A todo el mundo le gusta disfrutar de la gastronomía de España o probar los sabores de nuevas culturas del resto del mundo y saciarnos de nuevos productos, pero ¿qué pasa con la comida que tomamos de camino a esos nuevos destinos?
En muchas compañías de vuelo ofrecen algún aperitivo que ameniza el viaje o una contundente comida en caso de que el vuelo sea de larga duración, sin embargo, muchas veces las probamos y nos damos cuenta de que su sabor es completamente distinto al que estamos acostumbrados. Esto tiene una explicación científica.
¿Por qué la comida sabe diferente en un avión?
La respuesta a esta pregunta que la mayoría de viajeros se han hecho alguna vez cuando han cogido un avión y han querido degustar un plato en medio de su vuelo tiene que ver tanto con la propia estructura del avión como con la humedad.
La presurización de la cabina acaba provocando alteraciones momentáneas en nuestro sentido del olfato, que es clave y se relaciona directamente con las papilas gustativas. En el momento en el que ingerimos cualquier alimento, muchas partículas ascienden por la parte de atrás del paladar y acaban en nuestra cavidad nasal. Por otro lado, a cierta altitud también hay falta de humedad y ciertas vibraciones y sonidos que alteran la percepción de los sabores.
Alimentos que saben igual dentro de un avión
A pesar de esto, existen algunos alimentos que sí que nos pueden saber igual porque son capaces de mantener sus propiedades casi intactas independientemente de la altitud a la que estemos. El 30% de nuestras papilas gustativas se quedan inoperativas durante los vuelos, por lo que se reducen las posibilidades de detectar igual algunos sabores como el salado o el dulce, presente en la mayoría de menús de las aerolíneas. Esto no sucede, por ejemplo, con otros tipos de sabor como pueden ser el ácido o el amargo.
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