Cómo y por qué los coches van a monitorear y controlar a sus conductores

La tecnología, a veces, supera al hombre. Es la filosofía que está detrás del desarrollo de los coches autónomos, con los que se espera poder reducir los accidentes de tráfico que tienen el factor humano como causa principal. Después de la llegada de los asistentes a la conducción (más conocidos como ADAS), de los que varios serán obligatorios en la fabricación de coches nuevos a partir del año que viene, llega la supervisión al conductor durante la conducción. 

Se trata de los sistemas DMS, un equipamiento de vigilancia que ya está en marcha en muchos modelos de reciente fabricación y uno de los ítems que el EuroNCAP contempla para otorgar sus ansiadas cinco estrellas a los coches que pasan su examen. Se espera que su desarrollo implique el uso de la inteligencia artificial para mejorar la predicción y el análisis de los gestos del conductor.

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Los DMS son unos sistemas que a través de la inteligencia artificial, otra serie de sensores infrarrojos y cámaras son capaces de notar cuándo el conductor no está del todo centrado en la carretera y, al mismo tiempo, pueden avisar de que algo no va bien. Algunos supervisan el movimiento de los ojos y la posición de la cabeza para detectar fatiga o posible somnolencia, estudian el parpadeo del conductor y detectan cuando la mirada se desvía hacia la pantalla del móvil; mientras que otros avisan cuando se han retirado las manos del volante durante un lapso de tiempo excesivo. 

La atención, siempre en la carretera

¿Por qué son necesarios? La Comisión Europea tiene como objetivo conseguir que, al igual que los ADAS, los DMS también sean obligatorios. Y es que se prevé que a través de estos sistemas la atención del conductor no disminuya al confiar y relegar la seguridad vial en los métodos de asistencia. Desde EuroNCAP, tras un estudio reciente, se ha descubierto que es de suma importancia que el conductor no considere que el coche conduce por él y esté involucrado siempre durante el manejo del vehículo. 

Un punto a favor de las cámaras de los DMS, también instaladas en el salpicadero, es que no necesitan ser recalibradas cuando se sustituye el parabrisas. Al estar centrado en los gestos del conductor, estos sensores no necesitan trabajar con una precisión milimétrica como lo hacen los ADAS.