Congelar alimentos es una buena forma de evitar intoxicaciones. Es una de las técnicas más seguras para conservar los alimentos y evitar la contaminación por microorganismos. ¿Se puede congelar todo? Bien sabemos en España que no. Pero tal vez no todo el mundo sepa que el queso sí se puede congelar.
No todo el queso. Digamos que la congelación es un proceso agresivo que puede dar al traste con algunos quesos. La congelación no destruye sus nutrientes, pero afecta a su textura y calidad. Cuando congelamos queso se forman pequeños cristales de hielo en su interior que alteran su estructura interna.
Lo vemos al descongelarlo. El queso libera agua, lo que significa que se ha secado y se ha desmoronado. Su estructura interna, que en boca es su textura, se pierde y en su lugar puede quedar una textura harinosa.
Hay que prestar atención a dos características
Así que sí, hay quesos que podemos congelar sin que se estropeen y sin que esto suponga ningún riesgo alimentario. Para ello, hay que atender a dos características del queso: la cantidad de agua y la cantidad de grasa. Pero si lo hacemos debemos asumir que puede que perdamos gran parte de su aroma y sabor.
Los quesos que son muy cremosos o tienen un elevado contenido en grasa y agua, pierden la textura al separarse los componentes debido a la congelación, explica Consumer. Los curados son mucho más secos, es decir, tienen poca agua. De manera que nos llevamos por delante su textura: al descongelarlo se rompe y se desmenuza.
Cómo y dónde guardo el queso
- El amante del queso lo guarda en una zona no muy fría de la nevera y no en papel film, ni de aluminio o envasado al vacío. Lo ideal es tener papel microperforado, que es el que utilizan las buenas queserías. Pero si no tenemos, que será lo normal, podemos usar papel de horno, papel parafinado o papel encerado. Bueno, no todos los quesos tienen la misma temperatura adecuada de conservación. Eso varía en función de su edad, de su dureza, del tipo de leche que se ha utilizado... Cada queso nos pide un tipo de conservación diferente para mantener todo su sabor y la textura adecuada. Pero, por ejemplo, el queso curado no debemos guardarlo en la nevera.
Así, los quesos de tipo cremoso y los curados es mejor no congelarlos. Tampoco es recomendable congelar los quesos naturales y frescos, ya que la textura se puede ver afectada y, también, pierden su sabor. Los quesos más tiernos, en cambio, con una proporción de grasa de un 40%, aguantan mejor la congelación y el producto se altera menos.
Para congelarlos, es mejor hacerlo en porciones pequeñas, ya que es más práctico y se descongelará más rápido llegado el momento. Por último, hay que tener en cuenta que, cuando se descongele, es mejor consumirlo y no volverlo a congelar de nuevo.
Propiedades del queso
El queso es uno de los productos lácteos preferidos y más apreciados por todo el mundo. Debido a que este producto se elabora a partir de leche, comparte muchas de sus propiedades y beneficios, siendo un alimento perfecto para incluir en todo tipo de dietas sanas y equilibradas.
En el proceso de elaboración del queso se elimina el agua presente en la leche, lo que hace que sus proporciones en vitaminas, minerales y proteínas sean muy diferentes, ya que el queso concentra más estos nutrientes que los otros derivados lácteos. Es muy rico en micronutrientes que son necesarios para el correcto funcionamiento del organismo.
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