Para un buen homenaje a la hora del desayuno o de la merienda, nada como un manjar dulce y frito: los churros. Combinados con una taza de chocolate caliente, son uno de los platos más conocidos y copiados de la gastronomía española. Nuestras ciudades están repletas con cientos de churrerías donde probar los mejores churros del país. Pero, en ocasiones, puede que nos apetezca salirnos de los clásicos y probar una 'versión 2.0' de los churros tradicionales.
La churrería Schotis, situada en un pequeño local del barrio madrileño de Chamberí (Santa Engracia, 55), es uno de esos establecimientos que tratan de darle a los churros con chocolate una nueva imagen, demostrando que la tradición y la modernidad pueden ir de la mano.
Se definen como una churrería "neocastiza", un local donde el producto más clásico de la cocina española, los churros, se reivindica y se reinventa con nuevas fórmulas e ideas. Detalles como su nombre o su logo también hacen un guiño a la tradición. Schotis proviene del vocablo schottisch (escocés, en alemán), el baile que se puso de moda en Alemania y Centroeuropa y que más tarde llegó a España, derivando en el actual chotis. El logo de la marca adopta el aspecto de un minimalista clavel de color rojo, como indica el punto que lo acompaña.
De té matcha a chocolate rubí
Esta churrería nació con la idea de actualizar el negocio de los churros y adaptarlo a los consumidores del siglo XXI. Por ello, los dulces fritos que se cocinan en Schotis se pueden personalizar a gusto del consumidor. Además, también reinterpretan la forma y el tamaño de los clásicos churros que todos conocemos.
La cobertura de los churros se hace con chocolate belga de diferentes sabores: desde los clásicos como el chocolate con leche, el negro y el blanco hasta algunos más originales como un chocolate verde hecho a base de té matcha, chocolate rubí en color rosa o uno de caramelo. Los churros se pueden completar con una de las muchas posibilidades de toppings que ofrece el local: fideos de colores, oreo, galleta, nubes, avellana, fresa, dulce de leche, virutas de fresa, de 3 chocolates...
Pero los churros de lazo no son los únicos protagonistas en Schotis. Bajo la etiqueta de 'Fritters', la carta de esta churrería incluye también porras, 'Mads' (churros rosca mini), 'Schotis' (flores fritas) y 'Pichis', la versión mini de los churros de siempre que se vende en cajas de 12 unidades. Todos estos fritos se pueden tunear al gusto del consumidor, con las coberturas, glaseados y toppings que se prefiera. Incluso, por qué no, se puede combinar hasta con helados.
La carta de Schotis incluye también sus chocolates calientes: español, belga o su cocktail de chocolate belga con Baileys, nata y perlas de chocolate. Asimismo, se pueden encontrar otros curiosos productos como los 'Cojonudos', bollitos artesanos de hojaldre, mantequilla y miel elaborados de manera artesanal en Montejo de la Sierra, Madrid.
La idea detrás de esta churrería es darle un lavado de cara a los clásicos churros con chocolate, pero buscando ingredientes de la mayor calidad para, como dicen en su web, poder "disfrutar de la vida sin remordimientos". El chocolate belga que utilizan es de la máxima calidad y los ingredientes de sus fritos no pueden ser más básicos: agua, harina y sal. "Nosotros nos encargamos de seleccionar las mejores materias primas para convertirlo en tu desayuno y merienda preferidos libres de culpa", aseguran desde Schotis.
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