, lo más recomendable es exfoliarse de forma muy suave, o si es posible, no exfoliar nada. Así es como lo asegura el doctor Eduardo López Bran, que según todos sus conocimientos, la razón que hay es muy simple y tiene que ver con los efectos de las radiaciones ultravioletas en nuestra piel. Si exfoliamos y nos ponemos bajo el sol, solo conseguiremos el efecto contrario, que es la aparición de las pigmentaciones, como las machas y los puntos negros. Además de ello, implicaría un auténtico riesgo, porque en este caso la probabilidad de que la piel se pueda quemar incrementaría.
Si queremos evitar las manchas a toda costa, pero necesitamos seguir exfoliando la piel porque padecemos de acné, por ejemplo, en este caso deberíamos hacerlo de forma mucho más suave que en el resto del año. Otra medida necesaria tanto si exfoliamos como si no lo hacemos, es la del uso del protector solar. Debemos reaplicarlo periódicamente durante exposiciones largas, para así evitar a toda costa las quemaduras y demás signos que puedan envejecer nuestra piel a causa del sol.
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