¿Por qué deberías dar unos golpes en el capó de tu coche antes de arrancarlo por las mañanas?

A lo largo de esta semana el mercurio ha ido descendiendo y se espera que las temperaturas bajen aún más durante los próximos días. El frío es acérrimo enemigo de la mecánica de los vehículos, ya que afecta al funcionamiento de numerosos componentes como la batería, y además puede llegar a congelar algunos elementos como los cristales o incluso el bombín de la cerradura. 

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Pero además de impedir conducir con seguridad y comodidad, el frío pone también en riesgo la vida de ciertos animales que tratan de huir de las bajas temperaturas. En concreto, los gatos callejeros buscan calor para pasar las noche más frías de invierno cobijándose entre las ruedas de los coches, debajo del capó e incluso entre el motor. 

Este instinto de supervivencia animal les pone en peligro a ellos y a los conductores. Primero, porque de arrancar el coche sin darnos cuenta que había un gato resguardado ponemos en peligro la vida del animal, como explican desde Innova Veterinaria, ya que los daños que pueden sufrir son desde arañazos hasta perder la vida. Y segundo, porque este incidente puede provocar daños en el motor el motor del coche. 

Para conseguir que los gatos que pueda haber alojados en nuestro coche salgan de debajo del vehículo, solamente hay que realizar un simple gesto: dar unos golpes en el capó del coche. Así lo recuerda la Policía Nacional en su cuenta de Twitter.

Cuando en estas mañanas invernales salgamos a coger el coche para ir a trabajar, es aconsejable golpear con la fuerza justa el capó para ahuyentar al animal. Si vemos que el animal no se da por aludido y no sale, podemos tocar el claxon o cerrar la puerta para forzarlo a salir. 

También puede suceder, como explican desde Mapfre, que el animal se haya quedado atrapado entre los mecanismos del motor. En este caso deberemos estar atentos a cualquier maullido o sonido que podamos escuchar e intentar sacarlo con la mayor delicadeza posible. Si nos resulta imposible, lo mejor será llamar a las autoridades competentes o a alguna protectora de animales. Si el gato ha sufrido daños aunque lo hayamos podido sacar, también será lo más aconsejable (y lo más cívico llevarlo al veterinario) o ponerse en contacto con estas organizaciones.